dimanche 23 août 2015

51- Pero ¿qué clase de trabajo es este?



PERO ¿QUÉ CLASE DE TRABAJO ES ESTE?


La semana pasada, estaba invitado a una boda en la región de Burdeos, en un bonito pueblo en medio del viñedo. Fue seguramente la boda más mojada a la que he tenido ocasión de asistir. La salida de la iglesia fue bastante caótica. Se notaba cierto nerviosismo entre los asistentes. Siempre se desea una boda acompañada con un precioso tiempo, para disfrutar mejor del momento, de las circunstancias, de los bonitos vestidos y de los trajes.
Sin embargo, también se notaba que la naturaleza y el campo alrededor respiraban. Hay que decir que la zona sufría desde numerosas semanas una preocupante sequía.
Los agricultores sentían probablemente cierto alivio, acompañado de preocupación. Alivio ya que esa lluvia marca al menos un serio descanso en la sequía, y dejara una reserva de agua a los cultivos para terminar el verano. Preocupación porque, como se suele decir “nunca llueve a gusto de todos”, pero también porque es seguro que algunos agricultores se encontraban en una fase crítica del ciclo de sus cultivos, que la lluvia habrá perturbado, mientras que otros, como los viticultores, saben que la lluvia trae su lote de enfermedades, y que probablemente habrán tenido que tratar para evitarlas.
Total, es el eterno dilema de la agricultura. La mayoría de los acontecimientos climáticos tienen sus caras benéficas y sus caras problemáticas. Y existe, como ya lo he comentado en otras ocasiones, una gran incomprensión entre el mundo agrícola y el resto de la población. Resulta difícil entender, cuando no formas parte de este mundo, porque los agricultores nunca quedan satisfechos con el tiempo que hace.
Con respecto a la boda, era entre personas del mundo agrícola, con lo que más o menos todo el mundo se lo tomo con filosofía. El vestido de la novia y muchos trajes fueron víctimas de esa lluvia, y del barro que provoco.
“Mariage pluvieux, mariage heureux” (boda lloviosa, boda feliz) como se dice en Francia a modo de consuelo. Deseemos a Lucie y Jean-Marc toda la felicidad del mundo.

Esta pequeña anécdota me ha recordado una historia, real en su sustancia, aunque arreglada a mi manera, y que voy a contar ahora.

Érase una vez un agricultor, que había heredado una ya importante empresa desde su padre. Le encantaba su trabajo. Sus elecciones de cultivos eran acertados, los medios que ponía siempre eran bien estudiados. Recogía cuantiosos beneficios y los reinvertía sistemáticamente en nuevas tierras y nuevos proyectos. Ya había pasado de los sesenta y había sabido desarrollar la empresa familiar hasta convertirse en un auténtico gran terrateniente, dotado de un patrimonio agrícola excepcional.
Un día, mientras iba conduciendo su potente coche, en la autopista, tuvo un grave accidente. ¿Mareo? ¿Dépiste? La historia no lo cuenta. Total, murió.
Pero este hombre no tenía hijos. Sin embargo, tenía numerosos sobrinos y sobrinas. Ninguno había seguido los pasos de su tío en su pasión por la agricultura. La mayorías de ellos había seguido estudios largos, que los había llevado a ser médicos, abogados, hombres de negocio, banqueros etc.
Llego el momento de la herencia. Todos los herederos se interesaron entonces, tal vez por primera vez en su vida, por las actividades del tío. Y de manera inevitable, llego la pregunta que los sobrinos, personas formadas y cultivadas, inversores acostumbrados, tenían que hacer.

-“Veamos un poco, ¿Cuál es la rentabilidad de la empresa?”

-“Pues mire Usted, Señor, en realidad, como bien dice, depende”.

-“¿Depende? ¿Pero qué clase de respuesta es esta? ¿Y de qué depende?”


