mardi 2 août 2016

84- Intemperies -10- Annus horribilis

INTEMPERIES – ANNUS HORRIBILIS

Venga, una última sobre intemperies para esta campaña 2015-2016, en forma de balance de un año improbable, increíble, horrible, en la que mi nivel de estrés ha probablemente ampliamente pasado las normas legales, en el supuesto caso de que existan.


El otoño vegetativo aquí, dura más o menos de mediados de octubre  a finales de noviembre. Este año 2015-2016, las temperatura son altas, y no hay lluvia. Las plantas tienen problemas para terminar su ciclo y a pararse. La reducción de la duración del día los ayuda, pero la caída natural de las hojas no se produce.
La única solución para el agricultor, es de aplicar un defoliante para ayudar los arboles a entrar en dormancia. Sino las perturbaciones fisiológicas serán enormes y el desborre (el despertar vegetativo en salida de invierno), en primavera, será totalmente anárquico.
Es una defoliación suave, a base de sulfato de cobre o de sulfato de cinc a baja dosis, para evitar un estrés brutal, y para permitirle al árbol hacer migrar todos los elementos nutritivos hacia la madera para acumular ahí reservas, que va a necesitar en primavera (hasta el final de la floración, el árbol funciona casi exclusivamente consumiendo sus reservas, y es solo después de la floración que la absorción radicular toma el relevo). Las defoliaciones excesivamente brutales y rápidas provocan un estrés violento, y agotan la planta.


A pesar de eso, debemos iniciar la poda de invierno con muchas hojas. El trabajo es más lento, peor hecho, ya que las hojas reducen la visión del trabajo.

El invierno, de final de noviembre a final de enero, es todavía muy suave y muy seco. En total, nos falta 70% de la pluviometría normal, y también 70% del frío normal. Es una situación muy sorprendente, y totalmente anormal.
En principio, la falta de frío coincide con los años muy húmedos. La cubierta de nubes y la humedad ambiente, creada por las lluvias, impiden el enfriamiento nocturno, y por consecuencia la acumulación de las horas de frío.
Este año, combinamos un cielo despejado, casi sin nube, y unas temperaturas muy suaves. Una sorprendente anomalía.
Las floraciones empiezan con 2 semanas de antelación, pero de manera muy escalonada (por culpa de la falta de frío), con las primeras plenas floraciones (cuando 70% de las flores están abiertas) a partir del 10 de enero. Las floraciones escalonadas nos van a provocar varios problemas en primavera, lo sabemos, pero no lo podemos evitar y no somos capaces de predecirlos, tanto por su naturaleza como por su gravedad.


La primavera alternara las situaciones perturbadoras. En primer lugar, heladas de primavera, entre el 17 de febrero y el 13 de marzo, 8 noches de alerta, y muchas mañanas frías. El frío que no hemos tenido durante el invierno, llega tarde, con todos los problemas y daños que conlleva. Pero durante esas 4 semanas, entre golpes de frío, aparecen también algunos golpes de calor, usuales aquí en primavera. Esas alternancias de calor y frío perturban bastante las plantas.

En realidad, es la primera vez, al menos desde 1974 (primer año de registros climatológicos en nuestra finca principal), que se combinan en un mismo año, un invierno con falta de frío y heladas de primavera.



Las primeras frutas llegan a mitad de abril, con un tiempo espléndido. Las regiones que son nuestra competencia habitual también han sido duramente afectadas por las heladas, y tendrán un inicio de campaña muy lento y tardío. Andalucía occidental es, por consecuencia, la única región europea en producir en esa época, y la competencia del norte de África es casi inexistente, por culpa de los mismos problemas climáticos, en situación aún más extrema. El año es lleno de promesas a pesar de las dificultades iniciales.

Pero es contar sin los caprichos del tiempo. Por ejemplo una simple falta prolongada de luz, solo unos días después de nuestro inicio de campaña. Los niveles de azúcar, uno de los puntos débiles habituales en la producción de fruta ultra precoz, se sitúan en niveles anormalmente bajos y nuestros clientes, a pesar de la falta de fruta, piden poca cantidad.


Además, empezamos a percibir las primeras consecuencias de las perturbaciones climáticas. Muchas frutas ablandecen por el mucrón (cicatriz pistilar, en el lado opuesto del pedúnculo). La fruta aun esta verde, le faltan varios días todavía antes de su madurez fisiológica, y sin embargo, la punta se vuelve totalmente blanda. Es un fenómeno provocado por una deficiencia en calcio, debida a una mala asimilación de este elemento esencial en la constitución de las células de la fruta. La genética de las variedades tiene una gran parte de responsabilidad, pero el problema se agrava en primaveras frías, ya que las raíces funcionan peor por las bajas temperaturas del suelo.
Si no anticipamos la recolección, podemos perder la casi totalidad de las frutas. Nos vemos obligados a cosechar frutas poco maduras, poco coloradas, poco dulces, poco aromáticas, pequeñas, y además muy delicadas. La situación se degrada desde el principio. Ya empezamos a perder ilusiones. Estamos solos en el mercado, pero encontramos graves dificultades para vender un producto muy alejado de nuestro estándar de calidad.

