SALVAR A LAS ABEJAS SIN CORTAR CABEZAS.
El 18 de marzo, los diputados franceses han votado la
prohibición de todos los insecticidas de la familia de los neonicotinoides, con
efecto en septiembre 2018.
El parlamento ha decidido cortar una cabeza para enseñarla
al pueblo enfurecido. Un símbolo. El parlamento así demuestra que escucha el
pueblo y actúa… incluso en contra del sentido común.
La ejecución del rey
Luis XVI, un símbolo más que una necesidad.
Sin embargo, es interesante constatar que este texto ha
sido adoptado por 51,7% de los sufragios expresados, lo que es una muy pequeña
mayoría de votantes. Es aún más interesante cuando se sabe que los votantes
solo eran 58 presentes, ¡¡¡de los 577 diputados que cuenta la Asamblea Nacional
francesa!!!
Es de
pura vergüenza, una negación de democracia. ¿Cómo puede un texto de ley, ser adoptado
con solo 5,2% de voto favorable?
¡¡¡Es una tomadura de pelo!!!
Una ley, cuyas consecuencias podrían ser graves, queda
adoptada porque sus Señorías diputados y diputadas han querido adelantar unas
horas sus vacaciones de Semana Santa. Un poco de seriedad por favor. ¿Por qué
creéis que habéis sido elegidos? ¿Para no ser presentes en el Parlamento? Sois los representantes del pueblo, y es
vuestro deber estar presentes. Solo es un poco más de abuso de poder.
Solo queda esperar que el Senado, que todavía debe
ratificar el texto, se sentirá un poco más interesado por el tema, y por el
futuro de la agricultura.
Pero es otra cuestión.
Asomémonos un rato sobre esas desgraciadas abejas,
objetos de todas las codicias económicas, políticas e ideológicas.
Ya te lo conté el año pasado en un artículo titulado
“Salvar a las abejas” https://culturagriculture.blogspot.com.es/2015/06/45-salvar-las-abejas.html
Forum Phyto, una web de la que ya he hablado y a la que
puedes acceder directamente desde este blog (en francés y en inglés), publico
recientemente un artículo sobre este problema, titulado “En Canadá, bolsitas de
semillas gratis para salvar a las abejas”
Hace referencia a una conferencia muy interesante de una
gran especialista de las abejas, María Spivak. Dura 15 minutos. Te aconsejo
escucharla. A continuación puedes acceder a la conferencia con subtítulos en
español. No comparto todo lo que dice, pero la coherencia de su discurso y la
pasión que la anima se merecen el respeto.
Mírala, nos vemos después.
Pues, ¿Qué debemos recordar de la conferencia?
Varios puntos esenciales sobre las causas múltiples de
las mortandades de las abejas.
El
primer punto es el cambio en los modos de cultivo
después de la segunda guerra mundial. Las rotaciones de cultivo tenían, entre
otros objetivos, el de integrar leguminosas, plantas que tienen la capacidad de
fijar el nitrógeno del aire, con lo que enriquece el suelo si se incorpora como
preparación del cultivo siguiente. El uso masivo de los abonos nitrogenados ha
eliminado esta necesidad, y casi ha provocado la desaparición, al menos
parcial, del sistema de rotación de cultivos, a pesar de las ventajas que
aportaba, especialmente la presencia de flores, y un importante reservorio des
alimentos para las abejas.
Además, la
utilización generalizada de herbicidas para mejorar la producción, y la
supresión de las cubiertas vegetales, porque provocan un empobrecimiento de la
biodiversidad, han incrementado la situación de falta de flores.
La combinación de esos dos problemas ha provocado la formación de desiertos alimenticios
agrícolas, en los que las abejas no pueden sobrevivir, ya que no son
capaces de alimentarse desde la primavera hasta la llegada del invierno. Áreas
muy grandes en todo el mundo están afectadas por esta “desertificación alimenticia”,
por ejemplo en las grandes regiones de cereales.
Sin embargo, numerosas producciones agrícolas necesitan
abejas. Las prácticas actuales tienden a hacer
viajar las colmenas de una región a la otra para la polinización de los cultivos.
Incluso, muchos apicultores se han especializados en polinización ya que, por
lo visto, es más rentable que la miel.
Es que un punto del que Maria Spivak no habla, es la baja
rentabilidad de la producción de miel. Sin embargo es muy importante hablar del
tema, ya que es una de las causas de la reducción del número de colmenas. Menos apicultores, menos colmenas. Y los
apicultores que quedan, en su mayoría, viven de la polinización, la miel siendo
solo un complemento de ingresos.
Y para polinizar, hay que desplazar las colmenas de una
parcela a la otra, de una finca a la otra, de una región a la otra. Una misma
colmena puede hacer 3 o 4 polinizaciones al año, con los viajes de ida y de
vuelta cada vez. Pero cada uno de esos transportes sucesivos es traumático,
provocando desorientación e importantes pérdidas entre las abejas.
Los
insecticidas son una de las causas del declive de las abejas, es una evidencia.