-“Pues en realidad depende de varias cosa:
Si llueve demasiado, o demasiado tiempo,
Si no llueve lo suficiente,
Si llueve lo suficiente, pero no en el momento oportuno,
Si hace demasiado frío
Si no hace el frío necesario,
Si hace frío, lo justo, pero no en el momento oportuno,
Si hace demasiado calor,
Si no hace suficiente calor,
Si hace calor, lo justo, pero no el momento oportuno,
Si hay demasiado viento,
Si hace demasiado sol,
Si hay granizo,
Si hay heladas,
Si hay demasiado humedad,
Si hay sequía,


Eso, es referente al tiempo. Pero a eso, hay que sumarle las variaciones del mercado, a menudo caprichoso:
Si hay sobreproducción
Si los stocks son elevados,
Si la calidad no es suficiente,
Si el consumo se reduce,
Si las decisiones políticas no son favorables,
Si existen tensiones geopolíticas, acompañadas, por ejemplo, de un bloqueo económico hacia un destino importante,
Si las regiones en competencia hacen dumping,
Si el tiempo no es el adecuado en las áreas de destino.

Después, y para terminar, tienen que saber que los horarios pueden llegar a ser un poco inestables.
A veces hay que trabajar el domingo,
A veces hay que trabajar de noche,
A menudo hay que hacer largos días de trabajo. Incluso puede ocurrir que haya que trabajar más de 24 horas seguidas sin dormir,
Se pueden tomar fines de semana prolongados, por supuesto, pero preferentemente en invierno,
¿Aprovechar los días de buen tiempo para ir a la playa? Mejor elegir los días de lluvia.”

-“PERO, ¿QUÉ CLASE DE TRABAJO ES ESTE?”


Estando muy acostumbrados a trabajos que no dependen tanto de criterios sobre los que nadie tiene poder, y cuyo ritmo es mucho más regular, los sobrinos tomaron la decisión de vender, poco a poco, todo el patrimonio acumulado por el tío. Su gran proyecto fue totalmente desmantelado, y vendido por trozos. Gran parte de las personas que los habían seguido, o cuyos ingresos dependían de él, se encontraron en una situación difícil.
Los sobrinos pudieron repartirse la fortuna que el tío había acumulado a fuerza de trabajo, de toma de riesgo, y de reflexión, y aumentar sustancialmente sus inversiones financieras.


Es una historia, un poco triste en mi opinión, que refleja muy bien una realidad diaria de la agricultura. Es probablemente la actividad humana que más depende de las variaciones climáticas. La toma de riesgo es permanente, y más elevada que en cualquier otra actividad.
Por desgracia, la civilización moderna no le gusta mucho lo que escapa de su control.
Los agricultores, que a veces se encuentran en situaciones difíciles, tienen a menudo problemas para encontrar apoyo en los bancos o en las administraciones públicas, que pocas veces entienden esta realidad, y no la integran, o no lo suficiente, en su business plan.

La agricultura de los países industrializados sufre una incomprensión crónica del conjunto de la sociedad. Este trabajo, aunque fundamental, se encuentra en total desfase con los criterios modernos de calidad y de ritmo de vida.
Esa incomprensión es sin lugar a dudas uno de los grandes problemas que pudren las relaciones entre la agricultura y la sociedad.

El agricultor hace un bonito pero duro trabajo, que la sociedad no sabe valorar. Es, desde varios años, el objetivo injustificado de una cantidad creciente de ataques mediáticos que ya la habrían destruido, si no se tratase de una actividad tan fundamental que la supervivencia de la especia humana depende de ella al 100%.

La agricultura es la única actividad humana que sobreviviría a un gran cataclismo. Es que se trata tan solo de la producción de los alimentos que consumen, todos los días y varias veces al día si lo pueden, todos los humanos del planeta.

También es un sector altamente estratégico, tanto del punto de vista económico, como del punto de vista geopolítico.

