lundi 29 février 2016

70- El espíritu de las plantas -5- Sufrimiento

SUFRIMIENTO VEGETAL

El vegetarismo y el veganismo reciben una acogida en crecimiento. Uno de los argumentos esenciales evocado es el rechazo del sufrimiento animal. Este sufrimiento sirve de base, tanto en el momento del sacrificio, como durante la fase de cría.



Numerosos artículos o reportajes denuncian las ganaderías industriales en las que se ven los animales en condiciones discutibles. Como siempre en esos documentales sensacionalistas, cuyo propósito es sobre todo de conseguir un alto nivel de audiencia, se olvida indicar que una amplia mayoría de los animales están criados en excelentes condiciones, con pasto y un espacio suficiente para poder moverse mucho.
Algunos escándalos recientes referentes a mataderos mal llevados han venido a reforzar esas críticas, pero ocultando que la gran mayoría de los mataderos están bien llevados y cumplen con las normas de ética.


Pero esas personas, que han elegido no consumir carne por oposición al maltrato animal, se niegan totalmente a cuestionar el sufrimiento vegetal (ver por ejemplo http://filosofiavegana.blogspot.com.es/2012/06/y-que-pasa-con-las-plantas.html).

Las plantas no se quejan, no chillan, es su error. No saben cómo hacerse escuchar por los humanos. Los humanos siempre han considerado las plantas como seres inertes, que sirven para producir, para fabricar herramientas, casas y numerosos objetos del día a día o para calentarse. Total, las plantas son accesorios, de los que nos repiten desde varios años que son imprescindibles, ya que es gracias a ellas que tenemos aire para poder respirar, que conforman bellos paisajes y producen alimentos y flores. Y a fin de cuenta no va mucho más allá de esto.

La ciencia tradicional piensa que las plantas no sienten dolor por al menos dos motivos:
-       Por una parte, no tienen receptor de dolor del mismo tipo que los animales, los nociceptores.
-       Por otra parte, no tienen motivo para sentir dolor. Para los animales, el dolor sirve para poner en acción los reflejos de protección, especialmente la huida. Los vegetales no tienen la posibilidad de huir, con lo que no tienen motivo para sentir dolor.

Pues, ¿sienten dolor las plantas?
Varios equipos científicos en todo el mundo trabajan sobre este tema.
Mira por ejemplo este corto video del Smithsonian’s Channel (en inglés, pero fácil de entender).


La experiencia está realizada sobre la mimosa sensitiva (Mimosa púdica), una de las pocas plantas que reaccionan de manera muy visual a las estimulaciones.
La primera parte nos enseña que las plantas pueden estar “anestesiadas por” éter, que es capaz de dejarlas “dormidas” hasta el punto que dejan de reaccionar a las estimulaciones. Parece que el éter bloquea la transmisión de señales eléctricas en la planta, de una manera comparable al bloqueo que hace de nuestros neurotransmisores. ¿Cuál es el proceso que permite esta transmisión? Es un misterio. Los científicos solo están en la fase de observación, las conclusiones llegaran más adelante. Este fenómeno existe, como lo demuestra esta experiencia. Ahora queda analizarlo y entenderlo.
La segunda parte del video muestra cómo, durante una agresión, si la planta no ha sido anestesiada, emite una señal eléctrica de reacción. Transmite una información a la parte no afectada por la agresión. ¿Sera una señal de sufrimiento? Nadie lo puede decir en la actualidad. Es probable que sea una señal de desemparo, que permite al resto de la planta de activar sus medios internos de autodefensa (ver mi post sobre la autodefensa de las plantas https://culturagriculture.blogspot.com.es/2015/09/52-el-espiritu-de-las-plantas-2.html).
Pero parece claro que existe, en las plantas, un “sistema eléctrico” de transmisión de informaciones de una zona a la otra.


Durante siglos hemos pensado que los animales no sufren, que las mujeres no tienen alma y que los niños pequeños no sienten el dolor. Hemos tenido que aceptar la evidencia. Del mismo modo, nos hemos dado cuenta que la Tierra gira sobre sí misma, que da vueltas alrededor del Sol y que no es el centro del Universo. En otros tiempos, personas habrían sido llevadas a la hoguera por tales afirmaciones. Sin embargo, actualmente lo sabemos perfectamente, tenemos todas las pruebas deseadas y nadie, a parte de algunos locos, lo pone en duda. Total, el ser humano progresa en su comprensión del Universo y de su entorno gracias a la ciencia.
Es muy posible que en los próximos años, la ciencia demuestre que existe un verdadero sufrimiento vegetal.

El mundo vegetal es una de las grandes vías de descubrimientos para las próximas décadas o los próximos siglos. Los progresos recientes en su comprensión, nos permiten saber que el mundo vegetal es mucho más complejo y organizado de lo que pensábamos, y que las plantas tienen mecanismos muy diferentes de los animales, que les permite reaccionar a su manera frente a situaciones del mismo tipo.
¿Tendremos entonces que dejar de comer productos vegetales? Pasar de omnívoro a vegetariano, es fácil, de vegetariano a vegano, un poco más complicado, pero se hace. Sin embargo, pasar de vegano ¿a qué?
Muchos descubrimientos harán cambiar nuestra visión de las plantas, así como nuestra relación a los vegetales. ¿En qué dirección? No lo sé. Personalmente, estoy dispuesto a pensar que nuestro conocimiento de las plantas nos permitirá, en un futuro probablemente bastante lejano, interactuar con las plantas, para ir hacia una agricultura aún más sostenible y productiva, en la que la planta jugará un papel activo.