Nadie lo niega y los agricultores son los primeros en preocuparse de ello,
después de los apicultores, claro. Los neonicotinoides tienen una peculiaridad,
son sistémicos, es decir que son absorbidos por la planta y circulan por la
savia. Por este motivo presentan un peligro específico: pueden efectivamente,
si las condiciones de uso no son las adecuadas, encontrarse en el néctar. Y
esos productos, incluso en cantidad muy baja, tienen la propiedad de reducir la
capacidad de las abejas a orientarse y a
regresar a la colmena.
Sin embargo, hay que relativizar el discurso de Maria
Spivak. El uso de los plaguicidas no responde a la necesidad de luchar contra
plagas, hierbas y enfermedades que no habrían existido sin agricultura
intensiva. Es solo una verdad a media. La auténtica razón es la necesidad de
producir más por hectárea, para responder a varias evoluciones: la demanda de
alimentos considerablemente más importante debida al aumento exponencial de la
población, y la estagnación, o incluso la bajada del precio de los alimentos
(al menos lo que cobra el agricultor por ellos), lo que obliga el agricultor a
producir más para compensar la reducción de sus ingresos.
El
tratamiento de semillas, del que habla, presentaba un enorme interés: el insecticida se difunde en la
planta, su acción interna evita el uso del mismo insecticida o de otro,
potencialmente más peligroso, a dosis muchísimo más elevada, y en tratamiento
aéreo, con riesgo de efectos colaterales mucho más importantes, incluso sobre
las abejas.
Pero este método ahora está prohibido, y sin embargo el
declive de las abejas no se ha parado…
Otro punto esencial en la mortandad de abejas, es el problema sanitario de las colmenas,
con especialmente la varroa, un acaro parasito, cuya lucha es difícil, pero
posible gracias a otro insecticida de síntesis, el tau-fluvalinato. Pero
también hay que contar con las bacterias de la loque americana y de la loque
europea, así como numerosos virus y, más recientemente, la extensión de su
terrible depredador, el avispón asiático.
Además, y sobre todo, el monocultivo, muy practicado en agricultura en determinadas
áreas, así como la progresión de la
urbanización reducen considerablemente las posibilidades alimentarias de
las colmenas. Las abejas son animales que deben alimentarse diariamente (¿de
verdad?). Y necesitan encontrar flores durante toda su época de actividad.
La
pobreza de la biodiversidad en algunas zonas agrícolas, alrededor de las
ciudades, a lo largo de las carreteras o de las vías férreas, aumenta aún más
el efecto de desierto alimenticio.
Durante un tiempo en Francia, el estado ayudaba a los
agricultores que elegían sembrar barbechos floridos. El problema de rotación de
los cultivos, y sobre todo el final de los barbechos obligatorios, y
subvencionados, ha casi eliminado esta práctica, a pesar de su enorme beneficio
para las colmenas.
Añadiré un punto más, quizás no suficientemente valorado,
pero muy serio, y que es responsabilidad de los propios apicultores: el origen de las abejas. En numerosos
casos, se importan reinas para aumentar la productividad de las colmenas. Su
origen puede ser lejano, a veces incluso del hemisferio sur. Pero su adaptación
a su nuevo entorno y al clima a veces es difícil, sobre todo si además también
va acompañado de un cambio de temporada debido al cambio de hemisferio. Puedes
leer el articulo del Huffington Post (edición francesa) titulado “¿Las abejas
víctimas de los plaguicidas? No es tan simple…” http://www.huffingtonpost.fr/2015/06/17/abeilles-victimes-pesticides-pas-aussi-simple_n_7604548.html así como el libro del que habla, del periodista
científico Vincent Tardieu, “El extraño silencio de las abejas”, en el que el
conjunto de causas esta estudiado http://lesilencedesabeilles.over-blog.com/
Al final, si retomamos, tanto la conferencia de Maria
Spivak, el trabajo de Vincent Tardieu y los numerosos estudios de todos
orígenes publicados sobre este problema, nos damos cuenta que el problema es
extremadamente complejo, y que el punto dominante no es, como algunos lo
quieren hacer creer, un culpable ideal y tan fácil de condenar, un grupo de
insecticidas.
Total, las causas son múltiples. Los diputados franceses han elegido, por su voto o por su ausencia, ceder
a la exigencia de los lobbies ecologistas, cuyos objetivos son por lo menos
dudosos, y los medios de presión más dudosos aún. Sin embargo, nada nuevo se ha
publicado sobre el tema, ningún estudio reciente culpa los insecticidas, nada
viene corroborar la tesis que esta prohibición pueda resolver de algún modo el
problema de declive de las abejas. Pero en Francia, estamos en periodo
pre-electoral, y hay que pescar votos, satisfacer el pequeño pueblo, incluso si
las consecuencias son graves.
Pero esta prohibición tendrá consecuencias, que nadie lo
dude, pero no las esperadas. ¿Desaparecerán los problemas de los cultivos con
esta prohibición?
¿Qué harán los agricultores que tendrán que seguir produciendo
y rentabilizar su trabajo?