Sin embargo, esta incomprensión se sitúa en todos los niveles de la sociedad, desde la población hasta la esfera política. Basta con ver la desesperación de los ganaderos europeos que, por culpa de decisiones principalmente políticas, se encuentran en muchos casos en situaciones económicas muy difíciles.
Es una actividad difícil, apremiante, a menudo agotador, a veces peligroso, al margen de las sociedades modernas. Pero también es una actividad apasionante, en contacto permanente con la naturaleza, a menudo estimulador, raramente repetitivo. Total, es un trabajo muy bonito, desgraciadamente demasiado desprestigiado por personas (en la mayoría de los casos sin ninguna relación con la agricultura) que no entienden nada y solo ven el mundo a través de cristales deformantes.


También es un trabajo en el que todo es arriesgado, nada nunca es totalmente seguro hasta que la cosecha esté terminada, recogida, vendida y cobrada. Puedes tener la cosecha del siglo, con una calidad nunca alcanzada, en una situación de mercado ideal, y recibir una tormenta de granizo al día anterior del inicio. Si tienes seguro, podrás pasar el año, pero tendrás que olvidar los proyectos que inevitablemente habías formado a la vista de la cosecha en preparación.
La sociedad actual no tolera este tipo de problema, y rechaza lo que siempre ha existido, ya que es inherente al trabajo de agricultor. Exige que toda actividad humana se amolde a sus propias exigencias. Pero esto no es la vida verdadera. La vida verdadera debería exigir de los servicios sociales, de los servicios administrativos, de los servicios bancarios y financieros que se adapten a las realidades propias de cada actividad. Pero el mundo funciona al revés.
Antaño, la solidaridad permitía pasar un momento difícil. Pero ahora, el sistema muele de igual manera el deshonesto que el desgraciado.


¿Agricultor? Es uno de los trabajos más viejos del mundo, a la vez que es uno de los más modernos, y sobre todo el único verdaderamente imprescindible.
Acompañada de una política coherente y dinamizante, la agricultura debería ser un motor esencial de la economía de cualquier país. Pero considerada como un peso y una fuente de problemas y de gastos inútiles, como parece ser el caso en Europa, se convierte en una molestia, y todo parece hecho para debilitarla.

Dejar que decline la agricultura, es preparar el derrumbe de toda la sociedad.


51- But what is this job?

BUT WHAT IS THIS JOB?


Last week I was invited to a wedding in the Bordeaux region, in a beautiful village surrounded by vineyards. This was probably the most rainy wedding to which I ever assisted. The output of the church, in the pouring rain, was somewhat chaotic. One felt a certain restlessness in the audience. One always wants a marriage to be accompanied with good weather, to enjoy better the circumstances, beautiful dresses and costumes.
Yet it also was possible to feel that the nature and the surrounding countryside were breathing. It must be said that the region is suffering for many weeks a worrying drought.
Farmers should probably feel some relief, joined to some concern. Relief, because this rain marks at least a serious break in the drought, and restores some reserve of water for crops till the end of summer. The concern because, as the Spanish say "nunca llueve a gusto de todos" ("it never rains to taste of all"), but also because it's sure that some farmers were in a critical phase of the cycle of their crops, that this rain has disrupted, while others such as winegrowers, know that the rain brings its share of diseases, and they will probably have to spray to avoid them.
In short, it is the eternal dilemma of agriculture. Most climate events have their positive sides and their problematic sides. And there, as I've already mentioned, there is a great misunderstanding between the agricultural world and the rest of the population. Is that it is difficult to understand when one is not part of this community, why farmers are never completely happy with the weather.
Regarding to the wedding, it was in the agricultural community, so everyone took it with more or less philosophy. The wedding dress and the costumes were yet victims of this rain and of the mud.
"Rainy Wedding, happy marriage," they say in France for consolation. Let's wish to Lucia and Jean-Marc all the happiness in the world.

This little anecdote made me remember a story, true in its substance, although refurbished to my way, and that I'll tell you now.


