UNA FRUTA, ¿QUÉ ES?
Consumimos frutas a diario, es una de las bases de
nuestra alimentación, nos recomiendan mucho consumir cinco piezas al día.
Pero en realidad, una fruta, ¿qué es?
¿De qué sirve?
Para entender lo que es una fruta y cuál es la justificación
de su existencia, hay que ponerse en la perspectiva de la planta, no del ser
humano que quiere comer un postre, o que quiere una dieta equilibrada.
La planta, al igual que todos los seres vivos, tiene una
prioridad absoluta en la vida, reproducirse, asegurar la continuidad de la
especie. En la mayoría de los casos, lo hace mediante la producción de semillas.
Imagen: http://www.sawondo-sport.com/images/206/blog/206_5833.jpg
El sentido usual de la palabra fruta incluye la mayoría
de productos vegetales dulces, que a menudo se consumen a modo de postre. Ahí
encontramos la manzana, el melocotón, la cereza, el mango, el lichi, la
chirimoya y muchos más. También se incluye la piña, el higo o la fresa por
ejemplo, aunque no lo sean (son falsas frutas, infrutescencias en el caso de la
piña y el higo, poliaquenio en el caso de la fresa), o también de la avellana,
la almendra, la nuez, bajo la denominación genérica de “frutos secos”, que
tampoco lo son. Sin embargo no incluimos la berenjena, el pimiento, la calabaza
o el calabacín, aunque lo sean.
Hoy me voy a centrar sobre el sentido botánico de la
palabra, y sobre el papel que juega la fruta desde el punto de vista de la
planta. El mundo vegetal no hace nada por casualidad. Si la fruta existe, es
que hay una justificación a su existencia. El hombre consume la fruta porque la
encontró a lo largo de su búsqueda, en la época en que todavía era cazador-recolector,
y desde entonces, aprendió a domesticarla mediante la agricultura.
La fruta es la envoltura de la semilla, pues es una parte
carnosa de forma, tamaño, color y consistencia muy variables. La fruta solo
existe por la semilla. Una prueba simple: si hay un problema de polinización,
que la semilla aborta, la pequeña fruta se cae antes de iniciar su desarrollo.
La planta no puede gastar toda la energía necesaria para la fabricación de una
fruta si la semilla no ha podido formarse, con el riesgo de agotarse inútilmente.
La estructura general es la misma, sea cual sea la fruta.
Son las diferencias de aspecto, de textura, de composición y de proporción de
cada uno de los elementos que determinan las características de cada fruta.
A continuación, lo que dice Wikipedia en su edición
francesa:
Imagen: https://66.media.tumblr.com/tumblr_lllbhvyLO61qktyf1o1_500.gif
“Pericarpio
El
pericarpio es la pared de la fruta, procedente de la transformación, después de
la fecundación, de la pared del ovario. Para las falsas frutas, resulta de la
transformación del receptáculo floral.
El
pericarpio está formado de tres capas:
- El epicarpio, generalmente colorado,
usualmente llamado piel;
- El mesocarpio, que da la parte jugosa de las
frutas carnosas;
- El endocarpio, a veces lignificado y llamado
hueso.”
Pero la planta tiene que enfrentar un problema
fundamental: no se puede desplazar.
Sin embargo necesita que sus semillas sean transportadas
un poco o mucho más lejos, cosa que no puede hacer sola, salvo caso especial
(como es el caso del pepinillo del diablo, ecballium elaterium, capaz de
proyectar sus semillas a más de diez metros de distancia https://www.youtube.com/watch?v=wOIHzl2h9a8).
¿Por qué esta necesidad de mandar sus semillas a lo
lejos?
Para evitar una superpoblación en una misma zona limitada
y un problema alimentario y de supervivencia. Pues necesita esparcir sus
semillas en los alrededores, fuera de la zona de influencia de la copa de pie
madre. El reino vegetal ha demostrado una increíble capacidad para imaginar y
poner en marcha sistemas variados y muy efectivos para conseguirlo.
Algunas plantas emplean a los animales para el transporte
de sus semillas. Para eso, la semilla debe ser atrayente, pero protegida.
Otras prefieren emplear el aire o el agua como medio de
transporte. Para eso, la semilla debe ser ligera y “equipada” para poder
viajar.
Volvamos a nuestra planta, que lleva frutas, a menudo
gordas y pesadas, que necesita esparcir sus semillas a varios metros del pie
madre.
¿Cuál es la solución? Emplear los animales, móviles, que
van a pasar cerca. Pero para conseguirlo, hay que atraerlos. Vamos a encontrar
pues una gran diversidad de colores, de formas, de aromas, de sabores, e incluso
de tamaño de frutas, para atraer determinados tipos de animales.
