dimanche 29 mars 2020

147- Gracias agricultor, por llenar nuestra despensa


¡GRACIAS, AGRICULTOR, POR LLENAR NUESTRA DESPENSA!

Bajo este título, José Antonio Arcos, periodista español especializado en información agrícola, centrado especialmente en España y Europa, publicaba hace unos días un elogio a los agricultores en su página web, que aconsejo a todos los que se interesan por la agricultura y la producción de alimentos.



Desde varias semanas, con la crisis actual del Covid-19, todos estamos muy sensibilizados y agradecidos de la tremenda labor de todos los cuerpos médicos, muchas veces llevada a cabo en condiciones difíciles y a veces precarias, con una increíble dedicación en esos tiempos especialmente difíciles que nos ha tocado vivir.

José Antonio Arcos ha querido recordarnos que los agricultores siguen produciendo los alimentos que necesitamos, y que gracias a su labor diaria y a pesar de la situación de confinamiento, seguimos disponiendo de alimentos de calidad, aunque la vida económica de nuestros países este casi paralizada.

Quiero unirme a este elogio, como consumidor, y también como agricultor. Gracias a todos.
Gracias igualmente a todos los trabajadores agrícolas que siguen con su dura labor en el campo a pesar de la situación tan tensa que estamos viviendo. Sin ustedes, muchas fincas estarían paradas a pesar de la buena voluntad de los agricultores.

Imagen propia

“Si podemos estar en casa durante quince días y los que vengan con la despensa llena es gracias a los agricultores. Solo gracias al sector primario – ya sean pescadores, ganaderos o agricultores – podemos luchar contra el hambre y la desesperación de una situación como la que estamos viviendo en España por el coronavirus. No hay hambre porque hay alimentos. Hay alimentos porque hay productores (agricultores, ganaderos y pescadores).

Gracias a esa labor de los hombres y mujeres de la España Vaciada*, comemos todos. La España Vaciada o Vacía, la España rural está dando vida a la España urbanita y a cada mesa en la que se pone un plato. Ellos son mis héroes.

En valor la soberanía alimentaria

Quizá ahora los millones de españoles que viven al margen de la agricultura y de los diferentes sectores de actividad del mundo agro puedan comprender el concepto de soberanía alimentaria. Estas dos palabras que durante estas semanas atrás han estado sacando a la calle los agricultores y ganaderos por toda España no están vacías de contenido.

Soberanía alimentaria significa la capacidad que tiene una nación de autoabastecerse. El mejor ejemplo lo vemos estos días en los que millones de consumidores han hecho masivamente compras de alimentos y han encontrado productos con los que llenar sus cestas. Esos productos, esos alimentos, no nacen por generación espontánea en un supermercado o en una frutería, esos alimentos sin los cuales nada sería posible los produce un agricultor. Es su creador.

Esa soberanía alimentaria tiene un significado aún más profundo en situaciones de crisis como la actual, por el coronavirus, ante hipotéticas limitaciones o cierres en frontera. La soberanía alimentaria permite que, al margen de lo que pueda ocurrir en el exterior, un país sea capaz de alimentar a su población.

Gracias agricultor y ganadero, hombres de la tierra. Gracias pescador, hombre de la mar.

Cuando salgamos de esta pandemia (COVID-19), porque seguro que entre todos juntos venceremos al virus, cuando ocurra (que ocurrirá) por favor recordad que no podemos dejar caer a nuestro sector primario que es el que nos da de comer. Es prioritario.

Aparte de que muchos ahora puedan comprender qué es la soberanía alimentaria, también entenderán porque los #AgricultoresAlLímite son un sector estratégico.

Sin agricultura, nada (‘Sine agricultura, nihil‘**). Ellos son mis héroes. Un aplauso por todos ellos”.

*La expresión España Vaciada ha cogido fuerza desde unos meses para ilustrar los efectos del éxodo rural, de la explosión demográfica y económica de las grandes urbes del país, y de la falta de recursos económicos, técnicos y tecnológicos de la que sufren cada vez más las zonas rurales, sin que aparentemente haya una voluntad política de influir sobre esa tendencia. Es también un movimiento de reivindicación de derechos para esas regiones inmensas, imprescindibles a la soberanía alimentaria del país, y abandonadas por los gobiernos sucesivos.
** "Sine agricultura, nihil" es el lema en latín del cuerpo de los ingenieros agrónomos españoles.


Esta crisis podría ser el revelador de las políticas inadecuadas de las últimas décadas, que han visto el tejido industrial, artesanal y agrícola modificarse profundamente en los países industrializados.
Los mercados de los países ricos se han convertido en un gran campo de batalla de precios, abocando muchas actividades y empresas de los sectores primario y segundario a desaparecer o a buscar suerte en países donde los costes son mucho más baratos, aunque mucho más lejanos.
En el mismo tiempo, por motivos que ya he explicado en varios artículos, la población urbana ha perdido el contacto con su agricultura y ya no sabe lo que es el trabajo del campo, lo exigente que es, los riesgos que tiene que soportar el sector de producción para que todos y cada uno de los consumidores puedan acceder en todo momento a una alimentación abundante, diversa y sana, a precio muy accesible.

Pero esta evolución tiene consecuencias que empezamos ahora a medir de verdad, en términos medioambientales y económicos por supuesto, y últimamente también en términos de seguridad sanitaria y de soberanía alimentaria.

Estamos ahora mismo en plena crisis sanitaria. Cada vez más países toman decisiones drásticas de confinamiento, más o menos realistas según el país. Cuanto más estricto sea el confinamiento, mayor es el número de actividades afectadas.
En España, solo las actividades vinculadas con la salud, la seguridad, la higiene, la comunicación y la alimentación siguen teniendo derecho de funcionar. El resto de actividades solo pueden funcionar por teletrabajo. Es cuando nos damos cuenta que el ocio, el turismo, la industria, la construcción no son actividades de primera necesidad. Todo esto se puede parar durante unos días, unas semanas o unos meses, pero la alimentación, y en consecuencia la agricultura, es la base de la supervivencia.
En Francia, la falta de mano de obra inmigrante por culpa de los cierres de fronteras hace imposible realizar determinados trabajos agrícolas. Una llamada ha sido lanzada hace unos días, y en menos de una semana, 80.000 urbanos la han contestado. ¿Sera un repentino interés por las labores del campo, el deseo de huir de la cuidad y de su promiscuidad, la posibilidad de mantener uno ingresos a pesar de la crisis o la posibilidad de evitar el confinamiento que atrae tanta gente?


¿Qué quedara de todo esto cuando se acabe esta crisis sanitaria?
¿Quién recordara que la soberanía alimentaria no es un producto de la imaginación, sino una necesidad vital de cualquier sociedad humana?
¿Se seguirá hablando de una evolución de la agricultura europea hacia una actividad de mantenimiento de los paisajes, cuya rentabilidad no tiene real importancia, siempre que este “limpia” y políticamente correcta?
¿Se podrá entonces volver a un debate sano, no ideológico, sobre la producción de alimentos, la necesidad de desarrollar una agricultura productiva, sostenible, rentable, sana, destinada en prioridad a un consumo de relativa proximidad?



Querido lector, si como yo, estas confinado en tu casa, tendrás tiempo para leer.
Pues no me resisto a poner el link de un artículo que publique inicialmente el 19 de marzo de 2015, es decir hace casi exactamente 5 años. Las cosas han cambiado poco, la verdad.
Y la urgencia de mantener la soberanía alimentaria es cada vez mayor.