Once upon a time, there was a farmer who had inherited a good agricultural business from his father. He loved his job. His choices of crops were wise, the necessary means were always well calculated. He was earning substantial profits and reinvesting them systematically into new farms and new projects. With over sixty, he had been able to develop the family business to become an authentic rich landowner, with an outstanding agricultural heritage.
One day, while he was driving his powerful car on the highway, he had a serious accident. Discomfort? Distraction? The story does not say. In short, he died.
But this man had no children. By cons he had many nieces and nephews, none of whom had chosen to follow the uncle in his passion for agriculture. They were mostly highly educated and they were all doctors, lawyers, businessmen, bankers and others.
The time of inheritance came. Then all heirs felt interested, perhaps for the first time in their lives, to the uncle's activities. And then inevitably, came the question that nephews, trained and educated persons, sophisticated investors, did not fail to ask.

- "So, well, well, well, what is the profitability of this business?"

- "Well, dear sir, in fact, you see, it depends".

- "It depends? But what kind of answer is that? And, on what does it depend, please?"


- "Well actually it depends on several things:
If it rains too much or too long,
If it does not rain enough,
If it rains just enough, but not at the right time,
If it is too cold,
If it is not cold enough,
If it is cold, just enough, but not at the right time,
If it is too hot,
If it is not warm enough,
If it's hot, just enough, but not at the right time,
If there is too much wind,
If there is too much sun,
If there is not enough sun,
If hail falls,
If there is frost,
If the weather is too wet,
If it the weather is too dry,


That's for the weather. But to this, you have to add the vagaries of the market, often capricious:
If there is overproduction,
If stocks are high,
If the quality is inadequate,
If consumption falls,
If political decisions are not favorable,
If there are geopolitical tensions, accompanied, for example, by an economic blockade on an important destination,
If the regions in competition are doing dumping,
If the weather is not suitable in destination areas.

Then and finally, you have to know that the schedules can be somewhat unstable.
Sometimes you have to work on Sunday,
Sometimes you have to work at night,
Often we must make long working days it may even happen that we should work more than 24 hours without sleep,
You can take long weekends, of course, but especially in winter
Enjoy the good weather to go to the beach? Choose instead a rainy day. "

- "BUT WHAT IS THIS JOB?”


As accustomed to trades that don't depend so much on criteria over which we have no control, and whose pace is more regular, nephews decided to sell, little by little, all the holdings accumulated by the uncle. His great project was therefore entirely dismantled and sold piecemeal. A large proportion of people who had followed him, or whose incomes depended on him, found themselves in a difficult situation.
The nephews could thus divide up the heritage accumulated by the uncle through hard work, risk taking, and reflection, and largely increase their financial investments.

This is a story, a bit sad for my taste, which reflects an everyday reality of agriculture. It's probably the human activity that is most dependent on weather conditions. Risk taking is continuous, and greater than in any other activity.
Unfortunately, modern civilization does not really appreciate what escapes its control.

Farmers, who sometimes cross difficult situations, often have difficulty to find support from banks or governments, who don't necessarily understand this reality, and don't include it, or not sufficiently in their business plan.
Agriculture in industrialized countries suffers a chronic lack of understanding from the whole society. This activity, yet fundamental, is wholly out of step with modern criteria of quality and lifestyle.
This lack of understanding is undoubtedly a major problem, rotting relations between agriculture and society.

The farmer has a beautiful but difficult profession that society does not appreciate. Since several years, it is the unjustified target of an increasing amount of media attacks that would have been destroyed it, if it was not so much a fundamental activity, since the survival of the human species depends on it 100 %.
Agriculture is the only human activity that would survive a great cataclysm. It's about the production, no less, of the foods consumed every day and several times a day if he can, by every human on the planet.

It is also a highly strategic sector, both economically and geopolitically.

Yet this lack of understanding is at all levels of society, from the people to the political sphere. See the plight of European breeders who, because of policy decisions, often find themselves in desperate economic situations.

It's a tough job, binding, often tiring, sometimes dangerous, on the sidelines of modern societies. But it is also an exciting job, in permanent contact with nature, often exhilarating, never repetitive. In short, it is a very beautiful job, unfortunately too maligned by people (in most cases city-dwellers without any relation to agriculture) who understand nothing and see the world only through distorting glasses.


