samedi 21 avril 2018

128 - Agroecología -7- Agricultura, siempre más verde


AGROECOLOGÍA - AGRICULTURA, SIEMPRE MÁS VERDE


Aunque el gran público, gracias a una amplia exageración de los medios, piensa lo contrario, el acercamiento de la agricultura convencional y de la agricultura ecológica es evidente para quien se interesa verdaderamente por esa cuestión.

Imagen personal

Después de la Segunda Guerra Mundial, la agricultura occidental abusó de la química de síntesis, arrastrando consigo muchos países en desarrollo. No se trataba de una voluntad deliberada de los agricultores, pero más bien un acondicionamiento, y de una fuerte voluntad política. Era la época de la Revolución Verde, llena de buenas intenciones y de conceptos muy básicos y a veces equivocados.
La agricultura era uno de los grandes motores del desarrollo económico. El productivismo estaba al orden de día. Había que alimentar a una población hambrienta de confort y de buena comida después de años de privación. También hacía falta divisas, y en consecuencia exportar, y la agricultura era uno de los ejes más evidentes.
Las necesidades de alimentos y de divisas eran enormes, al igual que también lo era el desconocimiento de los riesgos, al menos a nivel de los usuarios (era la época de todo poderoso DDT, presente hasta en los insecticidas domésticos y en los champús anti-piojos para niños, con el beneplácito de la administración sanitaria). A eso hay que añadir que el nivel de formación de los agricultores era generalmente muy bajo.


Progresivamente, la investigación hizo, y de buena manera, su trabajo, con numerosos descubrimientos, entendiendo cada vez mejor el funcionamiento de los animales, de las plantas, de los suelos, así como de los ecosistemas, y divulgando poco a poco esos nuevos conocimientos.
Total, el progreso estaba en marcha.

En paralelo a esos avances agronómicos, las tecnologías progresaban a un ritmo aún más rápido.  En la época del DDT, no se procedía a analizar los residuos de plaguicidas en los alimentos. Esas técnicas se desarrollaron en los 70s, con los progresos de la electrónica, y de la química. Y el DDT se prohibió a principio de los 70s.
Los primeros equipos de análisis de residuos eran capaces de medir la presencia de una molécula en niveles de 1 mg/kg (1 ppm), o sea 1 gramo de molécula química en 1.000 kilos de alimento.
Algunos productos podían tener plazos de uso antes de recolección de 0 día. Dicho de otra manera, era posible hacer un tratamiento químico, y cosechar la fruta el mismo día. Y con todo eso, los análisis daban ausencia de residuo.
En la actualidad, esos mismo equipos de medición pueden determinar la presencia de una molécula en niveles de 0,001 mg/kg (1 ppb), o sea 1 gramo de molécula química en 1 millón de kilos de alimento, es decir un nivel de precisión 1.000 veces más elevado.
Esas evoluciones técnicas han permitido detectar aberraciones en los usos autorizados, y de manera más general, en las legislaciones.
Todas las legislaciones que afectan a las autorizaciones y los usos de plaguicidas químicos han sido modificadas adecuadamente.


En el mismo tiempo, la medicina, también ha progresado mucho, y ha permitido darse cuenta que algunas prácticas o determinados productos, considerados como inocuos, no lo eran tanto. Es otra fuente de modificaciones en los usos.

También las investigaciones realizadas sobre el medio ambiente, y sobre el impacto de esas mismas prácticas, han permitido medir sus efectos positivos, y sobre todo negativos.

Siguiendo la misma época, la enseñanza agrícola ha progresado enormemente, y el nivel de formación de los agricultores es ahora bueno, al menos en los países industrializados. Con esta formación, vino la reflexión, el razonamiento, la integración de la actividad agrícola en su entorno.

Para terminar, los progresos tecnológicos también han afectados, y de manera muy directa la información, dando acceso a todos los actores de la sociedad, a una inmensa fuente de información.
Por desgracia Internet, verdadera revolución en materia de disponibilidad de informaciones, también se ha convertido en una enorme tribuna en la que cualquiera puede decir cualquier cosa, sin aportar prueba ninguna de lo que afirma, y alcanzando una gran audiencia.

