LAS ALTERNATIVAS A LOS PESTICIDAS -2- EL SEGUIMIENTO DEL
CULTIVO
No se puede realmente clasificar el seguimiento del
cultivo entre las alternativas a los pesticidas, pero tome la decisión de
convertirlo en el punto de partida de esta serie ya que es el fundamento de la
Protección Fitosanitaria Integrada y de la protección fitosanitaria en Agricultura
ecológica.
Ninguno de los métodos, técnicas y novedades de los que
voy a hablar podrían funcionar correctamente ni ser implantados sin esta
fundamental etapa previa.
Cualquier seguimiento (o vigilancia) de los cultivos
conlleva la integración de un aspecto pocas veces comentado pero esencial para
una agricultura moderna, productiva, respetuosa, sana y sostenible: el
conocimiento.
Una agricultura sostenible es una agricultura de ciencia
y de conocimiento.
Conocimiento
del cultivo primero, su ciclo fisiológico, su adaptación climatológica,
sus exigencias agronómicas, sus necesidades nutricionales, sus sensibilidades
sanitarias y fisiológicas, su compatibilidad con los cultivos del entorno, etc.
Conocimiento
del suelo, que es el soporte vital del cultivo, para tomar en
cuenta los factores de sensibilidad potenciales (patógenos, riesgos de
nematodos, de asfixia radicular, etc.), y de conocer los aportes nutricionales
del suelo al cultivo (incluido los riesgos de deficiencias o de carencias).
Conocimiento
de los riesgos adversos, como especialmente los riesgos climáticos,
las enfermedades, las plagas.
Conocimiento
de los auxiliares para la defensa del cultivo (insectos,
hongos y vertebrados depredadores), los que serán útiles para ayudar a resolver
los problemas específicos del cultivo.
Conocimiento
del entorno de las zonas de cultivo, para saber que ayuda puede
aportar (zonas favorables al desarrollo de determinados auxiliares por
ejemplo), o que dificultades presenta (la proximidad de zonas iluminadas puede
aumentar la presencia de determinados lepidópteros nocturnos dañinos para los
cultivos por ejemplo) y lo que el agricultor tendrá que hacer para tomar este
entorno en cuenta, sacando el mejor partido posible para su actividad.
Es importante indicar que este nivel de formación y de
conocimiento, hoy reconocido como punto de partida imprescindible para
cualquier evolución de la producción agrícola hacia practicas virtuosas, es un
logro reciente (y no totalmente generalizado todavía) en los países más
desarrollados (desde la segunda mitad del siglo XX), y que queda pendiente de
avanzar en gran parte del mundo. La agricultura se mantiene, de manera
universal, como uno de los sectores más atrasados de la actividad humana y de
la economía mundial, en materia de enseñanza, de formación y de desarrollo.
Imagen: Issiaka Konate (ARAF- Plateau Dogon), Mali
Una vez estos conocimiento adquiridos y el cultivo
implantado, el agricultor deberá poner en marcha todo un proceso, a menudo
complejo, que le permite poner su cultivo en las condiciones más favorables a
su desarrollo y a su producción, tanto en calidad como en cantidad.
Uno de los puntos clave será la protección del cultivo
contra las plagas y enfermedades.
- Primero
deberá implementar todos los medios disponibles para impedir que los ataques
fitosanitarios se produzcan. Es la
profilaxis. Se trata de la eliminación de los restos contaminados de
cultivos anteriores o colindantes, la poda, la limpieza del entorno, etc.
- Luego
debe poner en marcha los sistemas de observación para detectar los ataques lo
más precozmente que pueda. Es la
vigilancia. Es la colocación de trampas de monitoreo, de protocolos de
observación, de conteos, de registros climatológicos, etc.
- Pondrá
en relación las observaciones y los conteos con niveles de referencia llamados
“umbrales de riesgo”, variables según el cultivo, la región de cultivo, el tipo
de parasito y la época. De esta manera determinara a partir de qué momento una
amenaza presente se convierte en un peligro y presenta un riesgo económico. Es la noción de umbral de intervención.
- A la
vez que observa las poblaciones de plagas, observa la presencia de depredadores
de todos tipos. Son insectos, ácaros, hongos o vertebrados (aves, serpientes,
carnívoras de pelo) que se alimentan de los diferentes riesgos presentes en los
cultivos. Su presencia puede considerablemente reducir, o incluso eliminar la
amenaza de una población de plagas. Es
el empleo de los organismos auxiliares.
- Elegirá
el método de intervención caso a caso. Empleara pesticidas, naturales o
sintéticos, eligiéndolos por su eficacia, sus efectos secundarios y los riesgos
para el medioambiente y la salud, cuando ningún otro medio le permitirá
resolver el problema. Es la decisión de
intervención.
Cada cultivo, cada periodo del ciclo fisiológico, cada
tipo de condiciones climáticas, requerirá una respuesta adaptada.