It is also a job where everything is always risky, nothing is ever totally safe until the harvest is over, under cover, sold and paid. You can have the harvest of the century, a quality ever achieved, in a situation of perfect market, and receive a hail storm just the day before. If you are insured, you will spend the year, but you will have inevitably to forget the projects you have been trained in the time previous to  harvest.
Today's society does not tolerate this kind of problem, and do not accept what has always existed since it is inherent to the farming profession. It requires that all human activity is brought to the mold of its own requirements. But that's not real life. Real life should require that social services, banking and financial services and administrative services adapt to the realities of each activity. However, the world is running in reverse.
Formerly, solidarity allowed to cross a difficult course. Now, the system grinds the same way the dishonest one and the unlucky one.


Farmer? This is one of the eldest professions in the world, while also being one of the most modern, and above all the only one truly indispensable.
Accompanied by a coherent and energizing policy, agriculture should be a key motor of the economy of any country. But poorly organized and regarded as a coal nut and a source of problems and unnecessary expenses, as it seems to be the case in Europe, it becomes an embarrassment and everything seems to be done to weaken it.

Leave Agriculture decline is preparing the collapse of the whole society.



51- Mais qu'est-ce que c'est que ce métier?

MAIS QU’EST-CE QUE C’EST QUE CE MÉTIER ?
La semaine dernière, j'étais invité à un mariage dans la région de Bordeaux, dans un joli village au milieu des vignes. Ce fut probablement le mariage le plus arrosé auquel il m'ait été donné d'assister. La sortie de l'église, sous une pluie battante, fut quelque peu chaotique. On sentait une certaine nervosité dans l'assistance. On souhaite toujours qu'un mariage soit accompagné de beau temps, on profite mieux des circonstances, des belles robes et des costumes.
Pourtant, on sentait aussi que la nature et la campagne environnantes respiraient. Il faut dire que la région souffrait depuis de nombreuses semaines d'une sécheresse préoccupante.
Les agriculteurs devaient probablement sentir un certain soulagement, accompagné d'une préoccupation. Le soulagement, car cette pluie marque au moins un sérieux répit dans la sécheresse, et redonnera un peu de réserve d'eau aux cultures pour finir l'été. La préoccupation parce que, comme disent les espagnols "nunca llueve a gusto de todos" ("il ne pleut jamais au goût de tout le monde"), mais aussi parce qu'il est sûr que certains agriculteurs se trouvaient dans une phase critique du cycle de leurs cultures que la pluie aura perturbé, pendant que d'autres comme les viticulteurs, savent que la pluie leur apporte son lot de maladies, et qu'il aura fallu probablement traiter pour les éviter.
Bref, c'est l'éternel dilemme de l'agriculture. La plupart des évènements climatiques ont leurs côtés bénéfiques et leurs côtés problématiques. Et il existe, comme je vous en ai déjà parlé, une grande incompréhension entre le monde agricole, et le reste de la population. C'est qu'il est difficile de comprendre, quand on ne fait pas partie de ce milieu, pourquoi les agriculteurs ne sont jamais totalement contents du temps qu'il fait.
En ce qui concerne le mariage, il avait lieu dans le milieu agricole, donc tout le monde en prit plus ou moins son parti. La robe de mariée et les costumes firent pourtant les frais de cette pluie, et de la boue qu’elle provoqua.
« Mariage pluvieux, mariage heureux », dit-on en France pour se consoler. Souhaitons à Lucie et Jean-Marc tout le bonheur du monde.
Cette petite anecdote m’a rappelé une histoire, véridique sur le fond, bien que réaménagée à ma sauce, et que je vais vous raconter maintenant.