Todos esos progresos realizados en paralelo, pero sin concertación los unos con los otros, han llevado a numerosos cambios en las legislaciones, en las preocupaciones, en los comportamientos.

Sin embargo, a pesar de todos los problemas detectados a posteriori gracias a las evoluciones tecnológicas y científicas, a pesar de la toxicidad verificada de algunos productos de uso común, la esperanza de vida no ha parado de progresar en los países industrializados. La calidad y la diversidad de los alimentos aportaban más que los problemas ocasionados.
Esto no quiere decir que había que no hacer nada, todo lo contrario. Pero hay que relativizar la gravedad de determinados problemas.
También hay que recordar, especialmente en lo que se refiere a contaminación de aguas subterráneas y suelos, que seguimos pagando, hoy todavía, las consecuencias de determinados errores de hace varias décadas. Seguimos encontrando, en algunos suelos, residuos del DDT, más de 40 años después de su prohibición, pero descompuesto en forma de DDE. Harán faltan varias décadas más para que desaparezca del todo.
Es por eso que las evaluaciones actuales son tan estrictas, especialmente referente a la degradación de la moléculas nuevas en los suelos y en el agua.


Para volver al tema del día, todos esos cambios han tenido una serie de consecuencias importantes sobre la agricultura:
-       Los agricultores en la actualidad están bien formados, y se preocupan por su salud, la de los consumidores y por el medio ambiente.
-       Los movimientos ecologistas se han desarrollado de manera importante y, por sus acciones a menudo criticables, han tenido un papel primordial en esta toma de conciencia, ahora generalizada a toda la sociedad.
-       Los gobiernos han tomado la medida de la problemática y han hecho leyes, tanto sobre las autorizaciones de los productos químicos como sobre el control de su uso.
-       El número de moléculas autorizadas ha sido drásticamente reducido, con la eliminación de todos los productos los más peligrosos, y los niveles de residuos autorizados han sido fuertemente revisados a la baja. Actualmente, la legislación europea es la más restrictiva del mundo, con diferencia.
-       Las empresas químicas han radicalmente cambiado sus orientaciones de investigación, para poder responder a esas evoluciones, con el resultado de aparición de productos cada vez más respetuosos con el medio ambiente, el usuario y el consumidor. Hasta las principales empresas mundiales de química, se han lanzado en la investigación de productos ecológicos.
-       La mayoría de los agricultores convencionales integran actualmente en sus métodos y técnicas de producción, elementos, cada vez más numerosos, compatibles con la agricultura ecológica.
-       Sin embargo, algunos puntos no se han solucionado todavía, especialmente en las mediciones del impacto real de los plaguicidas no químicos, autorizados en agricultura ecológica, sobre el medio ambiente, sobre el usuario y sobre el consumidor. Es donde la presión mediática hace mal su trabajo.


En realidad, si miramos de cerca, nos damos cuenta que la agricultura convencional ha seguido una fuerte evolución hacia una producción integrada para los cultivos leñosos (frutales, viña, olivo, cítricos, etc.) y para numerosos cultivos anuales como las hortalizas. Para otros cultivos (cereales, algodón, cultivos forrajeros, etc.), la agricultura de conservación va en la misma dirección. Esos dos métodos y sus variantes han incorporado a las prácticas de cultivo, numerosas técnicas más respetuosas con el medioambiente, han reducido el empleo de plaguicidas y de abonos, las dosis y momentos de aplicación han mejorado mucho gracias a los conocimientos adquiridos sobre biología de los cultivos, de los suelos y del medioambiente. Ver por ejemplo http://culturagriculture.blogspot.com.es/2014/11/32-metodos-de-produccion-4-produccion.html)

En el mismo periodo, la agricultura ecológica también ha evolucionado, especialmente gracias a la llegada de nuevas soluciones a los problemas sanitarios y nutricionales de los cultivos. Hay que reconocer que las investigaciones, privadas o públicas sobre las técnicas de protección fitosanitaria y los plaguicidas no químicos son numerosas.

La protección de los cultivos sigue siendo un reto esencial para el agricultor, sea cual sea el método de producción. Es que la rentabilidad del cultivo es la principal preocupación del agricultor que es, ante todo, un empresario cuya actividad no solo debe ser rentable, sino que además tienen que generar unos ingresos suficientes para el mismo, a fin de permitirle vivir dignamente con su familia.

