¿Veis estas dos fotos?
Es una bolsita de tila, en sus dos caras, que viene en promoción con otra infusión. Es ecológica,
como viene indicado, y un poco cara.
Pero la
verdadera pregunta es ¿Existe una tila convencional, no ecológica?
Ahí está la
estafa. La tila nunca se trata, ni se fertiliza. Siempre es ecológica. Es una
de los pocos productos de consumo que no ha generado nunca una puesta en
cultivo. Se sigue produciendo a partir de árboles tradicionales, plantados en
zonas ajardinadas.
Además, el
tilo es un árbol que no tiene apenas parásitos, y que tiene una fuerte
capacidad natural de crecimiento. Por eso no recibe nunca ni plaguicidas, ni
fertilizantes.
En otras
palabras, sea cual sea la tila que compréis, siempre es ecológica, aunque quizás
no venga indicado.
Pero estamos demasiado
acostumbrados a interpretar el no-etiquetado como de producción convencional. La
propaganda abusiva nos tiene formateados para pensar que si no hay indicación
específica, es probable que contenga plaguicidas u otro tipo de tóxicos.
Poco a poco,
este tipo de estafa ha encontrado un sitio en las estanterías, sin que nadie le
preste atención.
Si hace poco,
os decía que lo ecológico es, ante todo, un mercado, y el consumidor de ecológico
es una víctima voluntaria.
Anda, os
recomiendo una tila, especialmente si es ecológica, dormiréis mejor…Victima, sí, pero descansada.
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