AGROECOLOGÍA - CUBIERTA VEGETAL
El motivo inicial de mi contratación
aquí era la conversión del sistema de riego. Desde sus orígenes, la empresa
solo empleaba el riego tradicional por gravedad.
El paso al riego por goteo exigía un
esfuerzo técnico que el responsable de producción no podía asumir solo.
Anteriormente, era asesor técnico para
un grupo de productores, entre los que la cubierta vegetal era una práctica
bastante habitual.
Foto personal
Llegando aquí, me encontré con una
plantaciones con un suelo cuidadosamente mantenido limpio, es decir sin ninguna
hierba, mediante un trabajo mecánico entre cada riego por gravedad.
El cambio de sistema de riego requería
una adaptación. Era evidente que el laboreo ya no se justificaba.
De manera muy natural, pasamos a
aplicar herbicidas en toda la superficie, para mantener el suelo limpio, sin
trabajo mecánico. Los herbicidas disponibles permitían un efecto bueno,
duradero y económico.
Este suelo muy limpio se justificaba
por la competencia de la hierba con el cultivo, especialmente en agua, en una
región, Andalucía, donde el agua es un bien preciado, que conviene no
desperdiciar. Por otra parte, la presencia de hierba en primavera puede
aumentar la sensibilidad a las heladas. Por fin, la presencia de hierba
aumenta, en épocas de recolección, la humedad ambiente, incrementando el riesgo
de enfermedades de conservación, y en consecuencia las pérdidas después de
recolección y los litigios en destino.
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Pero con el tiempo, el final del
mantenimiento mecánico del suelo se tradujo también por una compactación, un
endurecimiento del suelo provocando un debilitamiento de las plantaciones por
rodales, ocasionando importantes irregularidades en la capacidad productiva y
cualitativa.
Hemos llegado a invertir en aperos de
descompactación costosos en la compra y en el uso. Sin embargo, la eficacia de
esos medios mecánicos se reveló generalmente limitada a unos meses, o incluso a
tan solo algunas semanas.
Es cuando me vino la idea de buscar un
método duradero y natural para conseguir este resultado. Muchas lecturas,
algunos viajes y numerosos contactos me han convencido de probar, en mis
condiciones locales, la cubierta vegetal.
Primero he tenido que buscar referencias
para encontrar especies vegetales, adaptadas a estos suelos y sobre todo a las
condiciones climáticas locales. Hay que decir que aquí, el invierno se
caracteriza por su falta de frío, el verano es largo (4 a 5 meses), muy
caluroso (es habitual pasar de los 40ºC), y sobre todo muy seco (al menos 4
meses sin la menor gota de lluvia). Siendo las referencias limitadas, las
semillas caras para un resultado no seguro, decidí trabajar de otra manera, en
base a especies autóctonas, obviamente más adaptadas a las condiciones locales.
Algunas plantas pueden aquí ser muy
problemáticas, especialmente la malva (Malva silvestris), que coge proporciones
gigantescas, la correhuela (Convolvulus arvensis), muy invasora y trepadora, la
verdolaga (Portulaca oleracea), gran consumidora de agua, y el pinito, que
tiende a conquistar todo. Todas esas plantas son dicotiledóneas, y su control
se puede hacer a base de herbicidas selectivos. La única gramínea problemática
es la juncia (Cyperus esculentus), muy competidora en nutrientes, y muy
invasora en suelo desnudo.
Mi decisión pues fue la aplicación,
después de las nacencias provocadas por las primeras lluvias de otoño, de un
herbicida selectivo destinado a impedir a esas dicotiledóneas problemáticas de
dominar. Evidentemente las gramíneas, no afectadas por esos herbicidas,
arrancaban muy bien, pero muy difuminadas al principio y la juncia, que nace
más tarde, seguía dominando en grandes proporciones. Fueron necesarios 2 o 3
años para que la cubierta vegetal, casi exclusivamente constituida de gramíneas
autóctonas, se implante suficientemente, cubra la totalidad de la calle, y
reduzca drásticamente las invasiones de plantas problemáticas.
La cubierta es ahora bien implantada,
y es normal no necesitar herbicida. Sin embargo, por zonas, las primeras
germinaciones de otoño todavía pueden ser dominadas por esas plantas invasoras.
