INTEMPERIES – …EN DESTINO
La actualidad climática, como de costumbre, sacude, una
vez más mi programa de publicaciones. Esta vez, es un problema indirecto, pero
cuyas consecuencias son extremadamente directas.
Una proporción importante de los productos agrícolas están
destinados a ser transportados relativamente lejos de su lugar de producción. Es
una realidad si hablamos de exportación, también lo es dentro de un mismo país,
para mandar alimentos de zonas tempranas a zonas tardías, o para alimentar las
grandes ciudades, a veces muy alejadas de las zonas de producción.
Trabajo pues en producción de melocotón y nectarina en el
sur de España, para un mercado de exportación europea, en temporada ultra-temprana.
España ha centrado, con mucho éxito desde 40 años, gran
parte de su desarrollo económico, sobre la producción agrícola destinada a la exportación
hacia sus vecinos europeos. Algunas producciones tradicionales han sido
incrementadas, como el arroz, el plátano, el aceite de oliva, el vino, la almendra,
los tomates, el corcho o la sandía entre otras muchas cosas, otras han sido
desarrolladas expresamente en esta idea, como la fresa o el arándano, otras más
tenían una implantación reciente, y se han convertido en producciones de primer
interés, como es el caso con el algodón.
La empresa que me emplea innovo hace 45 años con la producción
de melocotón y nectarinas en una zona donde no se producía, y ha sido imitada,
ya que las condiciones son interesantes, aunque difíciles. Iniciamos la recolección
hacia el 15 de abril para terminarla hacia el 15 de junio, cuando la producción
del norte de España, de Francia y de Italia empieza a ser abundante, y la
competencia se pone en nuestro desfavor.
En esos últimos días, después de episodios climáticos variados
y complicados (falta de frío, luego heladas de primavera, luego falta de luz,
ver mis 4 últimos artículos sobre intemperies), hemos vuelto a condiciones climáticas
normales y empezamos a encontrar nuevamente un nivel habitual de calidad.
Las zonas en competencia han sufrido mucho con la falta
de frío y las heladas de primavera, lo que deja Andalucía occidental casi sola
en el mercado europeo, con una baja presencia de frutas procedente de Marruecos
por ejemplo
Nuestras plantaciones están ahora produciendo a tutiplén.
Pero nuestras cámaras frigoríficas están llenas de frutas
que no encuentran comprador.
¿Por qué?
Algunos tipos de alimentos son muy sensibles a las
condiciones climáticas del lugar de consumo. No tenemos ganas de comer lo mismo
si hace un tiempo bueno y caluroso, o si
hace frio y si está nevando. Obviamente estamos hablando de personas con situación
estable y con recursos suficientes para poder elegir. Es un lujo del que no nos
damos cuenta, pero que al menos la mitad de la población mundial no se puede
permitir.
En los países ricos, ya es normal encontrar una gran
diversidad de productos frescos, en cualquier momento del año.
Es el caso del melocotón y de la nectarina, clasificados como
“frutas de verano”, ya que su consumo es realmente elevado si hace calor. También
es el caso, por ejemplo, para el melón o el albaricoque.
Si hace frío, las ventas se concentran sobre frutas como
la manzana o el plátano.
El mismo fenómeno se produce con determinadas hortalizas
o algunos tipos de guisos. Total, cuando tenemos la posibilidad de hacerlo, nos
gusta comer de otra manera si hace calor o si hace frio.
Y desde unos diez días, hace frio y mal tiempo en las
principales zonas de destino de nuestra fruta. Esta nevando en Escandinavia, en
Alemania, en Suiza, en Bélgica, etc. En Francia, fuertes heladas de primavera anormalmente
tardías, han provocado graves daños a cultivos sensibles, como la viña y los
frutales. El invierno ha hecho un regreso violento que provoca graves destrozos ahí, y
una brusca parada del consumo de los productos de verano.
Por otra parte, algunos problemas políticos pueden
influir mucho en el mercado. Es el caso del cierre de las fronteras rusas. El año
pasado, hemos podido casi evitar sus consecuencias. No este año.
Nos encontramos con una mayor cantidad de fruta que la
habitual en un mes de abril, gracias a la precocidad del año (la falta de frío),
pero con una calidad a menudo inferior a la habitual (la falta de luz), una
fruta delicada (consecuencia fisiológica de las heladas de primavera), y
grandes dificultades para vender.
En la gestión diaria de la recolección, los problemas son
muchos y complejos:
- Solo mandar
al almacén de confección la fruta que se podrá comercializar en esas
condiciones. Tenemos que tirar al suelo toda la fruta que no cumple. Pero es difícil
que todos los trabajadores hagan bien esta selección en el campo. Es difícil,
lento y caro.
- A pesar
de esto, recolectamos más cantidad que lo que somos capaces de vender. El melocotón
es una fruta de la que es imposible aplazar la recolección, sin que se
sobre-madure, y pierda sus cualidades comerciales. Estamos condenados a coger,
o a dejar que la cosecha se pierda.
- Las cámaras
frigoríficas están saturadas de frutas no vendidas, con lo que los envases de
recolección no están liberados. La falta de cajas de recolección puede obligar
a sacrificar frutas que decidimos no coger, por falta de cajas.
- A pesar
de la falta de frutas, el mercado está saturado y los precios bajan. Solo salen
las frutas más gordas y las más dulces. Se dispara el porcentaje de frutas
enviadas a la industria o a la basura.
El nerviosismo se puede palpar, y el ambiente no está
precisamente alegre y relajado…
Total, esta primera parte de temporada, habitualmente más
bien tranquila y acompañada de precios favorables, se ha convertido en caos técnico
y comercial.
Nos queda apostar por lo que queda de temporada,
esperando, por una parte que el tiempo mejore en Europa y que el mercado vuelva
a cierta serenidad, y por otra parte que nuestra frutas vuelva al nivel de
calidad que ha hecho, desde más de 40 años, nuestra reputación en el mercado
europeo.
Nunca nada esta ganado de antemano durante una temporada
de recolección. Un problema grave puede surgir en cualquier momento y desestabilizar
totalmente una campaña, y la economía de las empresas que dependen de ella.
Todos los fenómenos climáticos de este año ya han
ocurrido desde que trabajo en esta empresa.
Sin embargo, este año es excepcional por la acumulación
de fenómenos adversos.
Esperemos que no tengamos más…
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