NO HE FIRMADO
ESTA PETICIÓN, con la que, en principio, estoy de acuerdo.
Me llego a
través de Facebook. Se trata de agricultura con lo que, obviamente, me
intereso.
Es en
francés. El tema es que un agricultor de la zona de Borgoña, en Francia, se
negó el verano pasado, a hacer un tratamiento en su viñedo. Resulta que la zona
en cuestión está siendo invadida por un insecto, un cicadellidae (Scaphoides
titanus), en sí poco peligroso, pero vector de una enfermedad muy grave de la
viña. La administración local había puesto la obligación de hacer un
tratamiento para bajar el nivel de población, pero este agricultor se negó. Sus
argumentos son que el producto es peligroso para las abejas, y que existen métodos
naturales efectivos. Empezó a circular una petición para defenderlo, ya que
podría caerle una condena con multa y pena de cárcel.
A primera
vista, estoy de acuerdo con el texto, o por lo menos con el inicio.
La flavescencia
dorada es una enfermedad muy grave, presente en Francia e Italia
principalmente. No tiene cura y es muy contagiosa. La única protección efectiva
consiste en hacer un buen control del insecto vector que la transmite, y en
arrancar cada viñedo que se vea infectado, y quemarlo. Es un fitoplasma, es
decir un tipo de bacteria sin pared celular, un ADN infeccioso.
Ya que no
conozco especialmente la situación, ni de la enfermedad, ni de la región de
Borgoña, me parece coherente que un agricultor ecológico prefiera métodos no
químicos para controlar el insecto, aunque su eficacia a corto plazo no llegue
al nivel de un producto químico en caso de fuerte infestación. Sin embargo, si
se mantiene un equilibrio, los riesgos son teóricamente bastante bajos. Una
vigilancia bien llevada debe permitir mantener la población controlada.
También
ocurre que decisiones administrativas sean arbitrarias, abusivas, o muy
reductoras, tal como lo explica la petición.
En este
contexto, la petición es coherente.
Luego llega
un párrafo que dice (traducción): “Pero sobre todo, es preservando la
biodiversidad que se lucha mejor contra la cicadela, ya que es un insecto muy
apreciado por numerosos depredadores en la naturaleza”. Hasta ahí, no hay
problema, estoy totalmente de acuerdo, y es un principio que aplico diariamente
en los frutales, contra cicadelas y contra la mayoría de los problemas
fitosanitarios.
Pero sigue el
párrafo de una manera que ya no me gusta tanto. Dice: “El problema es que estos
depredadores, las arañas, la mantis y ciertos tipos de chinches, han sido
erradicados en las viñas no ecológicas, donde la fauna es devastada por los
insecticidas”. ¡ay, ay, ay! Ya estamos. Un poco de proselitismo, unas pocas
mentiras y ¡hecho! Es totalmente falso. Lo
que ha sido una verdad hasta los años 80, hay que reconocerlo, ya no lo es hoy
en día. Pero este argumento, ya falso, sigue siendo un arma muy efectivo para
movilizar muchedumbres que no conocen nada del tema y se dejan influenciar ya
que no se les da la información necesaria.
Hago una
producción en agricultura llamada convencional, pero lo que llamo la tercera
vía, la producción integrada. Estoy preparando una serie de 3 publicaciones
sobre los métodos de producción, en las que os explicare en detalles el tema.
Pero en resumen, gasto productos químicos cada vez que es necesario, tanto
plaguicidas con abonos. No le saco especial orgullo, pero tampoco me da
vergüenza. Cada uso se justifica, nunca es abusivo, siempre se estudia con sumo
cuidado, buscando el balance ideal entre la resolución del problema a resolver,
y el respeto del equilibrio general del cultivo.
Estoy feliz y
orgulloso de poder observar diariamente, en las finca que gestiono, la variada
fauna de las orillas del Guadalquivir, como por ejemplo liebres, conejos,
perdices, abejorros, cigüeñas, loros, aves rapaces (cernícalos, milanos,
águilas culebreras, águilas pescadoras, lechuzas, búhos, etc.), tortugas
silvestres, nutrias, meloncillos, ginetas, zorros, culebras (lista no
exhaustiva) y numerosos insectos auxiliares como arañas, mantis, ciertos tipos de chinches depredadores
(anthocoris y orius), crisopas, sírfidos y más que, al revés de lo que viene
escrito en la petición, no han sido erradicados de las plantaciones de
frutales, ni aquí, ni ahí, tampoco en los viñedos o en los campos de
hortalizas. Sin embargo, si nos creemos lo que dice la petición, las fincas que
llevo deberían ser una suerte de gran desierto seco y sin vida, después de 40
años de frutales en las mismas tierras y con uso de plaguicidas químicos.
Como tal vez
lo podéis imaginar, empiezo a sospechar una fuerte falta de objetividad, y
decido buscar un poco más información. Me encuentro una página web que,
curiosamente, esta co-firmada por numerosos organismos oficiales y privados,
entre los que encontramos el SEDARB (Servicio de EcoDesarrollo Agroecológico y
Rural de Borgoña) y que publica resultados de controles, trampeos, evoluciones
de las poblaciones del insecto, así como
recomendaciones de intervención (químicas o ecológicas) cuyo objetivo es
mantener las poblaciones del insecto en un nivel no peligroso. Entre los textos
publicados en esta página, se encuentra el siguiente: “el tratamiento
insecticida es una medida absolutamente necesaria este año con motivo del
riesgo de propagación de la enfermedad en nuestra región. No existe, de
momento, ninguna otra alternativa.”
Pues me
aparece como una evidencia que la administración pública, en este caso, está
cumpliendo muy bien con sus obligaciones, que la situación fitosanitaria es
realmente preocupante y justifica acciones excepcionales.