En este caso, una aplicación precoz y a baja dosis de un herbicida selectivo
evita que se conviertan en un problema.
En el resto de las plantaciones, donde
no se aplica ningún herbicida, la cubierta vegetal, inicialmente solo
constituida de gramíneas, se diversifica progresivamente, con la presencia cada
vez más frecuente de dicotiledóneas variadas, incluyendo individuos esporádicos
de las especies problemáticas.
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La cubierta vegetal, en este caso,
funciona de manera diferente a lo que conocía en Francia, donde es permanente,
presente todo el año. Aquí, aparece con las primeras lluvias, es más o menos
densa y vigorosa, en función de las condiciones climáticas del otoño, el
invierno y la primavera, y se seca totalmente durante el verano.
Tengo que indicar que desde siempre,
las únicas exportaciones o extracciones realizadas en nuestros frutales las
constituyen las frutas, y la leña gorda en el momento del arranque de los
árboles viejos. A eso, hay que añadir alguna leña de poda de saneamiento que
hacemos de vez en cuando para resolver un problema fitosanitario difícil (Phomopsis
amygdali por ejemplo). Toda la leña procedente de la poda normal, las hojas y
otros restos vegetales siempre se quedan en el sitio para ser triturados.
Varios años de experiencia de este
sistema me han permitido realizar algunas observaciones muy interesantes, sobre
los efectos inducidos por esta cubierta vegetal temporal.
En el aspecto estrictamente
productivo, se constata que las irregularidades de las parcelas debidas a la
compactación casi han desaparecido. Con este cambio, el potencial productivo ha
aumentado por simple efecto de homogeneización.
Este efecto sobre el suelo también se
puede confirmar con otras observaciones sencillas:
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En
los episodios de lluvia, a menudo torrenciales en este clima, la penetración en
el suelo ha mejorado mucho, evitando escorrentías, reduciendo la saturación de
los desagües, la erosión y mejorando la capacidad de almacenamiento del agua
por el suelo.
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La
adherencia de los equipos es muy mejorada por la presencia de hierba, incluso
después de las lluvias. Solo los pasos repetidos durante la recolección pueden
ser un problema (aunque menos que antes), en las calles de circulación.
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-
El
personal, muy numeroso en el melocotonero, ya que todo está hecho manualmente,
podas, aclareo y recolección, trabaja siempre en un suelo estable. Solo
necesita botas de goma para no mojarse los pies por la mañana con el rocío.
-
Es
frecuente con el riego por goteo, tener que reparar fugas subterráneas. Se
observa una fuerte presencia de lombrices, que antes era mucho más raro ver. Sabiendo
el papel fundamental de esos animales en la vida, la fertilidad y la
estructuración de los suelos, es obviamente un enorme beneficio.
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Una
plaga muy común y muy perjudicial aquí es el topillo, Microtus
duodecimcostatus. Es difícil de controlar, tiene una multiplicación
exponencial, y puede ocasionar graves daños a los cultivos leñosos, ya que se
alimenta de raíces.
La
cubierta vegetal no los ha hecho desaparecer. Sin embargo, en vez de migrar en
verano hacia las zonas húmedas del goteo, ahora se mantiene en la cubierta,
donde encuentra condiciones a la vez favorables a sus galerías y abundantes
raíces de las hierbas que son la base de su alimentación. Es ahora una
convivencia pacífica.
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Los
conejos y las liebres, muy presentes en nuestra zona, ya no atacan la corteza
de los arboles ya que encuentran hierba durante todo el año, verde durante 8
meses, seca durante 4 meses.
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Constatamos,
aunque la relación con la cubierta vegetal no sea cierta, una reducción de la
presión de determinadas plagas como los ácaros y los tripses. Es probable de
que una parte de las poblaciones se mantenga en la hierba, y que, por otra
parte, sus depredadores encuentren ahí condiciones favorables a un desarrollo
precoz, asegurando de paso una limitación natural de las poblaciones en los
frutales.
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De
modo general, las poblaciones de serpientes, zorros, comadrejas, rapaces,
murciélagos y otros predadores han claramente aumentado, asegurando un mejor
control de pájaros, roedores y otros insectos problemáticos.
