LAS ALTERNATIVAS A LOS PESTICIDAS -5- EL TRAMPEO
El uso de trampas es probablemente uno de los métodos de
caza más antiguos, ampliamente empleado por los humanos.
El principio es bastante sencillo. Consiste primero en
conocer bien a las presas, su ritmo de vida, sus costumbres, su alimentación,
sus lugares de paso, sus fuerzas y sus debilidades.
A partir de eso, se colocan trampas, o bien de tal manera
que la presa queda irresistiblemente atraída, o bien en su camino habitual de
paso.
En todos los casos, el objetivo del trampeo es
generalmente la muerte del animal, a veces su captura para llevarlo a otro
lugar.
La agricultura moderna ha recuperado esta ancestral
técnica para reducir o eliminar los daños de determinados animales dañinos para
los cultivos agrícolas.
Foto personal
Cuando se habla de trampeo en agricultura, se piensa en
general a conejos y otros roedores como los topillos. Y de hecho se puede
emplear esta técnica para reducir sus daños. Algunos modelos de trampas para
topillos son por ejemplo comercializados para ser colocados en las galerías,
con el fin de sustituir los atrayentes envenenados usualmente utilizados.
Puede parecer cruel. Sin embargo estas trampas modernas
son muy efectivas y la muerte del animal es casi instantánea, evitando su
sufrimiento mucho mejor que con la mayoría de las trampas artesanales clásicas
o con los atrayentes envenenados.
A fin de cuenta, se busca ante todo, con respecto a los
vertebrados, mucho más hacer una regulación de las poblaciones que a
erradicarlas.
Y el trampeo tiene el mérito de reducir el riesgo de
matar a animales que no sean el objetivo, como por ejemplo sus depredadores
(rapaces, serpientes o mamíferos carnívoros) por envenenamiento indirecto.
Pero esta técnica se ha principalmente desarrollado en
las 3 o 4 últimas décadas con las necesidades de protección de las cosechas contra
los ataques de insectos dañinos.
La técnica de trampeo es muy empleada para el monitoreo
de las poblaciones de insectos dañinos mediante la captura de individuos en un
número limitado de puntos de referencia. Le permite al agricultor evaluar la
evolución del riesgo, y en consecuencia de aplicar las medidas previstas en el
momento más apropiado.
Esta técnica es muy ampliamente empleada en producción
integrada y en agricultura ecológica para situar de la manera la más exacta los
insecticidas necesarios a la protección del cultivo.
Los atrayentes empleados son, o feromonas sexuales (de
las que te hable en el anterior capítulo http://culturagriculture.blogspot.com/2019/03/145-las-alternativas-los-pesticidas-4.html) que
se emplean especialmente para la vigilancia de los lepidópteros, numerosos en
numerosos cultivos, o o atrayentes de tipo alimenticio como es el caso para la
mosca de la fruta (Ceratitis capitata), o también obstáculos como son las
bandas pegajosas para vigilar el inicio de las migraciones de larvas de
cochinillas, o placas o bandas de colores (amarillas o azules en general) para
la vigilancia de la mosca blanca o del Trips. Tambien existen trampas de color
o trampas luminosas para algunos usos, como es el caso de la captura domestica
de los mosquitos.
El diseño de la trampa de insectos también tiene una gran
importancia en su efectividad, y depende tanto de la plaga objetivo como del
atrayente utilizado.
En el caso de las moscas por ejemplo, tiene que entrar
pero sin poder salir. El principio utilizado es el de la nasa de pesca, es
decir que cuando entra en la trampa, casi le es imposible encontrar el camino
inverso.
Se ira jugando con la forma de la trampa, su color, la
transparencia o la opacidad de los materiales empleados.
En el caso de la mosca, la atraemos gracias al color
amarillo. En su interior, se coloca un atrayente alimenticio cuyo olor la
llevara hasta el agujero de entrada, situado en la parte amarilla y opaca. La
parte de arriba de la trampa se hace en un material transparente. Una vez
dentro, la mosca es atraída por la luz, que es la parte transparente, y no
puede encontrar la salida.
El mismo principio se utiliza para capturar las avispas
en los jardines.
Una pastilla impregnada de insecticida, sintético o natural
según los casos, mata al insecto dentro de la trampa. En algunos casos, es el
propio atrayente, liquido, que mata al insecto por ahogamiento. En otros casos,
la pastilla de feromonas se coloca en una placa engomada de la que el insecto
no puede escapar.
El mismo principio se utiliza en la técnica de la captura
masiva, o trampeo masivo, que consiste a emplear trampas del mismo tipo que para el monitoreo, pero en
gran cantidad, con el objetivo de capturar la casi totalidad de los individuos
presentes, evitando el uso de insecticidas en contacto directo con el cultivo.
La técnica funciona bien en determinados casos, mal en
otros.
En la mayoría de los casos, los daños son producidos por
las larvas de los insectos. En consecuencia hay que evitar que los adultos se
puedan aparear y se reproduzcan.
La efectividad es generalmente buena si se capturan sobre
todo las hembras.
Por lo contrario, si el atrayente captura sobre todos los
machos, no se puede evitar que las hembras, fecundadas fuera de la parcela
protegida, pongan huevos sobre el cultivo sensible.
Al igual que para la técnica de confusión sexual, el
trampeo masivo se basa en un importante y largo trabajo de investigación
científica a partir del cual se pueden desarrollar esas técnicas evitando el
uso de pesticidas en contacto con el cultivo.
Del mismo modo, el agricultor debe poseer un buen
conocimiento de la situación del cultivo y de los riesgos fitosanitarios
presentes.
Esas técnicas son muy selectivas et permiten reducir al
máximo los efectos colaterales indeseables de la protección de los cultivos.
Están llamadas a un probable gran desarrollo en los
próximos años.
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