UNA NOCHE DE ALERTA
Este 16 de febrero, la previsión nos anuncia un riesgo de
helada para la próxima noche. Las alarmas están preparadas para tocar a +1ºC. En
las plantaciones, todo está preparado para poder intervenir rápidamente si
fuese necesario. El personal está avisado que podríamos necesitarlo a cualquier
hora. Solo llamaremos los que están de acuerdo, empezando por los que viven lo
más cerca de cada finca. Están acostumbrados, nos es la primera vez que ocurre.
Tengo previsto acostarme temprano, o al menos intentarlo.
Hay que decir que aquí, en Andalucía, acostarse temprano es un concepto muy
inusual y difícil de poner en práctica.
23h25: Ya
me llaman al móvil. Normalmente no duermo con él, pero en época de riesgo, me
tienen que poder llamar en todo momento. La noche habrá sido realmente corta. Total,
después de una suerte de siesta de apenas más de media hora, tengo que
levantarme. Es el encargado de una de las fincas. La alarma acaba de tocar. Le
pido dar la vuelta completa de las parcelas hasta mi llegada. Hemos puesto al
menos un termómetro en cada parcela sensible, a veces más.
23h40:
salgo de mi casa. El tiempo justo para saltar en mi ropa. En periodo de riesgo,
la ropa “especial noches de heladas” siempre está preparada. Hay que poder
reaccionar muy rápido. Mejor vale acumular capas. La noche va a ser larga y fría.
23h55:
llego a la primera finca. A esta hora el tráfico es muy fluido y no pierdo
tiempo. Mi compañero llega conmigo. Será él que se quedara en esta finca para
tomar las decisiones de llamar al personal y de encender las latas de parafina.
Mi otro compañero ha ido directamente a la tercera finca. Todas las alarmas han
tocado en un intervalo de media hora.
Primer trabajo, ver los datos de temperaturas. Siguen bajando.
Todavía tenemos margen. La alarma se pone para tocar unos 2ºC por encima de la
temperatura de encendido de las parcelas las más sensibles. Da en principio
tiempo para reaccionar. Doy una vuelta por las plantaciones. Me gustan esas
noches. El cielo siempre es precioso y en general, no hay nada de viento. Una noche,
vale, se disfruta, y al final, es bastante agradable, a pesar del estrés. Pero no
hay que exagerar, mi ritmo es de dormir ¡durante la noche! Así que, más de 20
noches, como fue el caso en 2012 o en 2005… ¡tremendo!
Damos una vuelta de control cada 20 a 30 minutos mientras
estamos lejos de la temperatura de peligro. En cuanto nos acercamos, pasamos el
ritmo a 10-15 minutos.
00h20: en
la segunda finca, las cosas se ponen feas. Salgo corriendo hacia ahí. Elegí
llevar esa por tres motivos. Primero porque es una finca habitualmente fría, y
con una gestión de heladas complicada. Segundo, es la finca donde tenemos más
superficie sensible en esos días. Y sobre todo, el encargado es nuevo y le
falta experiencia para estas situaciones.
Llevamos varios días hablando de la organización a tener,
pero seguro que hemos olvidado varias cosas. Prefiero estar presente donde las
cosas pueden resultar más complicadas.
Al llegar a la finca, lo primero es comprobar las
temperaturas. Siguen bajando. El punto de rocío se sitúa en -4ºC. Parece que la
noche va a ser animada (más bajo sea el punto de rocío, más bajo puede llegar
la temperatura, hasta que se sature el aire y que se forme el rocío). Las parcelas
las más sensibles tienen que ser encendidas a -1ºC.
Además, en esta finca, el viento no se para, complicando
mucho el problema, ya que reduce la calidad de la protección, y aumenta la
evaporación, y la sensibilidad de las plantas.
Cuanto mayor sea la evaporación, más baja será la
temperatura interna de la planta, y más grave es potencialmente el daño de
helada. Una helada con aire seco siempre será más dañina que la misma helada
con aire húmedo.
La noche se prevé difícil.
1h10: se
está poniendo peligroso. Pido que se llame al personal. Pues la técnica tiene
ventajas, pero requiere de mucho personal. Los que viven muy cerca llegan 20
minutos más tarde. Encenderán una gran candela hasta que les lleguen las órdenes,
para calentarse. Un montón de leña ha sido preparado en cada punto de espera.