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Durante
todo este periodo, no hemos parado de reducir los aportes de fertilizantes,
especialmente el nitrógeno, pero también el calcio y el fósforo, llegando a
niveles que sinceramente no imaginaba poder alcanzar, mientras se aumentaba el
potencial productivo y cualitativo. Sin embargo es una realidad. De hecho me ha
llevado a iniciar este año un estudio sobre la fertilidad de nuestros suelos y
sobre su actividad biológica.
-
Puedo
añadir otra ventaja, importante cuando se trabaja una fruta fresca, de difícil
lavado, como es el caso del melocotón: los cogedores no se manchan de barro, ni
las manos, ni ellos mismos, ni las cajas, incluso en caso de lluvia, gracias a
esta alfombra vegetal, dando una fruta más limpia en su conjunto, lo que
indudablemente constituye una mejora de la calidad del producto presentado al
consumo.
¿Existen
defectos?
Siendo realista veo muy pocos.
Foto personal
El
riesgo de heladas de primavera.
La presencia de hierba aumenta la
radiación, y por consecuencia el riesgo de heladas blancas.
Se puede imaginar la aplicación de un
herbicida defoliante a baja dosis en periodo de riesgo, solo para quemar la
hoja y bloquear su actividad temporalmente.
Personalmente prefiero la siega, que
tiene el mismo efecto de bloqueo durante varios días, y evita el uso de un
herbicida.
Los
problemas de conservación.
Una siega situada justo antes de la
recolección permite evitarlos en gran medida, y por otra parte, los fungicidas
modernos (los sintéticos por supuesto, pero también los ecológicos) tienen
eficacias muy superiores a los del siglo pasado. La siega sin embargo es
imprescindible para evitar mantener debajo de los arboles una atmosfera húmeda
y confinada, favorable al desarrollo de las enfermedades de conservación.
El
riesgo de fuego.
La hierba seca se queda en superficie.
Hasta ahora, una siega a principios del verano, que coincide con la trituración
de la leña de la poda de verano, siempre ha sido suficiente para evitar el
problema.
Mi experiencia no tiene ningún valor
científico. Reside en mis observaciones, mis decisiones y mis condiciones de suelo,
de clima y de cultivo.
Pero estoy convencido que este tipo de
prácticas, muy fáciles de implementar, tienen un impacto muy positivo sobre la
actividad microbiana del suelo, la biodiversidad en general, el equilibrio
sanitario de la finca, y a fin de cuenta sobre la sostenibilidad del cultivo y
de la actividad agrícola en su conjunto.
También podemos hablar de costes. En
realidad la gestión de la cubierta vegetal es un poco más costosa que un
herbicida en toda la superficie. Hay que contar al menos un pase de tractor más
por hectárea para segar hierba.
Pero si mis observaciones son justas,
la reducción del coste de la protección fitosanitaria y de la nutrición
compensa ampliamente el sobrecoste ocasionado.
Sin contar que esta acción se inscribe
tanto en la óptica de una reducción de insumos agrícolas, como en la óptica de
reducción del impacto de la actividad agrícola sobre la biodiversidad y el
medioambiente.
Foto personal
Es evidente que la cubierta vegetal es
una técnica utilizable principalmente en cultivos leñosos, frutales, viñedos,
cítricos, almendro, olivar, cultivos de biomasa, etc.
Otras ramas de la agricultura buscan
los mismos efectos con técnicas diferentes, como es el caso de la agricultura
de conservación, más orientada hacia los cultivos anuales, que busca reducir al
máximo los laboreos, bien por siembras realizadas directamente en los restos de
los cultivos anteriores (a veces con empleo de herbicida en preparación de
siembra), o bien por siembra bajo cubierta vegetal viva (para intentar evitar
el uso de herbicida).
Esas técnicas, que demuestran cada día
un poco más su efectividad, y su compatibilidad con un resultado técnico y
económico de primer orden, se desarrollan cada vez más, y tiendan
progresivamente a generalizarse.
Es la demostración que la agricultura
convencional puede ser muy respetuosa con el medioambiente, y ser muy
productiva.
Es esto también, la agricultura
sostenible.
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