Pero en las regiones donde mandamos habitualmente nuestra fruta (Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda, etc.), es una poderosa y duradera ola de frío que se instala, trayendo hasta nieve. Como te lo contaba en un artículo anterior, el melocotón y la nectarina son frutas de verano, que se consumen si el tiempo es bueno. Las primaveras, habitualmente, sin ser siempre de buen y cálido tiempo en Europa del Norte, son suficientemente suaves para que esas frutas se consuman con cierta regularidad. Pero bajo nieve, es otra historia…

Foto: http://www.vindepropriete.com/wp-content/uploads/Gel-01-Lemaire.jpg

Por fin, el tiempo termina mejorando. Estamos llegando a finales de abril, luego a principios de mayo. Los indicadores de calidad mejoran mucho, pero los problemas de puntas blandas se mantienen. Nuestra competencia regional sufre las mismas dificultades. Es de relativo consuelo, en la medida en que nos confirma que no hemos cometido un error técnico grave. Estamos padeciendo, todos juntos, las consecuencias de una climatología especialmente atípica y adversa.
El mercado se recupera poco a poco, pero nuestros problemas de calidad nos cierran el acceso a determinadas destinaciones exigentes, que servimos habitualmente.

Por desgracia, el 5 de mayo, se instala en Europa una depresión extremadamente agresiva. Aquí, nos deja 10 días de lluvias diarias y abundantes, cambiando nuestros campos en lagunas, haciendo a recolección especialmente difícil, y provocando un nuevo descalabro de nuestros criterios de calidad. 


Nos encontramos pues, con frutas de calidad mediocre, que intentamos vender en áreas que no las comprarían de todas maneras, incluso si fueran muy buenas, ya que el clima no incita a su consumo.
Nuestras cámaras frigoríficas se llenan inexorablemente, ya que tenemos que cosechar más de lo que somos capaces de vender.
Llega el momento difícil, en el que es preferible tirar en el campo las frutas no conformes, ya que el porcentaje de frutas no comercial alcanza niveles insostenibles. Es deprimente.


Parece incluso que nuestros competidores eligen abandonar parcelas sin cosecharlas, ¡para que veas la situación!
No hemos llegado a estos extremos, pero ¡no sé si no son ellos que tienen razón!

Necesitaremos mucho tiempo para volver a un nivel de calidad adecuado.
La lluvia finalmente para, el cielo se despeja, y volvemos, en pocos días, a un clima bastante habitual. Hasta el 13 de mayo, las temperaturas máximas se mantienen por debajo de 20 grados con lluvia todos los días. A partir del 16 de mayo, estamos diariamente entre 32 y 34 grados. 


Los árboles tienen problemas para aguantar esos cambios bruscos, cuando además tienen que soportar la cosecha. Los suelos están todavía saturados de agua. La madurez se vuelve muy anárquica, totalmente fuera de control.
Los criterios de recolección, normalmente establecidos de un día para otro, se tienen que modificar todos los días, a veces varias veces en el mismo día. Ninguna previsión es fiable. La incertidumbre del campo se transmite automáticamente al departamento comercial, incapaz de organizar las ventas con antelación, y condenado a sufrir los caprichos del mercado, sin tener medios para defender nuestro producto.

La campaña sigue con el mismo ritmo caótico. El 25 de junio, las malas noticias nunca llegan solas, un incidente eléctrico provoca un incendio en una cámara frigorífica. Los daños están limitados a una sola cámara, por suerte no llena, pero de frutas ya confeccionadas, listas para la expedición. Pero, es la guinda del pastel…



La campaña se termina de manera agónica, con pequeñas cantidades de variedades tardías, fisiólogicamente muy perturbadas. La falta de frío del invierno se traduce, en las variedades con mayor necesidad, por un inicio tardío, y una duración anormalmente larga. Nuestra campaña de frutas, que debería haberse terminado sobre el 20 de junio se alarga hasta el 5 de julio, con temperaturas superiores a 40 grados y frutas que evolucionan de manera muy lenta, pero siempre muy delicadas.


Es bastante curioso observar que todos los fenómenos que hemos conocido este año, ya se habían vivido anteriormente, la falta de frío, el invierno seco, las heladas de primavera, la falta de luz, las lluvias de mayo, el mal tiempo en destino, los golpes de calor durante la recolección, las campañas que se alargan, e incluso los incendios en cámaras frigoríficas.
Pero nunca habíamos acumulado, en una sola campaña, tantas condiciones adversas.

El resultado económico definitivo solo se conocerá en septiembre, cuando todos los envíos se hayan cobrado, y los litigios, numerosos este año, hayan sido resueltos.
Pero sé que será mal, una de las peores campañas que haya conocido la empresa desde que inició su actividad, hace más de 45 años. ¡Se dice pronto!

Un año para olvidar, a pesar de la cicatrices que dejara.
Pero un año que, si sabemos sacar todas las conclusiones, nos permitirá un profundo cuestionamiento de numerosos aspectos, lo que debería ayudar mucho para el funcionamiento en los próximos años.
No hay mal que por bien no venga…

¡¡¡No son tan malas, nuestras nectarinas!!!


Para más detalles sobre los distintos tipos de intemperies, puedes volver a leer los siguientes artículos:

Sobre la falta de frío

Sobre las heladas de primavera

Y también

Sobre la falta de luz

Sobre la lluvia en recolección

Sobre los golpes de calor

Sobre el mal tiempo en destino

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