El
seguimiento de los niveles de poblaciones de enfermedades e insectos
problemáticos para los cultivos y de sus auxiliares, permite decidir la mejor
técnica de intervención, si es necesaria, y su momento óptimo.
LA ELECCIÓN DE LOS PRODUCTOS
Cuando empecé mi carrera agrícola, al principio de los
años 80, la fitofarmacopea disponible incluía un gran número de moléculas
sintéticas muy polivalentes. Se trataba contra un ataque de pulgones, y todo lo
que se encontraba presente (dípteros, himenópteros, coleópteros, lepidópteros y
otros insectos plagas o útiles) también caía eliminado. El respeto a los
equilibrios no se encontraba al orden del día, y de todas formas habría sido
muy difícil intentarlo, ya que ninguno de los pesticidas disponibles y
autorizados era selectivo.
Progresivamente, productos cada vez más específicos han
aparecido, reduciendo la polivalencia, y por consecuencia los riesgos de
“limpieza” imprevista.
Sin embargo hay que decir que en el mismo tiempo han
aparecido, o vuelto a aparecer algunos problemas, a menudo conocidos ya que
descritos en libros antiguos, pero hasta entonces generalmente controlados por
la polivalencia de los productos fitosanitarios.
La información al agricultor también ha aumentado mucho.
Hasta los años 90, solo conocía el riesgo para el usuario
(e incluso solo en parte), y el plazo antes de la recolección.
Progresivamente, el agricultor ha recibido una
información siempre más completa referente a la salud, el medioambiente y las
condiciones de empleo.
Con la mejora de las técnicas de medición y la bajada de
su coste, se han generalizado los controles de residuos de plaguicidas. Se han
establecido normas para cada producto y cada tipo de alimento.
Los productos los más polivalentes han sido casi todos
prohibidos.
Aunque es cierto que hasta finales de los 80 era habitual
(pero no sistemático) que los agricultores tratasen por calendario, sin preocuparse
realmente de la presencia de enfermedades o de plagas, y menos aún de
auxiliares, ya no es el caso hoy, por varios motivos:
- El
nivel de formación y de conocimiento de los agricultores ha progresado mucho.
- La
mejora del asesoramiento técnico hacia los agricultores mediante estructuras
públicas, privadas o de tipo cooperativo permiten hacer progresar también los
agricultores menos formados.
- La
presión social entorno a una agricultura sostenible cuyo impacto sobre la salud
y el medioambiente sea minimizada ha verdaderamente explotado en los últimos
años.
- La
preocupación sobre el impacto de las prácticas agrícolas también ha progresado
mucho entre los propios agricultores.
- La
legislación se endurece cada año un poco más, tanto en las autorizaciones de
pesticidas como en las condiciones de empleo, y los controles y sanciones
también, al menos en los países ricos.
- Los
supermercados, que controlan la mayor parte de los mercados de consumo en los
países industrializados, obligan sus proveedores a seguir y cumplir unos
protocolos que todos, hoy por hoy, van muy centrados en los riesgos sanitarios
y medioambientales. Los controles son numerosos y las sanciones severas.
- El
coste de la protección fitosanitaria es elevado, e importantes ahorros son
posibles (en comparación con un programa de tratamiento sistemático mediante
calendario) gracias a una buena gestión.
- Numerosos
pesticidas ecológicos o muy específicos aparecen en el mercado, con exigencias
técnicas particulares que exigen condiciones de empleo muy estrictas, pero que
permiten al agricultor resultados técnicos sin riesgo de residuos.
De hecho es importante señalar que muchos de los umbrales
de daños empleados en los años 80 y 90 se han tenido que revisar por motivo de
la evolución de las soluciones disponibles.
Es que cuando un agricultor disponía de productos muy
polivalente dotados de un importante efecto de choque, podía esperar que los
ataques peligrosos lleguen a niveles relativamente elevados.
En la actualidad es diferente, ya que las soluciones
raramente tienen un efecto de choque potente, obligando el agricultor a
anticipar.
La filosofía de protección ya no es de “dejar venir y
limpiarlo todo”, pero más bien de “evitar que los problemas puedan coger
importancia”, lo que les haría muy difíciles de resolver.
Este cambio de paradigma tiene también un impacto muy
directo sobre la manera que tiene el agricultor de centrarse en la protección
de sus cultivos, ya que sabe que si no ha sabido, o podido, evitar el
desarrollo de determinados problemas, las consecuencias económicas podrían ser
extremadamente graves.
Total, el seguimiento del cultivo es desde mucho tiempo
un punto técnico importante para el agricultor.
Con los numerosos cambios de los últimos años, se ha
convertido en un auténtico método de trabajo que ocupa un sitio esencial en la
protección del cultivo, y en el éxito del resultado técnico.
Pues sí, si es cierto que el seguimiento del cultivo no
es, en sí mismo, una alternativa al empleo de los pesticidas, es sin embargo un
factor primordial de éxito del cultivo con un mínimo de intervenciones
pesticidas.
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