Imagen personal

En realidad el acercamiento de esas dos grandes corrientes es rápido, e inevitable. No creo que se llegue a una fusión, ya que la agricultura ecológica rechaza algunas orientaciones, como las biotecnologías, aunque sean probablemente la vía más directa y rápida hacia una desaparición de la necesidad de uso de plaguicidas, sean químicos, o no químicos.

La producción ecológica está tiende a quedarse estancada en la evolución de sus técnicas (excepto en la protección fitosanitaria), conserva numerosas zonas de opacidad (sobre todo en su comunicación), y sobrevive con numerosos problemas actualmente sin solución, gracias a la autorización de uso de algunos plaguicidas sintéticos, en condiciones controladas. Las ayudas públicas, claramente más elevadas en ecológico que en convencional, participan en su desarrollo. Pero se industrializa por necesidad, para poder responder a la demanda de un mercado cada vez más dominado por los supermercados.
La producción convencional se está reformando en profundidad, se hace cada día más respetuosa con el medio ambiente, los suelos, los acuíferos, y también con los consumidores. Total, se está haciendo cada vez más verde.
El consumidor, tan cortejado por todo el mundo, y ampliamente  intoxicado por una desinformación políticamente correcta y cuidadosamente orquestada, terminara perdido. Algunas señas muestran que le cuesta cada vez más ver la diferencia.

Y no es del gusto de todos.
Porque ¿quién, entre los numerosos aprovechados del ecológico, desean de verdad que la agricultura ecológica coja una gran amplitud? ¿Quién desea este acercamiento y la casi-desaparición de las diferencias?
Sería la muerte de la gallina de los huevos de oro.
¿No podría ser esto uno de los principales motivos de los ataques cada vez más numerosos y cada vez más virulentos en contra de la agricultura convencional?
¿Quién sabe?

Es una visión a corto plazo, pero mientras tanto, los beneficios acumulados serán aún mejores, tanto económicamente, como políticamente hablando.

Si los intereses particulares y políticos no tomasen la prioridad sobre el interés público, deberíamos en realidad, asistir a una colaboración entre las dos tendencias. No obstante, la realidad es que asistimos a un enfrentamiento.

¿Quién se beneficia del crimen, por así decirlo?
Lo cierto es que no es ni el agricultor, ni el consumidor.


128- Agroécologie -7- L'agriculture, toujours plus verte

AGROÉCOLOGIE - L’AGRICULTURE, TOUJOURS PLUS VERTE.


Bien que le grand public, grâce à un matraquage médiatique incessant, pense le contraire, le rapprochement de l’agriculture conventionnelle et de l’agriculture biologique est évident pour qui s’intéresse vraiment à la question.

Photo personnelle

Après la Seconde Guerre Mondiale, l’agriculture occidentale a abusé de la chimie de synthèse, entrainant progressivement dans son sillage beaucoup de pays en développement. Il ne s’agissait pas d’une volonté délibérée des agriculteurs, mais plutôt d’un conditionnement, et d’une forte volonté politique. C’était l’époque de la Révolution Verte, pleine de bonnes intentions et de conceptions très basiques et parfois erronées.
L’agriculture était un des grands moteurs du développement économique. Le productivisme était à l’ordre du jour. Il fallait nourrir une population avide de confort et de bonne chère après des années de privations. Il fallait aussi faire entrer des devises, donc exporter, et l’agriculture était un des axes les plus évidents.
Les besoins en aliments et en devises étaient énormes, tout comme l’était aussi la méconnaissance des risques, au moins au niveau des usagers (c’était l’époque du DDT tout puissant, présent jusque dans les insecticides domestiques et dans les lotions anti-poux pour les enfants, avec la bénédiction de l’administration sanitaire). A cela, il faut ajouter que le niveau de formation des agriculteurs était généralement très bas.


Progressivement, la recherche a fait (et bien fait) son travail, réalisant de nombreuses découvertes, comprenant toujours mieux le fonctionnement des animaux et des plantes, des sols ainsi que des écosystèmes, et divulguant peu à peu ces connaissances nouvelles.
Bref, le progrès était en marche.