Trataran
más aún, ya que los productos que les habían permitido tratar menos en los
últimos años ya serán prohibidos. Porque la llegada de los neonicotinoides, a
principio de los 90, ha permitido una clara reducción de las cantidades de insecticidas
aplicadas por hectárea. Y trataran con
productos muchos menos hipócritas, es verdad, productos que matan a las abejas
de manera muy nítida, en pocos minutos, como antaño…
Porque esos productos tienen otra peculiaridad, su modo
de acción, que permite al agricultor, cuando los problemas son graves, alternar
las familias de productos y sobre todo los modos de acción, de manera de evitar
el riesgo de aparición de cepas resistentes de los parásitos. Otra familia que
desaparece, después de los órgano-clorados, los carbamatos, los
órgano-fosforados, entre otros.
Es que uno de los principios básicos, en producción
integrada, es precisamente la alternancia de los modos de acción, para poder
reducir, de un lado el riesgo de resistencias, y de otro lado el impacto, no
tanto del tratamiento en sí, sino del conjunto de las aplicaciones que podrían
ser realizadas a lo largo del año.
Una familia menos, es un poco más peso medio ambiental de
lo que queda. Y hablando de esto, ¿qué es lo que queda? Algunos nuevos
productos, y sobre todo los piretroides de síntesis, un grupo de moléculas con
poderoso efecto de choque, muy polivalentes, relativamente suaves para las
abejas, pero extremadamente tóxicos para la fauna acuática.
Hola
abejas, adiós peces. ¡¡Eso sí, es ecologismo coherente!!
¿No
sería más razonable controlar el buen uso de lo que hay?
Porque los neonicotinoides, si se utilizan bien, no presentan problema serio. Para eso, hay que asegurarse de que los
periodos de uso no les permitan a esos productos llegar hasta el néctar.
Por ejemplo, en las plantaciones de las que tengo la
responsabilidad, la finca principal es de 300 hectáreas, todo de melocotoneros,
menos 15 hectáreas de ciruelos. Esos ciruelos necesitan colmenas para su
polinización. El conjunto de las plantaciones recibe habitualmente dos
aplicaciones de neonicotinoides al año, a veces más, caso a caso. Mira los dos
videos de colmenas de esta primavera, después de 3 semanas de presencia en los
ciruelos.
Y fíjate que el apicultor nos pide albergar sus colmenas
durante todo el año, cosa que hacemos desde más de 10 años. De hecho, la
floración está terminada, y las colmenas están efectivamente en la finca.
Así que ¿Quién intoxica a quién?
¿El agricultor con los plaguicidas?
¿O más bien los lobbies ecologistas con la contaminación
del debate público?
En Canadá, la marca de cereales Cheerios ha lanzado una
operación de marketing muy interesante, en la medida en que ayudara al público
a tomar conciencia, por una parte de la importancia de este problema, y por
otra parte que cada cual puede
participar, desde su jardín o su terraza, a salvar a las abejas, sembrando
flores. Flores desde la primavera hasta el otoño, flores variadas, que les
permiten a las abejas alimentarse durante todo su periodo de actividad.
Pues sí, te lo confirmo, en esa finca de 300 hectáreas,
hay algo especial, una ancha franja vegetal silvestre, que aísla la finca del
río que la rodea en 5 km, donde la vegetación es libre, y donde la
biodiversidad es elevada, permitiendo a las abejas encontrar alimentos durante
todo el año.
Dejemos de contar tonterías, y dejemos de prohibir.
Hay
que regular, controlar, actuar de tal modo que el empleo de los productos
disponibles sea adecuado.
Pero
sobre todo hay que forzar, por todos los medios posibles (ayuda, asesoramiento,
multas), la instalación de numerosas zonas de biodiversidad. Para eso, hay que
educar, fomentar, ayudar, subvencionar todas las iniciativas positivas, pero
también penalizar si es necesario.
Ya verás como todo cambiara, sin necesidad, una vez más
de agredir a la agricultura.
Pero prohibir es más fácil, más barato y electoralmente
más rentable.
Es lamentable y ridículo. Los parlamentarios franceses
han elegido la peor de las soluciones. Van a provocar un empeoramiento de la
situación medioambiental de las zonas agrícolas pero no van a resolver nada
para las abejas.
En
realidad todo el mundo puede ayudar, participar en el salvamiento de las
abejas. Siembra en tu jardín, en tu terraza, en tus macetas, a lo largo de las
carreteras, por todos lados, mezclas de flores, las que se encuentran para los
barbechos floridos o por un jardín florido durante todo el verano. Esas
pequeñas contribuciones individuales son fáciles, baratas y muy importantes,
porque son muy efectivas.
Sin
eso, y a pesar de todas las prohibiciones de plaguicidas, las abejas seguirán
muriendo, de hambre.
El día en que los diputados comprenderán que es más
efectivo (pero más difícil) de incitar en vez de prohibir, pues la sociedad
civil se encontrará en vísperas de un cambio profundo.
Pero es mucho más fácil encontrar un responsable, un
culpable ideal, del que se puede enseñar la cabeza cortada al pequeño pueblo
bien manipulado y deseando venganza.
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