AGRICULTURA URBANA -1- LA CIUDAD AL CAMPO…
Este verano, durante mis vacaciones, pasé unos días muy
agradables en casa de mi madre, en Burdeos. A lo largo de uno de nuestros
paseos, en coche, me llamo la atención un hecho pequeño, insignificante a
primera vista, que los habitantes de Burdeos conocen bien, sin embargo sin
prestarle atención, o al menos sin ver todas sus repercusiones.
No voy a nombrar a nadie, ya que mi objetivo solo es de
reflexionar, y de hacerte reflexionar conmigo, sobre un verdadero problema.
El Château XX, uno de los más famosos Châteaux de la zona
de Burdeos, es totalmente rodeado por la ciudad. Con el tiempo, el crecimiento
urbano y el crecimiento industrial haciendo su obra de conquista de nuevos
territorios, este muy famoso Château, con la totalidad de su viñedo, se
encuentra totalmente dentro de la ciudad, rodeado de viviendas y de zonas
industriales, rodeado e incluso entrecortado por carreteras, con sus semáforos,
sus rotondas, y sus atascos.
Imagen: http://www.lafdv.fr/images/20151022/3676_9195.jpg
Es precisamente en uno de esos semáforos que mi mirada
fue atraída por una pequeña cosa, totalmente anodina, y muy normal en un viñedo
en el mes de septiembre: los muy bonitos racimos de uva negra.
¿Pero que tenían esos racimos, que entre tanto habrán
sido cosechadas, para llamar mi atención?
Se encontraban escasamente a unos metros de la carretera,
de mi tubo de escape, y de todos los tubos de escape de todos los coches,
camiones y autobuses que pasan diariamente por esa carretera.
Y me hice la siguiente pregunta: los vinos de Château XX,
auténticos iconos de la producción de grandes vinos de Burdeos, ¿se analizan de
vez en cuando para conocer sus niveles de contaminantes urbanos?
Pienso especialmente en los residuos de hidrocarburos, a
los compuestos fluorados, y sobre todo a los metales pesados, plomo, cinc,
cadmio o níquel, cuyos riesgos se sabe que son muy lejos de ser anodinos.
Así que me fui a la mayor librería de la ciudad, conocida
por la inmensa diversidad de los libros disponibles. En la ciudad de Burdeos,
en una de las mayores librerías de Francia, los libros sobre los vinos de
Burdeos son innumerables. Busque algo sobre esta cuestión. Pero nada. Nada de
nada, ni siquiera una simple evocación de un problema potencial. Evidentemente,
no se cuestiona la calidad de los vinos de Château XX, ni de los grandes vinos
de Burdeos.
Así que decidí buscar en Internet lo que podría encontrar
sobre el tema. Tampoco. Solo fui capaz de encontrar algunos documentos
indicando cierta contaminación provocada por las bodegas de vino, pero nada sobre
lo que me preocupa.
De repente, tuve la idea de buscar si existe algo sobre
los riesgos de contaminación en los huertos urbanos. ¡Bingo! Existen varias
publicaciones, y diversos estudios sobre el tema, realizados especialmente en
Estados Unidos, en Alemania y en Ucrania, y que indican riesgos, tanto de
contaminación de los suelos (pero que en principio no afecta a las frutas),
como de contaminación del aire, y por consecuencia de las frutas, por residuo
atmosférico.
Ahí es donde uno se puede hacer preguntas.
Imagen: https://theurbanprospector.files.wordpress.com/2015/03/chicagofarm-thegreenhorns-wordpress.jpg
Porque las uvas no se lavan ni se cepillan una por una
después de la vendimia, y los residuos atmosféricos llegan probablemente hasta
la barrica. Las moléculas como los óxidos de nitrógeno, sin duda se descomponen
durante el proceso de vinificación. Pero los metales, no.
¿Es un problema? Quizás no, es posible que los metales
presentes lo sean en unos niveles suficientemente bajos para que no haya riesgo
sanitario.
Sin embargo, según los links indicados, las plantas
situadas a menos de 10 metros de vías de elevada densidad circulatoria,
presentan un alto riesgo de pasar de las normas europeas.
Pero el artículo también indica que los setos vegetales
son uno de los mejores medios para reducir este efecto contaminante. Se puede
razonablemente suponer que la mayor parte de la vendimia se sitúa en los
niveles de contaminación muy débil. Como, en el caso del vino, la uva no se
consume sola, sino mezclada con millones de otras uvas, es muy probable que los
niveles alcanzados por el vino son bajos.
Pero por lo visto, pocas personas se han preocupado de
verificarlo, o al menos de hacerlo público.
Es probable que no presenta problema de salud pública. Es
aún más cierto en este caso, ya que este Château practica unos precios que no
sitúan el riesgo potencial al nivel de un riesgo para el gran público
(precisamente la semana pasada, aquí en Sevilla, en la boutique gourmet de un
supermercado, he visto una botella de Château XX a la venta por más de 450€…).