En parallèle à ces avancées agronomiques, les technologies ont progressé à un rythme encore plus rapide. A l’époque du DDT, on ne faisait pas d’analyse de résidus de pesticides sur les produits alimentaires. Ces techniques se sont développées dans les années 70, avec les progrès de l’électronique, et de la chimie. Or le DDT est interdit depuis le début des années 70.
Les premiers équipements d’analyses de résidus étaient capables de mesurer la présence d’une molécule dans des niveaux de 1 mg/kg (1 ppm) ou 1 gramme de molécule chimique dans 1 tonne d’aliment.
Certains produits pouvaient avoir des délais autorisés d’emploi avant récolte de 0 jour. Autrement dit, il était possible de faire un traitement chimique, et de récolter les fruits ou légumes le même jour. Et malgré tout, les analyses donnaient absence de résidus.
Or actuellement, ces mêmes équipements sont capables de déterminer la présence d’une molécule dans des niveaux de 1mg/tonne (1 ppb), autrement dit 1 gramme de molécule chimique dans 1000 tonnes d’aliments, c’est-à-dire un niveau de précision 1000 fois plus élevé.
Ces progrès technologiques ont permis de détecter des aberrations dans les usages autorisés, et d’une manière plus générale dans les législations.
Toutes les législations concernant les autorisations et l’utilisation des pesticides chimiques ont été modifiées en conséquence.


En parallèle, la médecine a également grandement progressé, et on s'est ainsi rendu compte que certaines pratiques ou certains produits, réputés inoffensifs, ne l’étaient pas tant que ça. Autre source de modifications des usages.

Dans le même temps, les recherches réalisées sur l’environnement, et sur l’impact de ces mêmes pratiques, ont permis d’en mesurer les effets positifs, et surtout négatifs.

Toujours durant la même période, l’enseignement agricole a considérablement progressé, et le niveau de formation des agriculteurs est désormais bon, au moins dans les pays industrialisés. Avec cette formation, est venue la réflexion, le raisonnement, l’intégration de l’activité agricole dans son environnement.

Enfin, les progrès technologiques ont aussi affecté de manière très directe l’information, donnant accès à tous les acteurs de la société, à une immense source d’informations. Malheureusement, Internet, véritable révolution en matière de disponibilité des informations, est aussi devenu une gigantesque tribune dans laquelle n’importe qui peut dire n’importe quoi, sans apporter de preuve de ce qu’il dit, tout en recevant une large audience.

Tous ces progrès, réalisés en parallèle, mais sans concertations les uns avec les autres, ont conduit à de nombreux changements dans les législations, dans les préoccupations, dans les comportements.

Pourtant, malgré tous les problèmes détectés a posteriori grâce aux évolutions technologiques et scientifiques, malgré la toxicité avérée de certains produits d’usage courant, l’espérance de vie n’a cessé de progresser dans les pays industrialisés. La qualité et la diversité des aliments proposés contrebalançaient les problèmes occasionnés. Ceci ne veut pas pour autant dire qu’il fallait ne rien changer, bien au contraire. Mais il faut relativiser la gravité de certains problèmes.
Il faut aussi se souvenir, en particulier en ce qui concerne la pollution des sols et des eaux souterraines, que nous continuons de payer, encore aujourd’hui, les conséquences de certaines erreurs vieilles de plusieurs décennies. C’est ainsi que l’on retrouve encore, dans certains sols, des résidus de DDT, plus de 40 ans après son interdiction, mais décomposé sous forme de DDD et de DDE. Il faudra encore plusieurs décennies de plus pour tout disparaisse.
C’est pour cela que les évaluations actuelles sont si strictes, en particulier concernant la dégradation des nouvelles molécules dans les sols et dans l’eau.