Por otra
parte, hay, en Borgoña igual que en todas partes, numerosos viticultores en
agricultura ecológica o en biodinámica, cuyos viñedos se encuentran situados en
zonas donde la obligación de tratamiento se ha tenido que instaurar. No están
todos amenazados de juicio y de cárcel. ¿Porque? Porque han entendido la
importancia de este tratamiento, porque saben que romper provisionalmente sus
convicciones no representa el fin de las mismas, y que han tenido la
inteligencia de aceptar, probablemente de mala gana, esta medida de interés
general.
Y me doy
cuenta que este agricultor es, en realidad, un extremista que prefiere poner en
peligro toda una región para no cuestionar sus propias convicciones. En otras
situaciones y en otras latitudes, podría haber sido un talibán, y nadie habría
hecho una petición para defender lo indefendible. Entiendo que le cueste
aceptar el tratamiento. Sin embargo existen técnicas efectivas que permiten
hacer un tratamiento con un insecticida biológico con un mínimo impacto sobre
fauna auxiliar y medio ambiente. Por ejemplo, es hacerlo de noche, cuando la
mayoría de los insectos útiles están escondidos en refugios naturales, y las
abejas en las colmenas. La cicadela, que vive en el cultivo, no se esconde
durante la noche. Es igual de sensible de noche que de día. Es una técnica que
se usan habitualmente en climas cálidos como es el caso aquí, en Andalucía, o
como es el caso también en mi anterior región de residencia, la Provenza.
Al amanecer,
el producto se habrá secado, la niebla de tratamiento habrá desaparecido, los
riesgos serán muy bajos y las consecuencias medio ambientales habrán sido
minimizadas. Está claro que nunca es totalmente inocuo, pero los riesgos liados
a la enfermedad son infinitamente más graves acorto, medio y largo plazo.
Resulta que
la revista francesa L’Express acaba de publicar en su página web, el siguiente
artículo, sobre el mismo tema, bastante más moderado que la petición:
Muchos
periódicos han escrito sobre el tema con más o menos prudencia.
Seamos
claros, mantener la biodiversidad y los equilibrios en una finca es una
obligación para cualquier agricultor mínimamente inteligente y concienzudo.
Aunque no tenga convicciones ecologistas, es una simple cuestión lógica y
económica. Pero no es suficiente para controlar todo. Por ejemplo, no se les
puede reprochar a los antiguos Egipcios
de haber abusado de los plaguicidas, ya que no existían. Sin embargo la
devastación de los vuelos de langostas era periódica. Los insectos y las
enfermedades, todos, se encuentran de vez en cuando con condiciones
especialmente favorables que provoca explosiones demográficas en sus
poblaciones. Es lo que ocurrió en 2012-2013 para la cicadela vector de esta
enfermedad. Tal explosión demográfica, aunque natural, provoca una rotura de la
situación de equilibrio. En este caso, la población de depredadores se
encuentra brutalmente en número insuficiente con respecto a su presa, y el
control natural ya no es suficiente. Si el insecto solo provoca un daño al
cultivo, el daño será mayor ese año, y los ingresos del agricultor serán
inferiores. No va más allá, salvo si el insecto es un vector de enfermedad, ya
que provoca un riesgo sobre la viabilidad del cultivo. En el caso un viñedo como
el de Borgoña, es toda la actividad humana de la zona que se encuentra en
peligro.
La
intervención de tratamiento tiene como principal meta de reducir la población
del insecto, sin eliminar sus depredadores, de manera de volver a una situación
de equilibrio. Cuando se restablezca el equilibrio, ya se puede volver al
método anterior.
No se le
pedía a este agricultor de dejar su método, solo se le pedía abrir un pequeño
paréntesis, relativo ya que centrado en un tratamiento biológico, para evitar
un riesgo mucho mayor.
A modo de
conclusión, hay que decir que esta enfermedad está presente desde los años 40
en Francia (Sur-Oeste y Languedoc-Roussillon) y en Italia (mitad Norte del
País). Hasta el principio de los años 2000, estaba bastante controlada, gracias
a arranques sistemáticos de las parcelas afectadas, y a tratamientos y acciones
preventivas y profilácticas adecuadas. Sin embargo, desde unos 10 años, y a
pesar de todos estos esfuerzos, la enfermedad ha vuelto a progresar hacia el
norte en la mayoría de los viñedos franceses, y apareciendo también en Austria,
Suiza, Portugal y España (Cataluña). Eso demuestra que no hay que tomárselo a
la ligera, y que lo que declara este agricultor no tiene fundamento: 40 años de
práctica de producción ecológica y biodinámica en Borgoña no lo han puesto
nunca en presencia de niveles peligrosos del insecto. No tiene ninguna
experiencia que le permita afirmar que es capaz de dominarlo con las técnicas
de las que habla. Y el riesgo de infección ya no es hipotético, sino muy real,
ya que se han tenido que arrancar varias hectáreas de viña entre 2012 y 2013 en
su región.
La petición,
en la página web, ha sido cambiada por explicaciones verbales del propio
agricultor. En la versión inicial como en esta última, el agricultor miente o
da una información incompleta, pero con un tono muy convincente. Siento mucho
decir a los que han firmado la petición: habéis sido engañados. Cuidado con lo
que se encuentra en Internet, no siempre es la verdad.
No he firmado
esta petición, pues, y puedo añadir que deseo que el agricultor sea condenado,
de manera simbólica, por haber puesto en peligro una región entera por su
extremismo y su irresponsabilidad, y por haber engañado decenas de miles de
crédulos internautas, a los que ha contado muchas mentiras y de verdades
desviadas.
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