Il était une fois un agriculteur, qui avait hérité une déjà belle affaire de son père. Il adorait son métier. Ses choix de cultures étaient judicieux, les moyens qu'il y mettait étaient toujours bien calculés. Il engrangeait des bénéfices substantiels et les réinvestissait systématiquement dans de nouvelles terres et de nouveaux projets. Ayant dépassé la soixantaine, il avait su développer l'affaire familiale jusqu'à devenir un authentique riche propriétaire terrien, doté d'un patrimoine agricole exceptionnel.
Un jour, alors qu'il était au volant de sa puissante voiture, sur l'autoroute, il eut un grave accident. Malaise? Distraction? L'histoire ne le dit pas. Bref, il mourut.
Mais cet homme n'avait pas eu d'enfant. Par contre il avait de nombreux neveux et nièces, dont aucun n'avait choisi de suivre l'oncle dans sa passion pour l'agriculture. Ils avaient pour la plupart fait de longues études qui les avaient conduits à devenir médecins, avocats, hommes d'affaires, banquiers et autres.
Arriva l'heure de l'héritage. Tous les héritiers s'intéressèrent alors, peut-être pour la première fois de leur vie, aux activités du tonton. Et inévitablement, arriva alors la question que les neveux, gens formés et cultivés, investisseurs avertis, ne manquèrent pas de poser.

- « Alors, voyons, voyons, quelle est la rentabilité de l'affaire? »

- « Et bien mon bon monsieur, en fait, voyez-vous, ça dépend. »

- « Ça dépend? Mais quelle réponse est-ce donc? Et de quoi cela dépend-il s'il vous plait?»


- « Et bien en fait ça dépend de plusieurs choses :
S'il pleut trop ou trop longtemps,
S'il ne pleut pas assez,
S'il pleut juste ce qu'il faut, mais pas au bon moment,
S'il fait trop froid,
S'il ne fait pas assez froid,
S'il fait froid, juste ce qu'il faut, mais pas au bon moment,
S'il fait trop chaud,
S'il ne fait pas assez chaud,
S'il fait chaud, juste ce qu'il faut, mais pas au bon moment,
S'il y a trop de vent,
S'il y a trop de soleil,
S'il n y a pas assez de soleil,
S'il grêle,
S'il gèle,
S'il fait trop humide,
S'il fait trop sec,


Ça, c’est pour la météo. Mais à cela, il faut ajouter les aléas du marché, souvent capricieux:
S'il y a surproduction,
Si les stocks sont élevés,
Si la qualité est insuffisante,
Si la consommation baisse,
Si les décisions politiques ne sont pas favorables,
S'il y a des tensions géopolitiques, accompagnées, par exemple, d’un blocus économique sur une destination importante,
Si les régions en concurrence font du dumping,
Si la météo ne convient pas dans les régions de destination.

Ensuite et pour finir, il faut tout de même que vous sachiez que les horaires peuvent être un peu instables.
Parfois il faut travailler le dimanche,
Parfois il faut travailler la nuit,
Souvent il faut faire de longues journées de travail Il peut même arriver qu'il faille travailler plus de 24 heures d'affilée sans dormir,
Vous pouvez prendre des week-ends prolongés, bien sûr, mais surtout en hiver
Profiter du beau temps pour aller à la plage? Choisissez plutôt les jours de pluie. »

- « MAIS QU’EST-CE QUE C’EST QUE CE MÉTIER? »

En bons habitués des métiers qui ne dépendent pas autant de critères sur lesquels on n'a aucune prise, et dont le rythme est davantage régulier, les neveux décidèrent de vendre, petit à petit, tout le patrimoine accumulé par le tonton. Son grand projet fut donc entièrement démantelé, et vendu par petits bouts. Une grande partie des gens qui l'avaient suivi, ou dont les revenus dépendaient de lui, se retrouvèrent dans une situation difficile.
Les neveux purent ainsi se répartir la fortune que le tonton avait accumulée à force de travail, de prise de risques, et de réflexion, et augmenter largement leurs investissements financiers.

