lundi 9 février 2015

38- El caso Alar

El caso ALAR

Hoy, voy a contar una historia. Es una historia real, de hace un cuarto de siglo, y sin embargo, sigue teniendo mucha actualidad. He elegido este caso, uno de los primeros de este tipo, porque lo viví directamente y porque es muy revelador de una manera de proceder que ha encontrado sus aficionados, y que sigue funcionando igual de bien.

Estamos en 1989 en Estados Unidos, el país de la manzana. Existe un decir americano, ampliamente utilizado o desviado, como dicho, humor, con fines publicitarios, contra-publicitarios o incluso políticos, que es “an apple a day keeps the doctor away” es decir una manzana al día mantiene el médico lejos.


La manzana es LA fruta por excelencia. La producción de manzana es muy dinámica, una de las más importantes a nivel mundial.
El consumidor americano, al igual que en cualquier parte del mundo, no cuestiona nada, y come sus manzanas todos los días, como es debido.
Sin embargo, un acontecimiento va romper la tranquilidad del come-manzana americano.

En febrero de 1989, el NRDC (Natural Resources Defense Council), una asociación de consumidores, interviene en un muy famoso programa, 60 minutos, en el canal de televisión CBS, con el apoyo de la también famosa actriz Meryl Streep. La intervención se basa en un informe de la NRDC, recientemente publicado, intitulado “Riesgo intolerable: plaguicidas en la comida de nuestros niños” (“Intolerable Risk: Pesticides in Our Children’s Food”). El programa es un increíble éxito, con más de 40 millones de espectadores.
Los mensajes son simples, y muy efectivos, del tipo “este niño va a tener cancer ya que ha comido potitos de manzana”.
Las consecuencias son devastadoras, con eliminación de las manzanas en los comedores, en numerosos restaurantes y una impresionante caída de las ventas de la fruta más emblemática del país. Las pérdidas para los productores son enormes. Entonces se habla del “The Alar Scare”, o El Pánico del Alar, así como “The Big Apple Scare” o El Gran Pánico de la Manzana.
El escándalo se propaga rápidamente a Canadá, y al resto del mundo.

Ese mismo año, en el mes de junio, participe a un viaje de estudio con un grupo de asesores de fincas del Sur de Francia a Canadá (Columbia Británica) y Estados Unidos (Estado de Washington y de California). Pude comprobar que la psicosis del Alar era una realidad. Los escaparates y los estantes de frutas indicaban todos “No Alar”. Se puede dudar de la realidad de este anuncio, ya que las manzanas en ventas en junio procedían de la cosecha del año anterior, es decir de antes del escándalo. Es muy probable que la mayoría de las manzanas presentadas entonces, había sido tratada previamente a la recolección, en el campo.

Alar era un producto a base de una molécula, la daminozida, cuyos efectos en la planta, después de una aplicación al campo, permitía una notable mejora de la coloración roja de la fruta, y sobre todo una importante mejora de su capacidad de conservación.
Su uso era extremadamente extendido, en muchos países del mundo.
Al igual que para cualquier producto químico usado en agricultura, numerosos experimentos fueron llevados a cabo, incluso después de su autorización de venta, para seguir estudiando su inocuidad.
En el caso que nos interesa, un estudio (el que servía de base a la argumentaría del NRDC), mostraba un riesgo de desarrollar canceres, en animales de laboratorio, debido al consumo de compotas, de zumo o de manzanas tratadas con este producto.

No voy a entrar en los detalles del caso, que son bastantes complejos, pero en resumen, los estudios conducidos después del escándalo, demostraron o confirmaron varias cosas:
-       La molécula se modifica después de cocción, y aumenta el riesgo. Existe un riesgo algo mayor para los potitos para niños.
-       El producto puede efectivamente provocar un problema. Es cierto que existe una dosis a partir de la cual existe un peligro.
-       Para llegar a la dosis de riesgo, y para que el riesgo de desarrollar un cáncer exista, una persona debería consumir ¡¡¡al menos 20.000 litros de zumo de manzana al día durante muchos años!!!

Los argumentos de la NRDC se basaban en un riesgo no indicado. En efecto, en ningún momento del debate fue evocada la noción de dosis, al menos en las primeras semanas, las que provocaron el pánico.
En otras palabras, un grupo de presión a basado una comunicación voluntariamente destructiva, sobre una verdad desviada. El riesgo de cáncer existe, es cierto, pero es imposible alcanzar la dosis peligrosa sin ahogarse antes.
En esas condiciones, todos los alimentos son peligrosos, y se hace preciso ¡¡¡prohibir cualquier forma de alimentación!!!

La compañía Uniroyal gasto una autentica fortuna para intentar rehabilitar su producto, sin éxito. El mercado de la manzana paso por una brutal parada. Los productores de manzana americanos pidieron (sin éxito) compensación de las pérdidas por valor de 100 millones de dólares. Pero la realidad es que el mercado se recuperó con cierta rapidez, y al final, las repercusiones económicas fueron bastante limitadas.

