NATURAL VS SINTÉTICO – LA IDEA
Para arrancar bien el año, voy a iniciar una nueva serie,
potencialmente muy polémica. Pero antes de adentrarme en los temas que tengo en
mente, conviene precisar la idea de esta serie.
No tengo intención de atacar la agricultura ecológica
como tal, pero más bien de atacarme a ciertos prejuicios, ampliamente
difundidos por la comunicación explicita, o a veces no explicita, hecha por
personalidades, lobbies, o grupos económicos que sacan sus beneficios (a veces
cuantiosos) de la venta de asesoramiento, de artículos, de conferencias, de
formaciones, de seminarios o simplemente de productos ecológicos.
Buscan sembrar la duda en la mente de los consumidores
con la única meta de provocar un cambio en sus hábitos de consumo, para poder
sacar beneficios siempre mayores.
Todos los medios están permitidos, artículos en
periódicos, programas de televisión, encuentros con periodistas, carteles,
campañas publicitarias, acciones en los mercados, lobbying en los círculos
políticos, redes sociales, con un amplio uso de mentiras, de verdades
desviadas, de manipulación de números, des estadísticas o des imágenes, para
hacer avanzar sus ideas.
Imagen: http://www.agrimaroc.ma/wp-content/uploads/agricultre_bio.jpg
Dudo mucho de la voluntad filosófica que tienen de hacer
cambiar las mentalidades.
Estoy convencido que el objetivo se sitúa en dos líneas
paralelas, económica por una parte, de enriquecimiento puro y duro, y de poder
por otra parte, por el control que llegan a conseguir sobre numerosos
responsables, políticos y económicos, gracias a sus acciones.
Tengo mucho respeto por los agricultores ecológicos que
tienen que producir con medio muy limitados. Se enfrentan a los mismos
problemas que los agricultores convencionales, pero deben resolverlos con
medios y técnicas a veces ilusorios, y deben soportar pérdidas de producción a
veces importantes.
En algunos casos graves, el hecho de recurrir a una
solución sintética para resolver una situación desesperada, les hace perder su
certificación ecológica, y los mercados que les permite alcanzar (mira este artículo
francés http://www.arboriculture-fruitiere.com/content/perdre-ou-ne-pas-perdre-son-label-bio).
Eso demuestra, por una parte que lo ecológico no dispone
de soluciones para todas las situaciones, y por otra parte que elegir la
agricultura ecológica presenta riesgos para el agricultor.
Algunos, los menos numerosos, son agricultores ecológicos
por convicción (cosa que respeto, aunque no comparto la filosofía), otros, los
más numerosos, lo hacen por interés económico. Lo ecológico se ha convertido en
un mercado, muy dinámico en la actualidad, y han decidido hacer descansar la
estabilidad o el desarrollo de su empresa sobre él (cosa que respeto también,
ya que es una perfecta lógica empresarial).
Pero estoy escandalizado cuando uno de mis compañeros,
asesor de fincas de frutales en Francia, me cuenta que en los últimos años, la
casi totalidad de las conversiones a la producción ecológica entre sus
asesorados (y de manera general en Francia, parece ser), proceden de personas
que lo hacen, ni por convicción, ni por elección económica. Uno y otro serían
perfectamente coherentes.
No, se convierten al ecológico porque ya no soportan la
presión social y familiar sobre el tema de los pesticidas o de la contaminación
de los suelos, de las aguas y del aire.
Sus vínculos familiares, sociales y amistades llegan a
romperse por una simple cuestión de técnica de producción agrícola.
Se sienten puestos al margen de la sociedad.
No quieren tener que justificarse día tras día.
Están hartos de tener que defender su actividad, con el
riesgo de tener que soportar broncas o enfrentamientos llenos de odio.
Prefieren abandonar una lucha que consideran perdida de
antemano, y convertirse a la producción ecológica.
Es la conversión bajo coacción, al igual que en los
mejores tiempos de la Inquisición o de las peores dictaduras.
¿Alguien habla de Libertad?
Pero hay mucho que decir, sin menospreciar a nadie, sobre
la realidad del uso de pesticidas y fertilizantes, o también sobre la
imposibilidad de emplear herbicidas en agricultura ecológica. Es que la
agricultura ecológica necesita pesticidas, pero los pesticidas autorizados se
seleccionan exclusivamente por su origen natural, aunque sean peligrosos para
la salud o el medioambiente.
El problema de los fertilizantes es similar. La
agricultura ecológica los emplea, pero solo si son de origen natural. Por
supuesto, no es un defecto en sí. Es sin embargo un factor limitante, y no es
una elección sin riesgo sanitario o medioambiental.
Por cierto, se puede emitir una duda sobre el valor de la
elección de la palabra “natural”, ya que la química de síntesis, solo emplea
productos naturales para transformarlos, especialmente el petróleo o el aire.