Pour en revenir au sujet du jour, tous ces changements ont eu une série de conséquences importantes sur l’agriculture :
-       Les agriculteurs sont actuellement bien formés et sont préoccupés par leur santé, celle des consommateurs et par leur environnement.
-       Les mouvements écologistes se sont développés fortement et, par leur action souvent contestable, ont largement participé à cette prise de conscience, désormais généralisée à toute la société.
-       Les gouvernements ont pris la mesure de la problématique et ont légiféré, tant sur les autorisations de produits chimiques, que sur le contrôle de leur utilisation.
-       Le nombre de molécules autorisées a été drastiquement réduit, avec élimination de tous les produits les plus dangereux, et les niveaux de résidus autorisés ont tous été fortement revus à la baisse. Actuellement, la législation européenne est la plus restrictive au monde, de loin.
-       Les entreprises chimiques ont radicalement changé leurs orientations de recherche, de manière à répondre à ces évolutions, avec comme résultat, l’apparition de produits toujours plus respectueux de l’environnement, de l’usager et du consommateur. Même les plus grandes sociétés de chimie se sont lancées dans la recherche de produits biologiques.
-       La plupart des agriculteurs conventionnels intègrent actuellement dans leurs méthodes et techniques de production, des éléments, toujours plus nombreux, compatibles avec l’agriculture biologique.
-       Certains points restent pourtant non résolus, en particulier les mesures de l’impact réel des pesticides non chimiques, autorisés en agriculture biologique, sur l’environnement, sur l’usager et sur le consommateur. C’est là que la pression médiatique fait mal son travail.


En fait, si on y regarde de près, on se rend compte que l’agriculture conventionnelle a très largement évolué vers une production intégrée (ou raisonnée) pour les cultures ligneuses (productions fruitières, vigne, olive, agrumes, etc.) et pour de nombreuses cultures annuelles, comme le maraichage. Pour d’autres cultures (céréales, coton, cultures fourragères, etc.), l’agriculture de conservation va dans la même direction. Ces deux méthodes et leurs variantes ont incorporé aux pratiques de cultures, de nombreuses techniques plus respectueuses de l’environnement, ont réduit l’usage des pesticides et des engrais, les doses et moments d’application ont été grandement améliorés grâce aux connaissances acquises sur la biologie des cultures, des sols et de l’environnement. Voir par exemple http://culturagriculture.blogspot.com.es/2014/11/32-les-methodes-de-production-4-la.html

Dans le même temps, l’agriculture biologique a également évolué, en particulier grâce à l’arrivée de nouvelles solutions aux problèmes sanitaires et nutritionnels des cultures. Il faut dire que les recherches, publiques ou privées concernant les techniques de protection phytosanitaire et les pesticides non chimiques sont nombreuses.

La protection des cultures reste un enjeu majeur pour les agriculteurs, quelle que soit la méthode de production. Il faut bien reconnaitre que la rentabilité de la culture reste la première préoccupation pour l’agriculteur qui est, avant tout, un chef d’entreprise, dont l’activité doit être non seulement rentable, mais en plus elle doit lui permettre de générer des revenus suffisants pour lui-même afin de faire vivre dignement sa famille.

Photo personnelle

En fait le rapprochement entre ces deux grands courants est rapide, et inéluctable. Je ne crois pas que l’on arrive à une fusion, car l’agriculture biologique refuse certaines orientations, comme les biotechnologies, bien qu’elles soient sans doute la voie la plus directe et rapide vers une disparition des besoins en pesticides, qu’ils soient chimiques, ou non chimiques.

Le bio tend à stagner dans l’évolution de ses techniques (sauf sur la protection phytosanitaire), garde de nombreuses zones d’ombres (surtout dans sa communication), et survit avec de nombreux problèmes actuellement insolubles, en acceptant parfois l’utilisation de certains pesticides synthétiques, en conditions contrôlées. Les aides publiques, nettement plus importantes en bio qu’en conventionnel, participent aussi à son développement. Mais il s’industrialise par nécessité, pour répondre aux besoins d’un marché toujours davantage dominé par les supermarchés.
Le conventionnel se réforme en profondeur, devient chaque jour un peu plus respectueux de l’environnement, des sols, des nappes phréatiques, des consommateurs, bref devient toujours plus vert.
Le consommateur, si courtisé par tout le monde, et largement intoxiqué par une désinformation politiquement correcte et soigneusement orchestrée, finira par s’y perdre. Certains signes montrent qu’il a de plus en plus de mal à faire la différence.

Et ça ne plait pas à tout le monde.
Car qui, parmi les nombreux profiteurs du bio, souhaite vraiment que l’agriculture biologique prenne une grande ampleur? Qui souhaite ce rapprochement et la quasi-disparition des différences ?
Ce serait la mort de la poule aux œufs d’or.
N’y aurait-il pas là une des principales causes des attaques toujours plus nombreuses et toujours plus virulentes contre l’agriculture conventionnelle ?
Allez savoir.