Este caso, muy conocido entre los productores de manzana, es uno de los primeros de este tipo. En todo caso, es el primero que haya vivido a lo largo de mi carrera profesional.
La brutal reacción de los consumidores se explica simplemente por el miedo, el miedo visceral del envenenamiento. Sin embargo, los consumidores americanos de esa época eran muy acostumbrados a consumir diariamente muchos productos claramente más peligrosos que una manzana tratada con Alar. Y no había ningún tipo de problema. Es que nadie se había encargado de introducir la duda y el miedo en su mente.

La duda y el miedo son armas formidables de marketing político y de marketing comercial.

La historia reciente es repleta de ejemplos, a veces dramáticos, que lo demuestran. Para limitarse al mundo agrícola, y usando solo dos ejemplos actuales, es el modo elegido por los oponentes de los OGMs, y por los lobbies ecologistas con el apoyo del poder político para intentar hacer prohibir el uso de los plaguicidas no ecológicos.
Aunque numerosos estudios, incluso los más imparciales y los más recientes demuestren lo contrario, es prácticamente imposible luchar contra la duda.

Frente a unos argumentos simplistas y manejando el miedo, la ciencia siempre se encuentra en una postura impotente. Los argumentos consiguen un efecto inmediato, por la introducción de la duda y del miedo en la mente del público enfocado. En cuanto a la ciencia, necesita semanas, meses o años para demostrar la mentira.

Es el poder de la comunicación, muy conocido por todos los extremistas, populistas y otros dictadores. Basta con encontrar las palabras que marcan, y es posible hacer tragar cualquier tipo de mensaje, aunque sea falso. Incluso se puede convencer a la opinión pública que lo que es totalmente falso es la pura verdad.

Busca en tu entorno habitual. ¿Cuántos mensajes de este tipo recibes diariamente?
Muchos, y lo peor, es que con toda probabilidad, no te das cuenta. Solo te das cuenta para temas que dominas bien, y para el resto, te dejas llevar por unos argumentos orientados.
Algunos lo llaman manipulación, otros propaganda, otros aun publicidad. Lo más importante es de conseguir tener la opinión pública a tu favor.

Pues  no dejes que los vendedores de miedo cojan tu libertad de pensar. No tengas miedo cuando te hablan de química, de OGM o de plaguicidas.
Infórmate de verdad, y te darás cuenta que no hay motivo de asustarse.
Pero cuidado, tienes que exigir estudios completos e imparciales. Nadie debe poder engañarte, ni en una dirección, ni en la otra.
No digo que los plaguicidas son inocuos, ni que los riesgos ligados a los OGMs son todos perfectamente conocidos y dominados. Digo solamente que no hay que oponerse a todo, solo porque algunos embusteros intentan hacerse con tu capacidad de juicio.
No te dejes hacer, pero no rechaces los avances de la ciencia. Son imprescindibles. Lo que es bueno hoy será malo mañana, y viceversa.
Solo los avances de la técnica y de la ciencia tiene la posibilidad de darnos las herramientas necesarias al progreso de la humanidad.
No dejes que unos iluminados con una mente retorcida puedan bloquear este proceso imprescindible. Una civilización que deja de avanzar se apaga de manera inevitable.



Os invito a leer el corto documento siguiente, en inglés, sobre este tema: “The Great Apple Scare: Alar, 20 years later” de William P. Kucewiscz, publicado en 2009 por la ACSH / American Council on Science and Health (Consejo Americano de Ciencia y Salud), y disponible gratuitamente en internet en el siguiente link: http://es.scribd.com/doc/37161176/The-Great-Apple-Scare-Alar-20-Years-Later

Traduzco a continuación el resumen, disponible en el link: http://acsh.org/2009/02/340/

“El miedo del cáncer, a principios de 1989, llevó a millones de consumidores en todo el país a dejar de comprar y comer manzanas y sus derivados. El temor era que las manzanas estaban siendo tratadas con una sustancia química que causa cáncer. Los niños en particular, tenían un riesgo especialmente alto. (Rosen 1990, Sewell 1989). El caso sigue siendo, al día de hoy, uno de los mejores ejemplos de cómo una combinación de los ecologistas, del “interés público”, de abogados, publicistas y miembros de los medios de comunicación, puede imponer una falsa alarma sanitaria sobre un público involuntario.

Ahora, en el vigésimo aniversario de "El Gran Pánico de la Manzana", el Consejo Americano de Ciencia y Salud (ACSH) significa recordar los acontecimientos que condujeron a la histeria colectiva sobre las manzanas, y explorar algunas de sus muchas ramificaciones en la esperanza de prevenir, en el futuro, otra crisis fabricada para engañar a un público demasiado crédulo.”

También puede mirar el video siguiente, del ASCH: https://www.youtube.com/watch?v=ZRO-4umbDys


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