AGROECOLOGIA – EL CONCEPTO
Hace bastante tiempo que quiero escribir sobre este tema,
pero resulta ser más difícil de lo que parece, ya que es más un concepto que un
método.
A modo de prueba, un texto reciente, publicado en 2013
por el ministerio francés de agricultura, una suerte de texto fundador, aunque
le palabra y la idea son mucho más antiguos (1928 para la palabra, una fecha
más dudosa para la idea, pero que puede ser situada en los años 70 para su
interpretación actual). La falta de precisión en el concepto aparece claramente
en el título de este texto: “Agroecología: definiciones variadas con principios
comunes” http://agriculture.gouv.fr/IMG/pdf/Analyse_CEP_59_Agroecologie_definitions_variees_principes_communs_cle051634.pdf
No
existe, en mi conocimiento, ningún protocolo, ningún reglamento de agroecología, que
le permita a un profesional como yo, de ponerlo en prácticas siguiendo un marco
exacto.
En pocas palabras, el
concepto intento asociar la agronomía y la ecología, para una agricultura más
integrada en la sociedad, tanto en el ámbito productivo como en el ámbito
medioambiental, y por supuesto en su dimensión socio-económica y cultural.
Muy bonito todo esto pero ¿Qué quiere decir?
Concebir la agricultura en un entorno respetuoso es el fundamento de la agroecología. En este caso, los frutales están aislados del río por una franja vegetal semi-silvestre, con un mantenimiento reducido al máximo, para dejar implantarse una biodiversidad alta. En primer plano, una zona sin cultivo, el muro que defiende el resto de la finca de las inundaciones, esta dejado con una biodiversidad importante. Los frutales se riegan por goteo para ahorrar agua y fertilizantes, y aumentar su eficiencia. Se mantiene una cubierta vegetal en más del 50% de la superficie agrícola, para ayudar a desarrollar la vida del suelo, y su fertilidad natural. Los restos de poda siempre se trituran y se dejan en el suelo para aumentar el nivel de materia orgánica del suelo. Son algunas de las pequeñas acciones que se pueden implementar en una finca para reducir el impacto negativo de la producción agrícola.
En realidad, ha sido leyendo recientemente una entrevista
(en francés) con François Houllier, el actual Presidente Director General del
INRA (Instituto Nacional francés de Investigación Agronómica), y publicado por
la revista Le Nouvel Economiste, que encontré la materia la más clara sobre el
tema. http://www.lenouveleconomiste.fr/francois-houllier-inra-en-produisant-autrement-lagroecologie-redonne-des-marges-de-manoeuvre-a-lagriculture-29879/
Leyendo el artículo, tome conciencia, tanto de la
amplitud del asunto, de su importancia y de su complejidad.
Según los países y las necesidades locales, la
denominación puede ser distinta como por ejemplo AEI (Agricultura
Ecológicamente Intensiva), tal vez más clara, pero menos llamativa. Pero en
realidad, hablamos, en el fondo, de lo mismo.
Es
probablemente una gran revolución agrícola que está en marcha,
susceptible de cambiar la agricultura, de mejorar el medioambiente, de dar una
sostenibilidad a la producción de alimentos, pero también de modificar los
paisajes rurales, y, esperemos, de suavizar la relación de amor-odio entre las
sociedades industrializadas y su agricultura.
Notaras que la mayoría de las referencias son francesas.
Es simplemente porque es, en mi conocimiento, el único país donde este concepto
ha sido integrado en los objetivos políticos en el ámbito nacional, con
decisiones gubernamentales, y textos de ley para su puesta en acción. Por
consecuencia, también es el país donde, a la vez se reflexiona y se escribe más
sobre este tema.
Algunos países han tomado decisiones nacionales sobre una
evolución hacia la agricultura ecológica, pero ningún otro, al día de hoy,
hacia la agroecología, que es a la vez más incluyente, más ambiciosa, y
probablemente más realista, si integramos a la reflexión todos los criterios y
todas las consecuencias del reto.
De este punto de vista, Francia se eleva a país
precursor.
El concepto afecta a varios ejes, todos en relación los
unos con los otros, todos complejos.
Podemos hablar por ejemplo del suelo, del agua, de la
biodiversidad, de la protección fitosanitaria. Eso implica problemáticas como
la formación, le investigación, le evolución tecnológica, la información, la
comunicación.
No excluye a priori nada, ahí se acepta la química por
ejemplo, pero con la condición de hacer buen uso de ella. Los métodos y técnica
entran en consideración, tanto por su necesidad y su eficacia, como por sus
efectos segundarios indeseables.
De este modo, se pueden aceptar todos los protocolos de
producción que integran buenas prácticas agrícolas, es decir la integración de
todos los criterios disponibles en la toma de decisiones, así como los efectos
segundarios de las intervenciones. Hablamos pues de agricultura ecológica y
biodinámica, de permacultura, pero también de producción integrada que acepta
el uso racional de la química.
Existe un problema básico para la implementación de la
agroecología, la diversidad de los agricultores, de su nivel de formación, de
sus convicciones personales, de su motivación, de sus ganas, de su entorno
socio-económico-cultural. Total, para la
implementación de un proyecto tan ambicioso, el factor humano será una
condición básica a tener muy en cuenta.
Por otra parte, se intenta considera la finca como un
elemento de un conjunto local. Una finca de 50 hectáreas en agroecología en
medio de miles de hectáreas de cultivos industriales, no tendrá el mismo
impacto que un movimiento a nivel de toda un área.
Este tema es de enorme relevancia, y es probable que
muchos agricultores no se dan cuenta.
