jeudi 24 janvier 2019

142- Las alternativas a los pesticidas -2- El seguimiento del cultivo


LAS ALTERNATIVAS A LOS PESTICIDAS -2- EL SEGUIMIENTO DEL CULTIVO


No se puede realmente clasificar el seguimiento del cultivo entre las alternativas a los pesticidas, pero tome la decisión de convertirlo en el punto de partida de esta serie ya que es el fundamento de la Protección Fitosanitaria Integrada y de la protección fitosanitaria en Agricultura ecológica.
Ninguno de los métodos, técnicas y novedades de los que voy a hablar podrían funcionar correctamente ni ser implantados sin esta fundamental etapa previa.


Cualquier seguimiento (o vigilancia) de los cultivos conlleva la integración de un aspecto pocas veces comentado pero esencial para una agricultura moderna, productiva, respetuosa, sana y sostenible: el conocimiento.
Una agricultura sostenible es una agricultura de ciencia y de conocimiento.
Conocimiento del cultivo primero, su ciclo fisiológico, su adaptación climatológica, sus exigencias agronómicas, sus necesidades nutricionales, sus sensibilidades sanitarias y fisiológicas, su compatibilidad con los cultivos del entorno, etc.
Conocimiento del suelo, que es el soporte vital del cultivo, para tomar en cuenta los factores de sensibilidad potenciales (patógenos, riesgos de nematodos, de asfixia radicular, etc.), y de conocer los aportes nutricionales del suelo al cultivo (incluido los riesgos de deficiencias o de carencias).
Conocimiento de los riesgos adversos, como especialmente los riesgos climáticos, las enfermedades, las plagas.
Conocimiento de los auxiliares para la defensa del cultivo (insectos, hongos y vertebrados depredadores), los que serán útiles para ayudar a resolver los problemas específicos del cultivo.
Conocimiento del entorno de las zonas de cultivo, para saber que ayuda puede aportar (zonas favorables al desarrollo de determinados auxiliares por ejemplo), o que dificultades presenta (la proximidad de zonas iluminadas puede aumentar la presencia de determinados lepidópteros nocturnos dañinos para los cultivos por ejemplo) y lo que el agricultor tendrá que hacer para tomar este entorno en cuenta, sacando el mejor partido posible para su actividad.

Es importante indicar que este nivel de formación y de conocimiento, hoy reconocido como punto de partida imprescindible para cualquier evolución de la producción agrícola hacia practicas virtuosas, es un logro reciente (y no totalmente generalizado todavía) en los países más desarrollados (desde la segunda mitad del siglo XX), y que queda pendiente de avanzar en gran parte del mundo. La agricultura se mantiene, de manera universal, como uno de los sectores más atrasados de la actividad humana y de la economía mundial, en materia de enseñanza, de formación y de desarrollo.

Imagen: Issiaka Konate (ARAF- Plateau Dogon), Mali

Una vez estos conocimiento adquiridos y el cultivo implantado, el agricultor deberá poner en marcha todo un proceso, a menudo complejo, que le permite poner su cultivo en las condiciones más favorables a su desarrollo y a su producción, tanto en calidad como en cantidad.
Uno de los puntos clave será la protección del cultivo contra las plagas y enfermedades.

-       Primero deberá implementar todos los medios disponibles para impedir que los ataques fitosanitarios se produzcan. Es la profilaxis. Se trata de la eliminación de los restos contaminados de cultivos anteriores o colindantes, la poda, la limpieza del entorno, etc.
-       Luego debe poner en marcha los sistemas de observación para detectar los ataques lo más precozmente que pueda. Es la vigilancia. Es la colocación de trampas de monitoreo, de protocolos de observación, de conteos, de registros climatológicos, etc.
-       Pondrá en relación las observaciones y los conteos con niveles de referencia llamados “umbrales de riesgo”, variables según el cultivo, la región de cultivo, el tipo de parasito y la época. De esta manera determinara a partir de qué momento una amenaza presente se convierte en un peligro y presenta un riesgo económico. Es la noción de umbral de intervención.
-       A la vez que observa las poblaciones de plagas, observa la presencia de depredadores de todos tipos. Son insectos, ácaros, hongos o vertebrados (aves, serpientes, carnívoras de pelo) que se alimentan de los diferentes riesgos presentes en los cultivos. Su presencia puede considerablemente reducir, o incluso eliminar la amenaza de una población de plagas. Es el empleo de los organismos auxiliares.
-       Elegirá el método de intervención caso a caso. Empleara pesticidas, naturales o sintéticos, eligiéndolos por su eficacia, sus efectos secundarios y los riesgos para el medioambiente y la salud, cuando ningún otro medio le permitirá resolver el problema. Es la decisión de intervención.

