EL SUELO ES VIVO
Cree este blog a principios de enero
de 2014. Par encontrar informaciones (y también inspiración), desarrolle en
paralelo una red en LinkedIn. Luego me hice una página en Facebook, y para
terminar, en agosto de 2014, una cuenta de Twitter. También tengo una cuenta en
Google+, pero el funcionamiento es muy distinto, con lo que no puedo publicar
libremente. Google llego a amenazarme de cerrar mis cuentas si seguía
publicando tanto. Así que solo se publican ahí mis entradas de blog.
Total, no es el tema de hoy.
Empecé pues a recibir una
impresionante cantidad de informaciones variadas sobre mis polos de interés que
son agricultura, alimentación y medio ambiente.
Me doy cuenta que esta masa de
información han tenido cierta influencia en mi manera de pensar. Las personas
que me conocen bien podrían seguramente confirmarlo. Creo haber adquirido
cierta moderación en determinados temas, acompañada de una mejor altura de
vista.
Había empezado a reflexionar seriamente
en las problemáticas de gestión del suelo desde algún tiempo, teniendo que
resolver problemas de compactación de los suelos en los que están implantados
los frutales que tengo que gestionar. Incluso había iniciado modificaciones en
ciertos aspectos desde 3 o 4 años. El aspecto más visible es la cubierta
vegetal entre filas de árboles, en contraste con el suelo desnudo usado hasta
entonces.
La lectura de numerosos artículos, y
las conversaciones que he podido tener con mi asesor en nutrición vegetal,
Miguel Ybarra (que intento iniciar un prometedor blog sobre agronomía, dicho
blog estando desgraciadamente estancado después de su primera publicación, hace
un año), me han llevado a reflexionar aún más.
La agronomía moderna, tal como ha sido
pensada y utilizada, al menos en la segunda mitad del siglo XX, se ha básicamente
preocupado por la estructura y la química del suelo (el complejo arcillo-húmico,
las interacciones entre elementos minerales, la importancia de la materia
orgánica sobre la estructura del suelo, etc.).
La biología del suelo ha formado parte
de la información transmitida a los agricultores, solo desde los últimos años,
probablemente bajo el impulso de los movimientos ecológico y biodinámico. Sin embargo
existen científicos que han dedicado toda su carrera profesional a este tema,
pero los resultados de sus investigaciones han tenido una repercusión sobre la
producción solo en los últimos años.
La toma en cuenta, por el poder
político de pocos países como Francia en los últimos años, de los aspectos
medio ambientales como base de reflexión para modificar los hábitos culturales
de los agricultores, con el desarrollo de la agroecología, les da más fuerza
aún a estos aspectos.
Además, el año 2015 ha sido declarado
Año Internacional de los Suelos por la
FAO, y los eventos y las publicaciones sobre estos temas se están multiplicando.
Y me estoy dando cuento del cambio que
se está operando en mi manera de reflexionar sobre la gestión de los suelos. Me
imagino que es positivo, aunque todavía es pronto para medir su impacto.
Lo cierto, es que determinados puntos
me parecen muy relevantes (la lista no es exhaustiva, ni mucho menos):
El suelo representa una cuarta parte
de la biodiversidad total del planeta, lo que significa que un organismo vivo
de cada cuatro vie bajo nuestros pies. No lo vemos, y no tenemos conciencia de
las repercusiones de nuestros actos cotidianos sobre esa vida.
Las lombrices no solo tiene un papel
importante en la fabricación del humus y la aireación de los suelos. También son
“fabricantes de suelo”, al transportar desde las profundidades hacia la
superficie, los elementos minerales que formaran el suelo agrícola. Las técnicas
y los productos utilizados tienen que respetarlos todo lo posible.
La lignina, elemento constitutivo esencial
de la madera y de la paja, solo puede ser atacada y descompuesta por los hongos
del suelo, para así poder liberar los compuestos minerales útiles para los
vegetales. Estos hongos viven en los primeros centímetros del suelo, y por lo
tanto son muy sensibles a los métodos de cultivo y a los productos, tanto
químicos como naturales, usados en la producción agrícola.
Por otra parte, determinados hongos,
llamados micorrizas, viven en simbiosis con la planta, esta última ofreciéndoles
refugio y medios de subsistencia y multiplicación, a cambio de su trabajo de
mineralización y de puesta a su disposición, especialmente del fosforo.
Las bacterias del suelo juegan un
papel esencial en la puesta a disposición de elementos minerales para la
planta.
La agricultura, durante mucho tiempo,
ha considerado el suelo solo como un soporte de cultivo, que se podía manejar
libremente para favorecer la producción.
Pero este error de concepto y los
abusos a los que ha llevado hasta el final del siglo pasado, han conducido a
veces a situaciones de esterilización de los suelos o a graves pérdidas de
suelo por erosión.
Sin embargo el suelo vivo, el que
permite que las plantas vivan, se alimenten y crezcan, solo es una capa fina,
de pocas decenas de centímetros de grosor. Es crucial ser consciente de ello y
de respetarlo.
Algunos suelos pueden ser muy profundos,
es decir que la capa de roca o de arcilla impermeable se encuentra a varios
metros, o a varias decenas de metros de profundidad. En esos suelos, se
encuentran raíces hasta el fondo, de plantas que buscan alcanzar el agua
indispensable a su supervivencia.
Sin embargo, es la parte más
superficial, con su vida frenética, que es a la vez la parte más activa y la
más delicada.
En esta foto, se ve bien la variación
de colores, entre el suelo superficial, muy oscuro por la presencia de materia
orgánica, de humus y de vida microbiana que ahí se mantienen, y el suelo
profundo, cuyo color, amarillento por sus características, demuestra la
ausencia de materia orgánica.
También se ve que el árbol ha
desarrollado un enorme sistema radicular de superficie, muy extendido y denso,
para poder captar una gran cantidad de elementos nutritivos donde la materia
orgánica los puede liberar, y unas raíces que se van hacia la profundidad, que
le sirven tanto para tener una anclaje fuerte, como para poder bombear el agua
profunda en caso de sequía superficial.
Total, el suelo es un mundo en sí
mismo, estructurado como cualquier sociedad, con sus dominantes, sus
sirvientes, sus asociaciones de interés mutuo, los buenos y los malos, sus
luchas, sus antagonismos y sus interacciones.
Muchos de esos funcionamientos son mal
conocidos, pero muchos científicos trabajan en ello, ya que es cada vez más
evidente que el suelo es una de las principales bases de la evolución de la
agricultura hacia una producción, a la vez más eficiente, tanto en su
productividad como en la calidad alimenticia, y más respetuosa con los equilibrios
naturales.
El suelo es uno de los grandes retos
de la agricultura de mañana.
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