C’est une vision à court terme, capitaliste, de pure gestion économique mais en attendant, les bénéfices engrangés n’en seront que meilleurs, qu’ils soient économiques, ou politiques.

Si les intérêts particuliers et politiques ne prenaient pas le dessus sur l’intérêt public, on devrait en réalité assister à une collaboration entre les deux tendances. Pourtant, on assiste en réalité à un affrontement.

Alors, si j’ose dire, à qui profite le crime?
Ni à l’agriculteur, ni au consommateur, en tout cas.

Image: http://www.mes-ballades.com/77/image-77/77_FAUNE_combat-de-cerfs-faune.jpg

128- Agroecology -7- Agriculture, always greener

AGROECOLOGY - AGRICULTURE, ALWAYS GREENER.


Although the general public, through an incessant media hype, thinks the opposite, the rapprochement of conventional agriculture and organic farming is obvious for those who really care about the issue.

Picture of my own

After World War II, Western agriculture abused synthetic chemistry, gradually dragging many developing countries into its wake. It was not a deliberate will of farmers, but rather a conditioning and a strong political will. It was the time of the Green Revolution, full of good intentions and very basic and sometimes mistaken conceptions.
Agriculture was a major driver of economic development. Productivism was the order of the day. It was necessary to feed a population eager for comfort and good food after years of deprivation. It was also necessary to bring in foreign currency, so to export, and agriculture was one of the most obvious axes.
The need for food and foreign exchange was enormous, as was the lack of knowledge of the risks, at least at the level of users (it was the era of the all-powerful DDT, present even in domestic insecticides and in anti-lice lotions for kids, with the blessing of the health administration). To this it should be added that the level of training of farmers was generally very low.


Gradually, research has done (and done well) its work, making many discoveries, always better understanding the functioning of animals and plants, soils and ecosystems, and gradually disclosing this new knowledge.
In short, progress was in progress.

In parallel with these agronomic advances, technologies have progressed at an even faster pace. At the time of DDT, there was no analysis of pesticide residues on food products. These techniques were developed in the 70s, with advances in electronics, and chemistry. DDT has been banned since the early 1970s.
The first residue analysis equipment was able to measure the presence of a molecule in levels of 1 mg/kg (1 ppm) or 1 gram of chemical molecule in 1 ton of food.
At that time, some products might have had pre-harvest deadlines of 0 days. In other words, it was possible to make a chemical treatment, and to harvest fruits or vegetables the same day. And despite everything, analyzes gave absence of residues.
Nowadays, these same equipment are able of determining the presence of a molecule in levels of 1 mg/ton (1 ppb), in other words 1 gram of chemical molecule in 1000 tons of food, that is to say one accuracy level 1000 times higher.
These technological advances have made possible to detect aberrations in authorized uses, and more generally in legislation.
All legislation concerning authorizations and use of chemical pesticides has been accordingly amended.


Meanwhile, medicine has also made great progress, and it has become clear that certain practices or products, known to be harmless, were not so good. Another source of modifications of uses.

At the same time, the research carried out on the environment, and on the impact of these same practices, made it possible to measure their effects, positive, and especially negative.

During the same period, agricultural education has increased considerably, and the level of training of farmers, today is good, at least in the industrialized countries. With this training came the reflection, the reasoning, the integration of agricultural activity in its environment.

Finally, technological progress has also affected information very directly, giving access to all actors in society, to an immense source of information. Unfortunately, the Internet, real revolution in the availability of information, has also become a gigantic forum in which anyone can say anything, without giving proof of what he says, while receiving a large audience.

All these advances, made in parallel, but without consultation with each other, have led to many changes in legislation, in concerns, in behavior.