Cada cultivo, cada periodo del ciclo fisiológico, cada tipo de condiciones climáticas, requerirá una respuesta adaptada.

El seguimiento de los niveles de poblaciones de enfermedades e insectos problemáticos para los cultivos y de sus auxiliares, permite decidir la mejor técnica de intervención, si es necesaria, y su momento óptimo.

LA ELECCIÓN DE LOS PRODUCTOS

Cuando empecé mi carrera agrícola, al principio de los años 80, la fitofarmacopea disponible incluía un gran número de moléculas sintéticas muy polivalentes. Se trataba contra un ataque de pulgones, y todo lo que se encontraba presente (dípteros, himenópteros, coleópteros, lepidópteros y otros insectos plagas o útiles) también caía eliminado. El respeto a los equilibrios no se encontraba al orden del día, y de todas formas habría sido muy difícil intentarlo, ya que ninguno de los pesticidas disponibles y autorizados era selectivo.
Progresivamente, productos cada vez más específicos han aparecido, reduciendo la polivalencia, y por consecuencia los riesgos de “limpieza” imprevista.
Sin embargo hay que decir que en el mismo tiempo han aparecido, o vuelto a aparecer algunos problemas, a menudo conocidos ya que descritos en libros antiguos, pero hasta entonces generalmente controlados por la polivalencia de los productos fitosanitarios.

La información al agricultor también ha aumentado mucho.
Hasta los años 90, solo conocía el riesgo para el usuario (e incluso solo en parte), y el plazo antes de la recolección.
Progresivamente, el agricultor ha recibido una información siempre más completa referente a la salud, el medioambiente y las condiciones de empleo.
Con la mejora de las técnicas de medición y la bajada de su coste, se han generalizado los controles de residuos de plaguicidas. Se han establecido normas para cada producto y cada tipo de alimento.
Los productos los más polivalentes han sido casi todos prohibidos.


Aunque es cierto que hasta finales de los 80 era habitual (pero no sistemático) que los agricultores tratasen por calendario, sin preocuparse realmente de la presencia de enfermedades o de plagas, y menos aún de auxiliares, ya no es el caso hoy, por varios motivos:
-       El nivel de formación y de conocimiento de los agricultores ha progresado mucho.
-       La mejora del asesoramiento técnico hacia los agricultores mediante estructuras públicas, privadas o de tipo cooperativo permiten hacer progresar también los agricultores menos formados.
-       La presión social entorno a una agricultura sostenible cuyo impacto sobre la salud y el medioambiente sea minimizada ha verdaderamente explotado en los últimos años.
-       La preocupación sobre el impacto de las prácticas agrícolas también ha progresado mucho entre los propios agricultores.
-       La legislación se endurece cada año un poco más, tanto en las autorizaciones de pesticidas como en las condiciones de empleo, y los controles y sanciones también, al menos en los países ricos.
-       Los supermercados, que controlan la mayor parte de los mercados de consumo en los países industrializados, obligan sus proveedores a seguir y cumplir unos protocolos que todos, hoy por hoy, van muy centrados en los riesgos sanitarios y medioambientales. Los controles son numerosos y las sanciones severas.
-       El coste de la protección fitosanitaria es elevado, e importantes ahorros son posibles (en comparación con un programa de tratamiento sistemático mediante calendario) gracias a una buena gestión.
-       Numerosos pesticidas ecológicos o muy específicos aparecen en el mercado, con exigencias técnicas particulares que exigen condiciones de empleo muy estrictas, pero que permiten al agricultor resultados técnicos sin riesgo de residuos.


De hecho es importante señalar que muchos de los umbrales de daños empleados en los años 80 y 90 se han tenido que revisar por motivo de la evolución de las soluciones disponibles.
Es que cuando un agricultor disponía de productos muy polivalente dotados de un importante efecto de choque, podía esperar que los ataques peligrosos lleguen a niveles relativamente elevados.
En la actualidad es diferente, ya que las soluciones raramente tienen un efecto de choque potente, obligando el agricultor a anticipar.

La filosofía de protección ya no es de “dejar venir y limpiarlo todo”, pero más bien de “evitar que los problemas puedan coger importancia”, lo que les haría muy difíciles de resolver.