Voilà une histoire, un peu triste à mon goût, qui reflète bien une réalité quotidienne de l'agriculture. C'est probablement l'activité humaine qui dépend le plus des aléas climatiques. La prise de risques y est permanente, et plus importante que dans n'importe quelle autre activité.
Malheureusement, la civilisation moderne n'aime pas vraiment ce qui échappe à son contrôle.
Les agriculteurs, qui parfois se retrouvent dans des situations difficiles, ont souvent du mal à trouver des soutiens auprès des banques ou des administrations publiques, qui ne comprennent pas forcément cette réalité, et ne l'intègrent pas, ou pas suffisamment dans leur business plan.
L'agriculture des pays industrialisés souffre d'une incompréhension chronique de l'ensemble de la société. Ce métier, pourtant fondamental, est en déphasage complet par rapport aux critères modernes de qualité et de rythme de vie.
Cette incompréhension est sans aucun doute un des grands problèmes qui pourrissent les relations entre l'agriculture et la société.

L'agriculteur fait un beau mais dur métier, que la société ne sait pas apprécier. Elle est depuis quelques années la cible injustifiée d'une quantité croissante d'attaques médiatiques qui l'auraient déjà détruite s'il ne s'agissait pas d'une activité tellement fondamentale, que la survie de l'espèce humaine en dépend à 100%.
L'agriculture est la seule activité humaine qui survivrait à un grand cataclysme. C'est qu'il s'agit, excusez du peu, de la production des aliments que consomment, tous les jours et plusieurs fois par jour s'ils le peuvent, tous les humains de la planète.
C'est aussi un secteur hautement stratégique, tant sur le plan économique, que sur le plan géopolitique.

Pourtant cette incompréhension se situe à tous les niveaux de la société, depuis la population, jusqu’à la sphère politique. Voyez la détresse des éleveurs européens qui, à cause de décisions politiques, se retrouvent bien souvent dans des situations économiques désespérées.

C’est un métier difficile, contraignant, souvent fatigant, parfois dangereux, en marge des sociétés modernes. Mais c’est aussi un métier passionnant, en contact permanent avec la nature, souvent exaltant, rarement répétitif. Bref, c’est un très beau métier, malheureusement trop décrié par des gens (dans la plupart des cas des citadins sans aucune relation avec l’agriculture) qui n’y entendent rien et ne voient le monde qu’au travers de lunettes déformantes.


C’est aussi un métier dans lequel tout est toujours risqué, rien n’est jamais totalement sûr, jusqu’à ce que la récolte soit finie, rentrée, vendue, et payée. Vous pouvez avoir la récolte du siècle, d’une qualité jamais atteinte, dans une situation de marché idéale, et recevoir un orage de grêle la veille du premier jour. Si vous êtes assuré, vous passerez l’année, mais vous devrez oublier les projets qu’inévitablement vous aurez formés au vu de la récolte en préparation.
La société actuelle ne tolère pas ce genre de problème, et n’accepte pas ce qui a pourtant toujours existé, puisque c’est inhérent au métier d’agriculteur. Elle exige que toute activité humaine soit mise au moule de ses propres exigences. Mais ce n’est pas ça, la vraie vie. La vraie vie devrait exiger que les services sociaux, les services bancaires et financiers, les services administratifs s’adaptent aux réalités propres à chaque activité. Mais le monde fonctionne à l’envers.
Autrefois, la solidarité permettait de franchir un cap difficile. Désormais, le système broie de la même manière le malhonnête et le malchanceux.


Agriculteur ? C’est un des métiers les plus anciens du monde, tout en étant aussi l’un des plus modernes, et surtout l’unique vraiment indispensable.
Accompagnée d’une politique cohérente et dynamisante, l’agriculture devrait être un moteur essentiel de l’économie de n’importe quel pays. Mais mal organisée, et considérée comme un boulet et une source de problèmes et de dépenses inutiles, comme ça semble être le cas en Europe, elle devient une gêne et tout semble fait pour l’affaiblir.
Laisser décliner l’agriculture, c’est préparer l’effondrement de toute la société.