Esta situación es involuntaria de parte de Château XX,
que tan solo ha visto como la ciudad se le estaba acercando a lo largo del
tiempo, sin su intervención, pero es bastante frecuente en agricultura. Cuanto
más cerca de la ciudad seas la finca, más sensible es a este fenómeno. También
es el caso de todos los “cinturones verdes” que rodean las ciudades, y de los
que los agricultores locales aprovechan la oportunidad económica que representa
la posibilidad de venta directa de los productos de la finca. De hecho, muchos
han convertido sus producciones a la agricultura ecológica para atraer un
público cada vez más numeroso, y deseoso de productos “auténticos”.
Sin embargo esta evolución, que parece inevitable, de
progresión de las ciudades hacia el campo no debe hacernos olvidar las
consecuencias negativas de esta conquista: reducción de tierras agrícolas,
desaparición de agricultores, contaminación de las zonas rurales, obligación de
aumentar la productividad para mantener la capacidad alimentaria.
Imagen: http://menehayfarm.co.uk/wp-content/uploads/2016/01/website-intro.jpg
Los medias, ávidos de temas sensibles, presentan
demasiado a menudo el agricultor como el principal responsable de la
(supuestamente mala) calidad de los productos alimenticios (cada vez más
cuestionada por ONGs cuyos objetivos quedan opacos).
Pero ¿debemos eludir la responsabilidad creciente de la
rápida urbanización?
¿Es
el agricultor responsable de la contaminación provocada por el crecimiento
urbano? Nadie hable del tema, de esta contaminación y de sus
consecuencias sobre la alimentación, cuando es más preocupante, en mi opinión,
que el empleo de plaguicidas.
La
realidad sobre los plaguicidas esta maquillada para poder acusarlos, así como
sus fabricantes y sus usuarios. Es de moda, desconfiamos de todo. Pues
abastezcamos desconfianza a todos! Vende muy bien…
La
realidad sobre la contaminación queda ocultada, ya que no se le puede echar la
culpa a nadie, con lo que no hay posible cabeza de turco. En
este caso, los acusadores (los productores del programa y los propios
telespectadores) se encontrarían directamente sentados en el banquillo de
acusados. No vende bien…
…Y EL CAMPO EN LA CIUDAD.
Pero para ir más lejos en esta reflexión, la agricultura
urbana está en pleno auge, especialmente en los círculos ecologistas.
Los proyectos de huertas y huertos en los techos, en los
jardines, en los patios de bloques o en las terrazas son muy numerosos. De esta
manera se puede producir sin plaguicida, únicamente por las técnicas ecológicas,
frutas y hortalizas de las que por lo menos, estamos muy seguros que son sanos.
¿Es esto cierto?
La contaminación urbana, ¿es mejor para la salud que los
residuos de plaguicidas de síntesis?
La vegetalización de techos, fachadas y construcciones es
una excelente cosa para la biodiversidad, para la salud de las abejas y de las
aves, así como para la calidad del aire de las grandes urbes, de esto no hay
duda. Pero entre eso, y hacer que sea un recurso de alimentos supuestamente
sanos, hay un paso que personalmente, me niego a dar…
Imagen: http://deavita.fr/wp-content/uploads/2016/02/jardin-sur-le-toit-pleine-ville-ultra-moderne.jpg
Al menos, con los residuos de plaguicidas, existen
referencias serias y numerosas, que siempre se pueden discutir, pero que
existen. Estudios muy largos y completos se realizan para determinar la acción
sobre la salud y el medioambiente de todas las moléculas autorizadas. Los
equipos encargados de evaluar las moléculas son constituidas por científicos,
médicos y agrónomos muy competentes y controlados. Se puede confiar en sus
conclusiones, piensen lo que piensan algunos. Sin embargo, algunos no dudan en
afirmar que el origen de esos contaminantes podría ser situado en los
plaguicidas (por ejemplo adeptos de la permacultura http://www.permaculteurs.com/article/risques-de-pollution-au-potager/).
¿Alguien conoce un plaguicida que contenga plomo, cadmio
o níquel? No hay ninguno. Es tan fácil echarles la culpa a los plaguicidas de
todo, y del resto también…
En cuanto a los contaminantes industriales y urbanos,
existen pocas referencias, y las normas solo hacen referencia a los metales
pesados. Sin embargo algunos vegetales, especialmente los alimentos-hojas como
lechugas, espinacas, coles y otras plantas aromáticas de hojas son
especialmente expuestos a todos los contaminantes, ya que tienen una superficie
de captación grande, que además se come. También es el caso para el pimiento,
alimento que pesa poco pero que tiene una relación peso/superficie muy
desfavorable.
Pues estimados hortelanos urbanos, convencidos que
vuestras frutas y hortalizas son más sanas que las que podéis comprar en el
supermercado, tenéis que saber que tragáis probablemente un gran número de
contaminantes para los que sois vosotros mismos los ratones de laboratorio…
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