Por otra parte, la química no inventa casi nada, su
principal fuente de inspiración es la propia Naturaleza. Gran parte de las
moléculas de síntesis son copias de moléculas naturales, o evoluciones de esas
copias.
A lo largo de los ejemplos, veremos que el empleo de la
noción de natural tiene sus altos y bajos según los interese que se defienden.
El debate sobre los OGM se sitúa en otro plano, ya que el
rechazo es puramente filosófico, sin real justificación científica. He tenido,
hace poco, un debate animado sobre el tema, en una página Facebook de
agricultura ecológica. Hay que reconocer que me había atrevido a compartir ahí
un artículo que defiende los OGM. Quería provocar un debate, para saber si los
agricultores ecológicos tienen otros argumentos que los habituales, los que se
usan y de los que se abusa en publicaciones y artículos partidarios. Pero a fin
de cuenta, mi impresión es clarísimamente que el rechazo hacia los OGM viene
principalmente del empleo, a veces abusivo, de herbicidas.
He tenido ocasión de escribir, en este blog (https://culturagriculture.blogspot.com.es/2015/09/53-ogm-y-porque-no.html),
que los OGM resistentes a herbicidas no son, en mi opinión, el interés
principal de la técnica, y que las orientaciones nutricionales o
medioambientales de la investigación serían mucho mejores. También he escrito
que es muy probable que si la técnica si la técnica se había desarrollado,
desde el principio, no con fines económicos directos, pero con fines sanitarios
o medioambientales, el rechazo actual no habría encontrado base para
desarrollarse.
Total, vuelvo a esta conclusión personal que es que el rechazo
no viene del hecho que el cultivo sea OGM, sino del hecho que siendo un OGM
resistente al glifosato, permite al agricultor usar y abusar del empleo del
glifosato, con consecuencias que ponen en tela de juicio el glifosato, no el
OGM. Es muy diferente. Los argumentos van en contra del herbicida, no en contra
de la naturaleza OGM del cultivo.
Al final los numerosos argumentos científicos a favor de
los OGM, no tienen peso frente a la manipulación de las mentes por argumentos
que mezclan los hechos, haciendo una amalgama entre la naturaleza OGM del
cultivo y el empleo abusivo del herbicida.
Nos situamos pues realmente en el terreno de la
manipulación y de las creencias.
Imagen: http://www.pleinchamp.com/var/ca_pleinchamp/storage/images/plein_champ/home/actualites-generales/actualites/stephane-le-foll-peaufine-son-plan-agroecologie/35904779-1-fre-FR/stephane-le-foll-peaufine-son-plan-agroecologie.jpg
No tengo nada en contra de la agricultura ecológica como
método de producción. De hecho, empleo muchas de sus técnicas, ya que aplico
día adía la producción integrada, que se podría definir brevemente como una
agricultura ecológica que permite el recurso a los productos sintéticos, tanto
para los pesticidas, como para los herbicidas y los fertilizantes.
Hay que notar que la noción de producción integrada, poco
entendible para cualquiera que no tenga vinculación directa con la agricultura,
evoluciona progresivamente hacia la noción de agroecología, que es casi lo
mismo, pero con una denominación más “vendedora”. Estamos de lleno en el
terreno de la comunicación.
Sin embargo, la agroecología amplía el debate, uniendo
bajo la misma bandera, las diferentes formas de agricultura ecológica y la
producción integrada, por sus esfuerzos comunes para la reducción del impacto
negativo de la agricultura, integrando también una dimensión social y cultural.
En esta serie, tengo la intención de tomar temas
determinados y ejemplos, y de poner en paralelo la solución ecológica y su
equivalente convencional, intentando comparar, de la manera la más objetiva
posible, los puntos fuertes y débiles de cada una, para poner a la luz lo que
es del dominio de la realidad, de la ciencia, lo que es realmente justificado,
y lo que es del dominio de la creencia.
Al final encontraremos una gran incoherencia, y sobre
todo una manipulación de las mentes de los consumidores debida a la gran confusión
expresamente mantenida entre la noción de “natural” y la noción de “bueno para
la naturaleza” y de “bueno para la salud”.
Es lo que me parece más grave, y es por este motivo que
inicio esta serie.
Sabes de antemano a que conclusión voy a llegar, ya que
conoces globalmente mi opinión en estos temas.
Pero lo que todavía no sabes, es que los argumentos para
defender mis ideas son numerosos y potentes, y que esos argumentos no vienen,
ni de la necesidad de producir más, ni de un problema de rentabilidad, ni de
una manipulación por los gigantes de la agroquímica.
Hablaremos sobre todo de eficacia, de salud, de
contaminación, de residuos, de efectos secundarios.
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