PROTECCIÓN DE LAS PLANTAS - BEBEDEROS
Grandes esfuerzos se realizan diariamente por cada vez
más agricultores para mejorar la biodiversidad en sus fincas, que se traducen
por un creciente respeto de las zonas arboladas, la implantación de árboles en
las zonas incompatibles con los cultivos o la plantación de setos que permiten
delimitar la finca a la vez que se protege contra las intrusiones mal
intencionadas o evitando los efectos indeseados en lagos y ríos. En regiones de
viento, como es el caso en Provenza, en el sur de Francia, la protección de los
cultivos contra el viento se hace tradicionalmente con setos de cipreses.
Esas zonas de biodiversidad cumplen su papel a la
perfección, y muchas clases de animales se instalan rápidamente. Es especialmente
el caso de preciosos pequeños roedores arborícolas como las ardillas, muy
conocidas, o de los lirones mucho menos conocidos y a menudos confundidos con
las ratas.
En sí, esos animales no son dañinos. Se alimentan de
semillas y de frutas, pero su consumo es habitualmente bajo y no presenta un
riesgo importante para el agricultor. Sin embargo, en algunos casos pueden
ocasionar serios daños, no tanto a los cultivos, sino a los sistemas de riego. Es
especialmente verdad con la micro-aspersión y el goteo.
En esos sistemas, el agua está conducida por tuberías
enterradas y/o superficiales hasta el pie del cultivo.
Nuestros preciosos pequeños roedores entienden muy rápidamente
que esas tuberías están llenas de agua. En primavera, no suele haber problemas
ya que encuentran fácilmente agua en los charcos de lluvia o gracias al rocío
de la mañana.
Pero en pleno verano, cuando todo está seco, tiene sed, y
encontrar agua puede ser complicado, o muy lejos. Si quieren beber fuera de las
horas de riego, intentan liberar en agua contenida en las tuberías, royéndolas
(en general son de plástico, de tipo polietileno), los daños pueden ser
importantes y las pérdidas de agua también. A eso, hay que añadir las faltas de
agua provocadas por las fugas y las pérdidas de presión, que pueden perjudicar
el cultivo.
Además, es un tipo de problema que suele cansar el
agricultor ya que repara con frecuencia y vuelve a encontrar el mismo problema
al día siguiente, en el mismo sitio o casi, y así sucesivamente durante todo el
verano.
Fotos personales
La lucha contra lo que se puede convertir en una auténtica
plaga no pasa por la eliminación de los roedores, es difícil, casi inútil y
contraproductivo en términos de biodiversidad y de contaminación.
Lo más sencillo, barato y efectivo es de instalar
bebederos, que se llenan con el agua de riego, luego rebosan, regando el
cultivo.
Los roedores pueden tardar un poco en acostumbrarse y se
puede encontrar, en los primeros días, tuberías roídas justo al lado de un
bebedero, o incluso en el propio bebedero.
Hay que insistir ya que al cabo de unos días, los
roedores habrán entendido que el agua está disponible sin esfuerzo en los
bebederos, y dejaran de roer las tuberías.
Foto personal
Los casos de este tipo son bastante numerosos en
agricultura. Es casi siempre más sencillo y efectivo encontrar el método para
vivir en armonía con los animales, antes que intentar luchar contra ellos.
Es una de las bases de la producción integrada y de la producción
ecológica, así como de todos los métodos de producción que ponen en prioridad
el equilibrio medioambiental de la finca.
Solo se emplean métodos de lucha cuando los otros medios,
como la profilaxis, la instalación de nidos o de hoteles de insectos, de
bebederos o de simples repelentes han fracasado, y que los daños se han
convertido en algo peligroso y difícil de gestionar.
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