Pues el vegetarismo y el veganismo, ¿son razonables?
¿Debemos luchar contra el maltrato animal alimentándose exclusivamente con plantas?
Y si se demuestra que las plantas sufren, ¿Cómo tendremos que reaccionar?
Graves cuestiones éticas cuyas respuestas solo pueden ser individuales y personales.
Solo puedo emitir una opinión. No existe ninguna verdad absoluta actualmente. Pero esta verdad llegara. A relativamente corto plazo, sabremos con certeza lo que sienten las plantas cuando se les coge las frutas (lo que es el caso de la mayoría de las frutas y hortalizas), se les arranca (como en el caso de las zanahorias, nabos, rábanos, patatas, batatas, etc.), se les corta (lechugas, espárragos, brotes de bambú, etc.) para alimentarse, o que se les poda, como es el caso de los frutales, de los bosques o de las flores cortadas.


Es cierto que el ser humano es un súper depredador, cuyo organismo está hecho para digerir y asimilar elementos de procedencia vegetal tanto como de procedencia animal. Negarlo, es simplemente negar la Naturaleza.
¿Deberíamos hacer que los leones o los leopardos se vuelvan vegetarianos para evitar el sufrimiento de los antílopes o de las cebras? Es cierto que existen monjes tibetanos que crían tigres que solo alimentan con productos vegetales. Pero, ¿Qué pasaría si esos animales fueran liberados y soltados en la naturaleza? ¿Seguirían vegetarianos? Estoy convencido que no. Su instinto de depredador carnívoro volvería a la superficie. Se volverían a convertir en tremendos cazadores. Es la ley de la Naturaleza. El equilibrio natural exige que existan depredadores.
Por otra parte, nuestro dolor y nuestro sufrimiento ante la muerte no tienen nada que ver con los de los animales.  Cuando lobos atacan a un rebaño de ovejas y matan a dos, por ejemplo, ¿Qué hace el resto del rebaño? Una vez pasado el momento de susto y de instinto de supervivencia, el mismo instinto de supervivencia les lleva a seguir paciendo tranquilamente, hasta el siguiente ataque. Nada de duelo ni de lágrimas, solo un momento de susto.

Hay que luchar contra los abusos de los humanos contra la Naturaleza de manera general, es evidente, pero no creo que esa sea la manera de hacerlo. Porque con este modo de pensar y los conocimientos actuales, es también evidente que si uno rechaza el sufrimiento de los animales, también debe rechazar el riesgo, aunque todavía dudoso, de hacer sufrir a las plantas.

¿Deberá, el ser humano dejar de alimentarse para no hacer sufrir ni los animales, ni las plantas? Por supuesto que no. Sin embargo, puede reflexionar sobre los métodos de producción y modificarlos, para hacerlas más respetuosas con las plantas y los animales. Lo que no significa que estoy a favor de la agricultura ecológica. En mi opinión, no tiene nada que ver y, como ya lo he explicado en varias ocasiones, los métodos de producción integrada son al menos igual de respetuosos  del medio ambiente, sino más, que los métodos de producción ecológica.
Esta humanización extrema de todos nuestros procesos de producción es ridícula, desde mi punto de vista, y representa un freno a la evolución hacia una agricultura más sostenible. Es aún más ridícula sabiendo que en la mayoría de los casos, procede de los que son los que luchan contra una visión antropocéntrica del mundo. Pero, ¿existe algo más antropocéntrico que de querer prestarles a los animales unas sensaciones y unos sentimientos humanos?
Lo que no autoriza a hacer cualquier cosa. Defiendo una agricultura integrada, ética, productiva y respetuosa de las personas que dependen de ella (trabajadores y consumidores), de las poblaciones del vecindario y del medio ambiente.

A modo de conclusión, quiero traducir un extracto de un trabajo del que te recomiendo la lectura completa (en francés), titulado “¿Existe una equivalencia del dolor humano en los vegetales?”


“Hemos visto por nuestros estudios que durante una agresión, los vegetales ponen en marcha un sistema de defensa basado en reacciones en cadena. Aunque dispongan de receptores, no disponen de órganos de interpretación como el cerebro en el caso de los humanos. Hemos visto que en los humanos, el dolor esta modelizado a nivel del cerebro. Con esto se puede decir que las plantas no sufren según el concepto del ser humano. Hay que reconocer sin embargo, que nos es difícil concebir otra forma de existencia del dolor, ya que nuestra fisiología es muy diferente de la de los vegetales, o incluso de algunos animales. Nuestra forma de pensar es, de algún modo condicionada por nuestra especie y el hecho de imaginar otros modos de funcionamiento resulta más difícil. Los vegetales pues, podrían percibir cosas que ni siquiera somos capaces de imaginar. Hemos desarrollado aquí la hipótesis que las plantas pueden sufrir, si consideramos el dolor como un elemento esencial a la supervivencia de la especie.”


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