Este cambio de paradigma tiene también un impacto muy directo sobre la manera que tiene el agricultor de centrarse en la protección de sus cultivos, ya que sabe que si no ha sabido, o podido, evitar el desarrollo de determinados problemas, las consecuencias económicas podrían ser extremadamente graves.

Total, el seguimiento del cultivo es desde mucho tiempo un punto técnico importante para el agricultor.
Con los numerosos cambios de los últimos años, se ha convertido en un auténtico método de trabajo que ocupa un sitio esencial en la protección del cultivo, y en el éxito del resultado técnico.

Pues sí, si es cierto que el seguimiento del cultivo no es, en sí mismo, una alternativa al empleo de los pesticidas, es sin embargo un factor primordial de éxito del cultivo con un mínimo de intervenciones pesticidas.


142- Alternatives to pesticides -2- The crop monitoring

ALTERNATIVES TO PESTICIDES -2- THE CROP MONITORING


We can't really classify the crop monitoring as an alternative to pesticides, but I decided to make it the starting point of this series because it's the foundation of Integrated Pest Management, and of phytosanitary protection in organic farming.
None of the methods, techniques, and novelties that will come into it, will develop or function properly without this fundamental step.


Any crop monitoring implies the integration of a rarely commented and yet essential aspect for a modern, productive, respectful, healthy and sustainable agriculture: the knowledge.
Sustainable agriculture is an agriculture of science and knowledge.
The knowledge of the crop first, its physiological cycle, its climatic adaptation, its agronomic requirements, its nutritional needs, its sanitary and physiological sensitivities, its compatibility with surrounding crops, etc.
The knowledge of the soil, which is the vital support of the crop, in order to take into account the potential susceptibility factors (pathogens, risks of nematodes, radicular asphyxia, etc.), and to know the nutritional contributions of the soil to the crop (including the risk of deficiencies).
The knowledge of adverse risks, especially climate risks, diseases, pests.
The knowledge of crop protection auxiliaries (insects, fungi and predatory vertebrates), which will be useful in helping to solve specific problems of the crop.
The knowledge of the environment of the growing areas, to know what help it can bring us (favorable areas for the development of some auxiliaries for example), or what constraints it assumes (the proximity of illuminated areas may increase the presence of some nocturnal Lepidoptera, harmful to crops for example), and what the farmer will have to do, or not to do in order to take into account this environment while getting the best possible result of his activity.

It should be noted that this level of training and knowledge, now recognized as the essential starting point for any evolution of agricultural production towards virtuous practices, is a recent (and not yet fully generalized) achievement in the most developped countries (from the second half of the 20th century), and still to be acquired in much of the world. Agriculture universally remains as one of the most backward sectors of human activity and the world economy, in education, training and development.

Picture: Issiaka Konate (ARAF - Dogon Plateau), Mali

Once this knowledge has been acquired and the crop put in place, the farmer will have to implement a process, often complex, which will allow him to put his crop in the most favorable conditions for its development and production, both in terms of quality in quantity.
One of the key points will be the protection of the crop against diseases and pests.

-       He has first to implement all available means to prevent health attacks from occurring. It's prophylaxis. This will be the removal of contaminated remains from previous or adjacent crops, pruning, cleaning of surrounding areas, etc.
-       He will then implement observation systems, so as to detect attacks as early as possible. It's monitoring. It's the setting up of monitoring traps, observation protocols, counting, climatological recordings, etc.
-       He will link observations and counts with reference levels called "nuisance thresholds", which vary according to the crop, the region, the type of parasite and the time. He will determine in this way from what moment a present threat becomes really dangerous and presents an economic risk. This is the notion of intervention threshold.
-       At the same time that he observes the populations of pests, he observes the presence of predators of all types. They are insects, mites, fungi or vertebrates (birds, snakes, carnivores) that feed on different risks present on crops. Their presence can greatly reduce or even completely eliminate the threat of a pest population. It's the use of auxiliary organisms.
-       He will choose the intervention method on a case by case basis. He will use pesticides, natural or synthetic, choosing them for their effectiveness, their side effects and the risks to the environment and health, when no other means will solve the problem. This is the intervention decision.

Each crop, each period of the physiological cycle, each type of climatic conditions will require a suitable response.

Monitoring of population levels of diseases and pests and their auxiliaries allows deciding the best intervention technique, if it is needed, and its optimal timing.


