vendredi 30 mars 2018

126- El suelo -5- De la importancia de los hongos

EL SUELO – DE LA IMPORTANCIA DE LOS HONGOS

Como los hongos han ayudado a crear la vida tal como la conocemos

Bajo este título “How fungi helped créate life as we know it”, un equipo de científicos de la Universidad de Leeds (Reino Unido) publicó en diciembre 2017, un apasionante artículo sobre el papel d los hongos en el desarrollo de nuestro planeta. https://phys.org/news/2017-12-fungi-life.html

Imagen personal

Encontré este artículo en una página de Facebook que me gusta mucho y de la que utilizo a veces algunos artículos, “Sols Vivants Québec” (Suelos Vivos Quebec). Recomiendo seguirla a todos los que están interesados en esas cuestiones. Las publicaciones son habitualmente en francés o en inglés.
Este observación también es válida para mi anterior artículo, sobre OGMs http://culturagriculture.blogspot.com.es/2018/03/125-ogm-y-si-se-reescribia-la-historia.html, iniciado desde un intercambio en la página de Facebook en francés “Agroécologie, agronomie et actualité agricole” (Agroecología, agronomía y actualidad agrícola).


A continuación el artículo, en su totalidad.

“Hoy por hoy nuestro mundo es visualmente dominado por los animales y por las plantas, pero este mundo no habría sido posible sin hongos, explica un equipo de científicos de la Universidad d Leeds.

Los investigadores han realizado experiencias en las que las plantas y los hongos se cultivan en atmósferas que se parecen a la antigua Tierra e, incorporando sus resultados en modelos informáticos, han demostrado que los hongos eran esenciales a la creación de una atmósfera rica en oxígeno.

Los humanos y los otros mamíferos necesitan niveles elevados de oxígeno para funcionar, y se piensa en general que el planeta ha desarrollado un atmosfera rica en oxígeno hace 500 a 400 millones de años, el dióxido de carbono siendo progresivamente fotosintetizado por las primeras plantas terrestres.


El equipo de investigación, los doctores Katie Field del Centro de Ciencias Vegetales, Sarah Batterman de la Escuela de Geografía y Benjamin Mills de la Escuela de la Tierra y del Medioambiente, demuestran que los hongos han jugado un papel esencial en el establecimiento de una atmósfera respirable en la Tierra, extrayendo el nutrimento fósforo de las rocas y transferándolo a las plantas para estimular la fotosíntesis.

La nueva investigación enseña que la cantidad de fósforo transferida podría haber sido muy importante en las condiciones atmosféricas antiguas y, empleando un modelo informático del “sistema terrestre”, el equipo demostró que los hongos habían tenido el poder de radicalmente modificar la atmosfera antigua.

Relación vital

Cuando la mayoría de las plantas modernas pueden cosechar sus nutrientes directamente en los suelos por sus raíces, las primeras formas de vida vegetal se encontraban confrontadas a un clima totalmente diferente, no tenían raíces y eran no-vasculares, lo que significa que no podían retener el agua o moverla alrededor de su sistema.

El “suelo” con el que estaban en contacto era un producto mineral desprovisto de materia orgánica, razón por la cual sus relaciones con los hongos eran tan importantes.

Los hongos tienen la capacidad de extraer los elementos minerales de las rocas en las que crecen por un proceso conocido bajo el nombre de alteración biológica. Los hongos producen ácidos orgánicos que ayudan a disolver las rocas y los elementos minerales que atraviesan.

A cambio de la extracción de esos minerales y su transmisión a las plantas para favorecer su crecimiento, los hongos recibían el carbono producido por las plantas gracias a la fotosíntesis del dióxido de carbono de la atmósfera.

Intercambio gaseoso

Experiencias de laboratorios conducidas por el equipo de Leeds han demostrado que distintos tipos de hongos antiguos, que todavía existen hoy, han conducido esos cambios a ritmos distintos, que han influido en las velocidades variadas con las que las plantas producían oxígeno.

A su vez, ha afectado a la velocidad con la que la que la atmosfera ha evolucionado desde un estado mucho más rico en dióxido de carbono, para evolucionar hacia el aire que hoy respiramos.


El Dr. Field explica: “Hemos utilizado un modelo informático para simular lo que podría haber ocurrido al clima durante la Era Paleozoico si los diferentes tipos de simbiosis primitivas plantas-hongos eran incluidas en los siclos globales del fósforo y del carbono.           