1h45: la
temperatura de encendido ha sido alcanzada en una parcela. Mando un primer
encendido, una lata si otra no, una fila si otra no. Hay que para la bajada lo
más rápido que se pueda. En 10 minutos, 8 hectáreas están en protección. Vigilamos
los termómetros. Se estabilizan rápidamente. El personal vuelve al punto de
espera.
Video grabado por Roberto, un tractorista de la empresa, en febrero del año 2012.
2h10: otra
parcela debe ser encendida, y de manera muy seguida, el conjunto de las
temperaturas baja, y todo se precipita. Hay que encender todas las parcelas lo
antes posible.
3h15:
todas las parcelas están encendidas. Llamo a mis compañeros por teléfono. Con variaciones,
la situación es casi la misma en las otras fincas.
El personal vuelve a las candelas para descansar un poco.
Es un trabajo duro y desagradable. Es de noche, después de una noche
interrumpida, hace frio. Cuando hay que encender, hay que correr pero se ve muy
mal, es sucio, cansa mucho. Además, esta noche, con el viento, hay bastante
humo. Un sueño…
3h45: el
personal apenas ha podido descansar durante media hora. Ya hay que moverse otra
vez. Las temperaturas vuelven a bajar. Esta vez, vamos a empezar a doblar el
encendido, al tresbolillo en las filas no encendidas, para repartir el calor y
mejorar la calidad de protección.
Progresivamente, casi todas las parcelas han de ser
dobladas, excepto una que, de manera misteriosa, se mantiene estable.
5h00: una
parcela, otra vez se pone a bajar. Espero para ver si se confirma. Diez minutos
después, mando a encender nuevamente, o sea triplicamos el encendido. Volvemos a
pasar en las filas del primer encendido, en las latas no encendidas. Hace mucho
tiempo que no había conocido una noche tan difícil. Al final, son tres las
parcelas que tendrán que ser triplicadas.
7h30: afortunadamente,
la noche termina de manera un poco más tranquila. Esta amaneciendo. Es el
momento del pico de frío. Pero los termómetros se mantienen más o menos
estables, posiblemente gracias a la gran superficie protegida. No hay necesidad
de encender más.
8:45: los termómetros
testigos acaban de repasar encima de los umbrales de sensibilidad, solo ahora. Podemos
empezar a apagar. Mando primero a apagar las parcelas menos frías. Necesitamos 45
minutos para apagar todo.
¡Vaya nochecita! Ninguna previsión la había anunciado tan
complicada. No recuerdo una noche aislada tan larga y difícil. En general son
episodios de varias noches, entre las que una o dos son problemáticas. Pero esta
vez…
Mando a revisar los termómetros, en algún momento del día,
para guardar los minis absolutos de cada parcela. Y sin sorpresa, en las
parcelas más frías sin protección, la temperatura llego a bajar hasta -4,8ºC. Increíble,
cuando con todas las previsiones, nos esperábamos minis absolutos del orden de
-2 a -2,5ºC.
A lo largo del día, las noticias empiezan a llegar desde
nuestros vecinos que no protegen, o de otras regiones de producción,
especialmente de Murcia y Valencia, zonas que nos hacen habitualmente mucha
competencia comercial. Los daños son considerables ahí. Es probable que haya un
fuerte déficit de producción, en las variedades tempranas de abril y mayo.
Hemos hecho bien con la protección. Si los meses de abril
y mayo no son muy cargados de frutas, hay más posibilidad de conseguir precios
buenos.
Las pérdidas de unos son las ganancias de otros. El dicho
es de actualidad con bastante frecuencia en la producción de frutas y
hortalizas. Son productos perecederos, de vida útil muy corta, extremadamente
sensibles a las variaciones del mercado. Y una débil bajada de producción suele
tener grandes consecuencias sobre el mercado.
Pero cuidado, hemos rozado el desastre. Las observaciones
realizadas en los días siguientes han mostrado que algunas parcelas han tenido
un daño al límite de lo aceptable. El trabajo de aclareo será orientado a
compensar las partes heladas. Al final tendremos cosecha completa.
Pero ha sido muy justo.Nectarina pequeña con daño de frío dos días después de la helada. Color verde oscuro y con aspecto aceitoso translúcida. Esta fruta caerá pronto.
Nectarina pequeña sin daño. Color verde claro y con brillo.
Melocotón ya más gordo, varios días después de la helada, con daño interno en el hueso. Esta fruta no llegara hasta la recolección.
Nectarina sin daño interno. El hueso esta muy blanco, turgente y sano.
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