THE CHOICE OF PRODUCTS

When I started in agriculture in the early 1980s, the available phytopharmacopoeia included a large number of highly versatile synthetic molecules. When you sprayed against an attack of aphids, all that was present (Diptera, Hymenoptera, Coleoptera, Lepidoptera and other harmful or useful insects) was also eliminated. The respect for equilibrium was not on the agenda, and anyway it would have been difficult to try, because none of available and allowed pesticides, or almost, was selective.
Gradually, more and more specific products appeared, reducing the versatility, therefore the risks of "cleaning" untimely.
It must be pointed out, however, that at the same time certain problems have appeared, or reappeared, often known as described in the old treaties, but hitherto generally controlled by the versatility of phytosanitary products.

The information to the farmer has also increased a lot.
Until the 1990s, he knew only the risk for the user (and often only partially), and the time to use before harvest.
Gradually, the farmer has received ever more comprehensive information about health, the environment, and the conditions of use.
With improved measurement techniques and lower costs, pesticide residue controls have become more widespread. Standards for each product and type of food have been established.
The most versatile products have been banned for the most part.


While it is true that until the end of the 1980s it was usual (but not systematic) for farmers to spray by schedule, without really worrying about the presence of diseases or pests, let alone auxiliaries, it's no longer the case today, for several reasons:

-       The level of training and knowledge of farmers has risen sharply.
-       The improvement of technical support to farmers by public, private or cooperative-type structures also makes it possible for less-educated farmers to progress.
-       Social pressure around sustainable agriculture with minimal impact on health and environment has literally exploded in recent years.
-       Concern about the impact of farming practices by the farmers themselves has risen sharply.
-       The legislation is tightening each year a little more, both on pesticide authorizations and conditions of employment, and controls and sanctions also, at least in rich countries.
-       Supermarkets, which control the majority of consumer markets in industrialized countries, oblige their suppliers to follow and comply with specifications that are currently very focused to health and environmental risks. Controls are numerous and penalties are severe.
-       The cost of phytosanitary protection is high, and significant savings are possible (in comparison with a systematic schedule spraying program) thanks to a good management.
-       Many biological or very specific pesticides are appearing on the market, with specific technical requirements that request very precise conditions of use, but which allow the farmer good technical results without the risk of residues.


It's also important to note that the pest thresholds used in the 1980s and 1990s had to be revised in most cases because of the evolution of available solutions.
Indeed, when the farmer had very versatile products with a significant shock effect, he could wait for harmful attacks to reach relatively high levels.
Today it's very different, because solutions rarely have a powerful shock effect, forcing the farmer to anticipate.

The philosophy of protection is no longer to "let grow up and clean everything up", but rather to "prevent the problems from gaining momentum", which would make them very difficult to solve.

This paradigm shift also has a very direct impact on how the farmer focuses on protecting his crops, because he knows that if he is not able to avoid the development of some problems, the economic consequences can be extremely serious.

In short, the monitoring of the crop has long been an important technical point for the farmer.
With the many changes of recent years, it has become a real working method that occupies an essential place in the protection of the crop, and in obtaining a satisfactory technical result.

Yes, if it is true that crop monitoring is not, in itself, an alternative to the use of pesticides, it's however a key factor in the success of the crop with a minimum of pesticide interventions.

Picture: https://www.weaversorchard.com/wp-content/uploads/2014/04/IPM-027-960x600.jpg

142- Les alternatives aux pesticides -2- Le suivi de culture


LES ALTERNATIVES AUX PESTICIDES -2- LE SUIVI DE CULTURE


On ne peut pas vraiment classer le suivi de culture parmi les alternatives aux pesticides, mais j’ai décidé d’en faire le point de départ de cette série car c’est le fondement de la Protection Phytosanitaire Intégrée ou Raisonnée, et de la protection phytosanitaire en Agriculture Biologique.
Aucune des méthodes, techniques et nouveautés qui y entreront ne pourront se développer ni fonctionner correctement sans cette étape fondamentale.