“Hemos descubierto que el efecto era potencialmente considerable, con las diferencias de intercambios planta-hongo carbono-contra-nutrimento que han modificado mucho el clima de la Tierra gracias a la diminución del CO2, utilizado por las plantas para la fotosíntesis, modificando considerablemente la evolución del aumento del oxígeno en la atmósfera.                  
El Dr. Mills afirma: “La fotosíntesis por las plantas terrestres es finalmente responsable de la mitad de la producción de oxígeno en la Tierra, y necesita fósforo     , pero tenemos hoy una mala comprensión de la manera en que funciona el abastecimiento global de este nutriente para las plantas.

“Los resultados de la inclusión de datos sobre las interacciones fúngicas representan un adelanto significativo de nuestra comprensión del desarrollo precoz de la Tierra, y nuestro trabajo muestra claramente la importancia de los hongos en la creación de un atmosfera rica en oxígeno.

El Dr. Batteman añade: “Nuestro estudio muestra que diminutos organismos tales como los hongos pueden tener efectos de gran magnitud en el entorno global. Nuestro descubrimiento esencial es que la naturaleza de la relación entre los hongos y las plantas podría haber transformado el dióxido de carbono atmosférico, el oxígeno y finalmente el clima global de maneras muy diferentes, en función del tipo de hongos presentes”.

El artículo completo “Nutrients acquisition by symbiotic fungi governs Palaeozoic climate transition” ha sido publicado en Philosophical Transactions of the Royal Society B.

Esos trabajos demuestran la importancia crítica de los hongos de suelo, esos organismos microscópicos, todavía mal conocidos por los científicos, poco conocidos por los profesionales, y totalmente desconocidos por el gran público.


Nuestras prácticas agrícolas tienen consecuencias muy directas sobre su vida y su acción.
Deben seguir su evolución y su toma en consideración, cada vez mayores, de sus repercusiones medioambientales.

Se puede hablar del trabajo de los suelos, que actúa directamente sobre su vida y sobre la biodiversidad que albergan. Todas las técnicas de producción enfocadas a reducir el laboreo son favorables. Y, por mucho que piensen algunos, el empleo de los herbicidas no es en absoluto un contrasentido ecológico. Es casi siempre preferible emplear una dosis ajustada de un herbicida bien situado, en vez de tener que recurrir sistemáticamente a laboreos a veces extremadamente dañinos.

También se puede hablar de fertilizantes químicos, que pueden actuar de manera negativa sobre los suelos. Pero no hay que olvidar que algunos fertilizantes naturales, como los purines o los estiércoles frescos también tienen efectos dañinos. Una vez más, no es la fertilización en sí que es problemática, en general es la dosificación y la periodicidad de los aportes que puede ocasionar daños medioambientales. Como casi siempre, es una cuestión de equilibrio.

Y finalmente se puede hablar de pesticidas, cuyos excesos de concentración perjudican la vida del suelo. Aquí, hay que indicar que los peores pesticidas no siempre son los pesticidas sintéticos. Quiero decir que la manera de fabricar los pesticidas no tiene relación con los riesgos que presentan para la vida de los suelos. Es su persistencia, su lentitud de degradación, así como por supuesto, su toxicidad directa, que van a tener un efecto indeseable. Algunos pesticidas sintéticos son perjudicial, pero también algunos pesticidas autorizados en agricultura ecológica. Tanto es así que el peor de los pesticidas frente a la vida de los suelos es un fungicida muy ampliamente empleado en agricultura ecológica, así como en agricultura convencional, el cobre, que no se descompone y se acumula inexorablemente.

Nuestros suelos son la base de nuestro presente y sobre todo de nuestro futuro alimenticio. Todo tenemos concienciarnos de su importancia y sobre todo de su fragilidad.

Pero dejemos de ponerlo todo en el nivel ideológico. La agricultura ecológica no es un fin en sí misma. Es una de las vías que permitirá la preservación, e incluso la recuperación de los suelos degradados. Pero no es la única. También se puede hablar de agricultura de conservación y de producción integrada.
La agroecología, tal como está actualmente en fase de desarrollo en Francia gracias a un proyecto político y societal ambicioso, puede conciliar en un objetivo común, la mayoría de las formas de agricultura.
Siempre que la ideología no prevalezca sobre la razón y el pragmatismo.

Imagen: https://www.regenerativedesigngroup.com/wp-content/uploads/2017/12/soil-header-1.jpg

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