Por ejemplo, todas las frutas cuya semilla es de gran
tamaño (melocotón, albaricoque, mango, ciruela, etc.), intentan atraer mamíferos
o a grandes réptiles, que tendrán la posibilidad de transportarlas.
Las frutas con semillas pequeñas (manzana, pera,
cítricos, tomate, cucurbitáceas y otras), también pueden atraer a pájaros y
pequeños roedores.
Entonces la fruta en sí, la que comemos, evitando
cuidadosamente el hueso, ¿de qué sirve exactamente?
Tiene varios papeles, a menudo consecutivos, a lo largo
de su desarrollo.
Durante todo el ciclo, tiene un papel protector
permanente de la propia semilla. Por ejemplo, en caso de granizo o helada, es primero
la envoltura que soporta los daños. La semilla solo será afectada si el
problema es grave.
A principio del ciclo, la semilla en formación, todavía
muy pequeña, está envuelta por carne que la protege de los problemas
climáticos, y es normalmente poco atractiva, repelente o incluso a veces tóxica
para los animales y los insectos, para evitar que la fruta sea devorada antes
de que la semilla sea viable.
Durante esta fase, si la planta se encuentra en una
situación peligrosa, en la que su supervivencia está amenazada, todavía tiene
la posibilidad de descargarse (parcialmente o totalmente) de sus frutas, para
intentar sobrevivir. “Sabe” que, ya que todavía está a principio del ciclo, no
tiene posibilidad de llevar la semilla hasta su madurez. Por lo tanto es más
prudente descargarse para intentar sobrevivir al problema, con el fin de
intentarlo otra vez al año siguiente.
Más adelante, se produce el cuaje, fenómeno hormonal
complejo que hace que la fruta se agarra definitivamente a la planta. Ya no hay
casi posibilidad de caída fisiológica. La fruta engorda, al mismo tiempo que la
semilla se desarrolla y crece. Puede ser utilizado por la planta a modo de
reserva de agua y de nutrientes, en caso de encontrarse en una situación de
riesgo (sequia, inundación, ataque parasitario), que pueda comprometer su
supervivencia. Este reservorio constituido por la fruta, debe permitir a la
semilla terminar su evolución, aunque la planta termine muriéndose. En el mundo
vegetal, al igual que en el mundo animal, la prioridad no es la supervivencia
del individuo, sino a la perennidad de la especie. Es normal y usual que un
individuo se sacrifique para asegurar la supervivencia del grupo o de la
descendencia.
Cuando este la evolución de la semilla terminada, la
planta provoca la maduración de la fruta, acompañada de un cambio de color y de
la producción de sustancias atrayentes, como los azúcares y los aromas, para
atraer los animales que necesita la planta para la diseminación de la semilla. Los
animales van a detectar, luego consumir o llevarse la fruta, et tirar la
semilla un poco más lejos, cumpliendo así su papel en la diseminación de la
especia vegetal.
El tamaño, el color, el tipo de carne, los aromas, son
tantos caracteres que van a determinar los animales que serán atraídos por cada
tipo de fruta. Le evolución local de individuos silvestres añade también una
variabilidad genética dentro de una misma especie vegetal.
Los hibridores, los que crean variedades por vías naturales
(por polinización controlada, no por transgénesis), buscan esta variabilidad
genética debida a los cruces casuales en la naturaleza, y a las adaptaciones
locales, para transmitir los caracteres interesantes. Por ejemplo, una fruta
silvestre originaria de una región muy húmeda tendrá probablemente una
tolerancia o resistencia a determinadas enfermedades fúngicas o bacterianas
favorecidas por la humedad. Este carácter va poder ser transmitido a una parte
de su descendencia.
Foto: http://leschauvessouris.l.e.pic.centerblog.net/ef0529ca.jpg
Para el agricultor, en el caso de la mayoría de las
frutas y hortalizas, lo que más importa, es la envoltura, no la semilla que, a
menudo, no se consume. Pero excepto caso particular, sin semilla, no hay fruta.
Por eso es importante entender que el objetivo de la agricultura
es producir la fruta, cuando la planta intenta producir la semilla contenida
por la fruta.
Nuestro interés por la fruta no es el mismo que el de la
planta.
La planta protege su semilla por mediación de la fruta. La
fruta existe para soportar agresiones de todas clases, climáticas, ataques de
insectos o de enfermedades. No tiene mayor importancia, siempre que la semilla
este a salvo.
Pero el agricultor debe proteger la planta contra todas
las agresiones exteriores, ya que su objetivo es de conseguir una fruta
presentable y bonita, para poder venderla.
Debe proteger el protector.
Debe ser capaz de producir la fruta, incluso si la
semilla no es viable.