Tout suivi (ou surveillance) des cultures sous-entend l’intégration d’un aspect rarement commenté et pourtant essentiel pour une agriculture moderne, productive, respectueuse, saine et durable: la connaissance.
Une agriculture durable est une agriculture de science et de connaissance.
Connaissance de la culture d’abord, son cycle physiologique, son adaptation climatique, ses exigences agronomiques, ses besoins nutritionnels, ses sensibilités sanitaires et physiologiques, sa compatibilité avec les cultures environnantes, etc.
Connaissance du sol, qui est le support vital de la culture, afin de prendre en compte les facteurs de sensibilité potentiels (pathogènes, risques de nématodes, d’asphyxie radiculaire, etc.), et de connaitre les apports nutritionnels du sol à la culture (y compris les risques de déficiences ou de carences).
Connaissance des risques adverses, comme en particulier les risques climatiques, les maladies, les ravageurs.
Connaissances des auxiliaires pour la défense des cultures (insectes, champignons et vertébrés prédateurs), ceux qui seront utiles pour aider à résoudre les problèmes spécifiques de la culture.
Connaissance de l’environnement des zones de culture, afin de savoir quelle aide il pourra nous apporter (zones favorables au développement de certains auxiliaires par exemple), ou quelles contraintes il suppose (la proximité de zones illuminées peut augmenter la présence de certains lépidoptères nocturnes nuisibles aux cultures par exemple), et ce que l’agriculteur devra faire, ou ne pas faire afin de tenir compte de cet environnement tout en tirant le meilleur parti possible pour son activité.

Précisons que ce niveau de formation et de connaissances, aujourd’hui reconnu comme étant le point de départ indispensable pour toute évolution de la production agricole vers des pratiques vertueuses, est un acquis récent (et pas encore totalement généralisé) dans les pays les plus développés (à partir de la deuxième moitié du XXème siècle), et qu’il reste encore à acquérir dans une grande partie du monde. L’agriculture reste de manière universelle, un des secteurs les plus arriérés de l’activité humaine et de l’économie mondiale, en matière d’instruction, de formation et de développement.

Image : Issiaka Konate (ARAF - Plateau Dogon), Mali

Une fois ces connaissances acquises et la culture mise en place, l’agriculteur devra mettre en œuvre tout un processus, souvent complexe, qui lui permettra de mettre sa culture dans les conditions les plus favorables à son développement et à sa production, tant en qualité qu’en quantité.
Un des points clé sera la protection de la culture contre les maladies et les ravageurs.

-       Il devra d’abord mettre en œuvre tous les moyens disponibles pour empêcher les attaques sanitaires de se produire. C’est la prophylaxie. Ce sera l’élimination de restes contaminés des cultures précédentes ou adjacentes, la taille, le nettoyage des abords, etc.
-       Il devra ensuite implanter des systèmes d’observation, de manière à détecter les attaques aussi précocement que possible. C’est la surveillance. C’est la mise en place de pièges de surveillance, de protocoles d’observation, de comptages, d’enregistrements climatologiques, etc.
-       Il mettra en relation les observations et comptages avec des niveaux de référence appelés “seuils de nuisibilité”, variables selon la culture, la région de culture, le type de parasite et l’époque. Il déterminera de cette manière à partir de quel moment une menace présente devient réellement dangereuse et présente un risque économique. C’est la notion de seuil d’intervention.
-       En même temps qu’il observe les populations de nuisibles, il observe la présence de prédateurs de tous types. Ce sont des insectes, des acariens, des champignons ou des vertébrés (oiseaux, serpents, carnassiers) qui s’alimentent des différents risques présents sur les cultures. Leur présence peut considérablement réduire, voire éliminer complètement la menace d’une population de nuisibles. C’est l’utilisation des organismes auxiliaires.
-       Il choisira la méthode d’intervention au cas par cas. Il utilisera des pesticides, naturels ou synthétiques, en les choisissant pour leur efficacité, leurs effets secondaires et les risques sur l’environnement et la santé, lorsqu’aucun autre moyen ne permettra de résoudre le problème. C’est la décision d’intervention.

Chaque culture, chaque période du cycle physiologique, chaque type de conditions climatiques demandera une réponse adaptée.

Le suivi des niveaux de populations de maladies et d’insectes nuisibles aux cultures et de leurs auxiliaires, permet de décider de la meilleure technique d’intervention, si elle est nécessaire, et de son moment optimal.