No estoy nada de acuerdo con muchas de las acciones del
actual gobierno francés, pero tengo que reconocer que sobre este punto
concreto, creo que tiene razón. Es evidente que dará lugar a más
reglamentación, más limitaciones, más restricciones. Como agricultor, no me
puedo alegrar, pero creo que es el momento de hacerlo.
La agroecología es una agricultura respetuosa con el medioambiente, economicamente eficiente, y portadora de desarrollo humano.
El
mundo se encuentra actualmente en un cruce de caminos. Las evoluciones del
clima son preocupantes. Las necesidades de alimentos son gigantescas. Las
repercusiones de la actividad humana son enormes. La repartición de las
riquezas y de los recursos es aberrante.
A lo largo de los dos últimos siglos, hemos aprendido a
producir mucho, hemos aprendido la agronomía, hemos aprendido a defender
nuestros cultivos, hemos descubierto la fisiología, hemos puesto en marcha un
gran número de técnicas, de tecnologías, que siempre han sido motivadas por el
progreso, por el rendimiento, por la necesidad de responder a la evolución
social, al aumento de la población.
Pero con el tiempo, la mayoría de esas técnicas y de esas
tecnologías se han revelado problemáticas en determinados aspectos.
Esos problemas, en general medioambientales en lo que a
agricultura se refiere, han motivado, a su vez, el desarrollo de ideologías
intentando evitarlos, a menudo sin fundamento técnico o científico, pero no
siempre.
Sin embargo esos movimientos, ecologistas y
medioambientalistas no se han quedado con los brazos cruzados, criticando sin
buscar soluciones, al revés. Ya he comentado el tema, y reconozco el valor del
trabajo hecho.
Me opongo, eso sí, al dogma que les guía, y a la
comunicación mentirosa y destructiva que se ha convertido en su especialidad y
su firma. Se puede encontrar una prueba clara, si hace falta una, en una
reciente encuesta, que demuestra que más de la mitad de los franceses piensan
que la agricultura ecológica no emplea plaguicidas. En un país en el que la
preocupación por la salud y el medioambiente es tan importante, ¿cómo se puede
llegar a tal nivel de ignorancia, si no es gracias a una desinformación
organizada? http://alerte-environnement.fr/2016/03/23/un-francais-sur-deux-ignore-que-lagriculture-biologique-utilise-des-pesticides/
François Houllier utiliza una pequeña frase de primera importancia
en referencia a la producción ecológica: “El
reto no es de alimentar a una minoría de la población a partir de un sistema
virtuoso pero limitado, pero de aceptar el desafío alimentario mundial con una
reducción de los insumos esperada por la sociedad.”
La producción integrada se ha convertido en el primer
método productivo en el mundo en 2 o 3 décadas, simplemente porque respondía a
las expectativas de los agricultores. La agricultura ecológica, mucho más
antigua, se ha mantenido en la marginalidad, principalmente por su falta de
realismo.
El
paso siguiente consiste en hacer compatibles las necesidades de los
agricultores con las expectativas de la sociedad, en una visión global del porvenir
de la agricultura en su entorno.
La
agroecología es susceptible de traer las respuestas necesarias.
Es
urgente poner en relación todos esos conocimientos y todos esos progresos
técnicos, tecnológicos, químicos, biotecnológicos, ecológicos, biológicos,
medioambientales, para inventar una auténtica revolución agrícola.
Es una revolución suave, silenciosa, pero que tendrá
profundas repercusiones sobre el mundo.
Y espero, pero no estoy en absoluto seguro, que esta
revolución sabrá hacerse sin dogmatismo, gracias a la simple y verdadera
preocupación por el bien común.
Había pensado primero hacer de este tema un capítulo más
de mi serie sobre los métodos de producción. Al final, dada su amplitud y su
relevancia, voy a crear una serie específica.
Mi problema es de encontrar las informaciones necesarias,
un protocolo, un marco de trabajo. Te lo decía al principio de este artículo,
en mi conocimiento, todavía no existe. Sin embargo si conoces algo concreto, me
interesa.
Pues voy a proponerte, mediante esta serie, probablemente
larga, una suerte de pequeño tratado de agroecología, ni técnico ni científico,
no tengo ni las competencias, ni los conocimientos necesarios, y menos aún la
pretensión de ser un buen conocedor del tema.
Prefiero escribir mis reflexiones, mis descubrimientos
(para la escritura de los artículos), y mis observaciones personales sobre el
tema, desde mi punto de vista de productor de frutas, con una entrega por
temas.
Es evidente que algunos temas serán relacionados con
series ya existentes. La clasificación se hará por las palabras clave.
Hablaremos, siempre con un enfoque hacia la agroecología,
de problemáticas tales como se presentan al agricultor, la gestión de los
suelos, del agua, la protección fitosanitaria, las evoluciones del material
vegetal, las implicaciones sociales, etc.
Un amplísimo tema, que afecta a toda la sociedad, aunque
lo principal de su puesta en marcha se encuentra obviamente en manos de los
agricultores. Sin embargo, como te lo decía en mi anterior artículo, hablando
de biodiversidad y del salvamiento de las abejas, cada uno puede participar,
tanto en la ciudad que en el campo, mediante pequeños gestos sencillos y
diarios.
Ne te vayas a creer que esta conversión de la agricultura
y de la sociedad en su conjunto, sea fácil y rápida.
Es un cuestionamiento profundo, que tendrá que pasar por
numerosas pequeñas evoluciones, a veces difíciles, y en todos los ámbitos.
Habrá reticencias y protestas.
Pero vamos, es necesario, y se hará de todas maneras.
Entonces,
¿y si, por una vez, hiciéramos algo grande, algo útil, para el bien común, sin
peleas, sin añadirle una inútil y contraproducente dosis de ideología?
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