However, despite all the problems detected a posteriori thanks to technological and scientific developments, despite the proven toxicity of certain products in common use, life expectancy has steadily increased in the industrialized countries. The quality and diversity of available food counterbalanced the problems caused. This does not mean that we should not change anything, on the contrary. But we have to relativize the seriousness of certain problems.
It must also be remembered, particularly with regard to soil and groundwater pollution, that we continue to pay, even today, the consequences of certain decades-old mistakes. Thus, some soils still contain DDT residues, more than 40 years after its prohibition, but decomposed as DDD and DDE. It will take several more decades to disappear.
This is why current assessments are so strict, especially concerning the degradation of new molecules in soils and water.


Going back to the subject of the day, all these changes have had a series of important consequences on agriculture:
-       Farmers are currently well trained and concerned about their health, the health of consumers and their environment.
-       Ecological movements have developed strongly and, by their often questionable action, have largely participated in this awareness, now widespread throughout society.
-       Governments have taken the measure of the problem and have legislated, both on authorizations of chemicals, and control of their use.
-       The number of authorized molecules has been drastically reduced, with the elimination of all the most dangerous products, and the authorized residue levels have all been sharply revised downwards. Currently, European legislation is the most restrictive in the world by far.
-       Chemical companies have radically changed their research orientations, in order to respond to these evolutions, with the result of the apparition of products that are ever more respectful of the environment, the user and the consumer. Even the biggest chemistry companies have started looking for organic products.
-       Most conventional farmers are integrating into their methods and production techniques, elements, always more numerous, compatible with organic farming.
-       Some points remain unresolved, in particular measures of the real impact of non-chemical pesticides, authorized in organic farming, on the environment, on the user and on the consumer. This is where the media pressure does not work well.


In fact, if we look closely, we realize that conventional agriculture has largely evolved towards an integrated production for woody crops (fruit production, vine, olive, citrus, etc.) and for many annual crops, such as horticulture. For other crops (cereals, cotton, forages, etc.), conservation agriculture goes in the same direction. These two methods and their variants have incorporated in cultivation practices, many more environmentally friendly techniques, have reduced the use of pesticides and fertilizers, the doses and times of application have been greatly improved thanks to the knowledge gained on the biology of crops, soils and the environment. See for example http://culturagriculture.blogspot.com.es/2014/11/32-farming-methods-4-integrated-farming.html

At the same time, organic farming has also evolved, especially with the arrival of new solutions to the health and nutritional problems of crops. It must be said that there is a great deal of public and private research on plant protection techniques and non-chemical pesticides.

Crop protection remains a major challenge for farmers, regardless of the production method. It must be recognized that the profitability of the crop remains the first concern for the farmer who is, above all, a business leader, whose activity must not only be profitable, but in addition it must allow him to generate sufficient income for himself in order to live worthily his family.

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In fact the rapprochement between these two great currents is rapid, and inescapable. I don't believe that we are coming to a fusion, because organic farming refuses certain orientations, such as biotechnologies, although they are undoubtedly the most direct and rapid way towards a disappearance of pesticide needs, be they chemical, or non-chemical.

The organic tends to stagnate in the evolution of its techniques (except on the phytosanitary protection), keeps many zones of shadows (especially in its communication), and survives with many currently insoluble problems, by accepting sometimes the use of certain synthetic pesticides, under controlled conditions. Public aid, much more important in organic than in conventional, also contributes to its development. But it is industrializing by necessity, to meet the needs of a market increasingly dominated by supermarkets.
Conventional is reforming in depth, is becoming every day a little more respectful of the environment, soil, groundwater, consumers, in short, is becoming greener and greener.
The consumer, so courted by everyone, and largely intoxicated by a politically correct and carefully orchestrated disinformation, will eventually get lost. There are signs that it's increasingly difficult to tell the difference.

And not everybody likes that.
Who among the many profiteers of organic, really wants that organic farming takes a large scale? Who wants this rapprochement and the virtual disappearance of differences?
It would be the death of the golden goose.
Would not this be one of the main causes of the ever more numerous and virulent attacks against conventional agriculture?
Who knows?

It is a short-term vision, capitalist, pure economic management but in the meantime, the benefits will be better, whether economic or political.

If particular and political interests do not take precedence over the public interest, one should actually witness a collaboration between the two tendencies. Yet, in reality, there is a clash.

So, dare I say, who benefits from the crime?
Neither the farmer nor the consumer, anyway.

Picture: http://www.mes-ballades.com/77/image-77/77_FAUNE_combat-de-cerfs-faune.jpg