LE CHOIX DES PRODUITS

Quand j’ai commencé mon parcours agricole, au tout début des années 80, la phytopharmacopée disponible incluait un grand nombre de molécules synthétiques très polyvalentes. On traitait contre une attaque de pucerons, et tout ce qui était présent (diptères, hyménoptères, coléoptères, lépidoptères et autres insectes nuisibles ou utiles) était aussi éliminé. Le respect des équilibres n’était pas à l’ordre du jour, et de toute manière il aurait été difficile d’essayer, car aucun des pesticides disponibles et autorisés, ou presque, n’était sélectif.
Progressivement, des produits de plus en plus spécifiques sont apparus, réduisant la polyvalence, donc les risques de « nettoyage » intempestif.
Il faut cependant signaler que dans le même temps sont apparus, ou réapparus certains problèmes, souvent connus car décrits dans les traités anciens, mais jusque-là généralement contrôlés par la polyvalence des produits phytosanitaires.

L’information à l’agriculteur a également beaucoup augmenté.
Jusqu’aux années 90, il ne connaissait que le risque pour l’utilisateur (et même souvent seulement partiellement), et le délai d’emploi avant la récolte.
Progressivement, l’agriculteur a reçu une information toujours plus complète concernant la santé, l’environnement, et les conditions d’utilisation.
Avec l’amélioration des techniques de mesure et la baisse de leur coût, les contrôles de résidus de pesticides se sont généralisés. Des normes concernant chaque produit et chaque type d’aliment ont été établies.
Les produits les plus polyvalents ont été interdits pour la plupart.


S’il est vrai que jusqu’à la fin des années 80 il était habituel (mais pas systématique) que les agriculteurs traitent par calendrier, sans se préoccuper réellement de la présence de maladies ou de ravageurs, et encore moins des auxiliaires, ce n’est plus du tout le cas aujourd’hui, pour plusieurs raisons :
-       Le niveau de formation et de connaissance des agriculteurs a fortement progressé.
-       L’amélioration de l’appui technique auprès des agriculteurs par des structures publiques, privées ou de type coopératif permettent de faire progresser aussi les agriculteurs les moins formés.
-       La pression sociale autour d’une agriculture durable dont l’impact sur la santé et l’environnement soit minime a littéralement explosé ces dernières années.
-       La préoccupation de l’impact des pratiques agricoles par les agriculteurs eux-mêmes a fortement progressé.
-       La législation se durcit chaque année un peu plus, tant sur les autorisations de pesticides que sur les conditions d’emploi, et les contrôles et sanctions également, au moins dans les pays riches.
-       Les supermarchés, qui contrôlent la majeure partie des marchés de consommation dans les pays industrialisés, obligent leurs fournisseurs à suivre et respecter des cahiers des charges qui tous, actuellement, sont très accès sur les risques sanitaires et environnementaux. Les contrôles sont nombreux et les sanctions sévères.
-       Le coût de la protection phytosanitaire est élevé, et d’importantes économies sont possibles (en comparaison avec un programme de traitement systématique par calendrier) grâce à une bonne gestion.
-       De nombreux pesticides biologiques ou très spécifiques font leur apparition sur le marché, avec des exigences techniques particulières qui demandent des conditions d’emploi très précises, mais qui permettent à l’agriculteur des résultats techniques sans risque de résidus.


Il est d’ailleurs important de signaler que les seuils de nuisibilité utilisés dans les années 80 et 90 ont dû être révisés dans la plupart des cas à cause de l’évolution des solutions disponibles.
En effet lorsque l’agriculteur disposait de produits très polyvalents dotés d’un important effet de choc, il pouvait attendre que les attaques nuisibles atteignent des niveaux relativement élevés.
Aujourd’hui c’est très différent, car les solutions ont rarement un effet de choc puissant, obligeant l’agriculteur à anticiper.

La philosophie de protection n’est plus de « laisser venir et tout nettoyer », mais plutôt d’ « éviter que les problèmes puissent prendre de l’ampleur », ce qui les rendrait très difficiles à résoudre.

Ce changement de paradigme a également un impact très direct sur la manière qu’a l’agriculteur de se concentrer sur la protection de ses cultures, car il sait que s’il n’a pas su, ou pas pu, éviter le développement de certains problèmes, les conséquences économiques pourront être extrêmement graves.

Bref, le suivi de la culture est depuis longtemps un point technique important pour l’agriculteur.
Avec les nombreux changements de ces dernières années, c’est devenu une vraie méthode de travail qui occupe une place essentielle dans la protection de la culture, et dans l’obtention d’un résultat technique satisfaisant.

Oui, s’il est vrai que le suivi des cultures n’est pas, en soi, une alternative à l’emploi des pesticides, c’est en revanche un facteur primordial de réussite de la culture avec un minimum d’interventions pesticides.