dimanche 9 octobre 2016

90- Todos contra la tecnología genética

TODOS CONTRA LA TECNOLOGÍA GENÉTICA


Los alimentos genéticamente manipulados tienen mala fama. Activistas luchan contra tales proyectos en todo el mundo, pese a que también podrían servir para combatir la pobreza. ¿Es justo?

Los científicos que desarrollan alimentos genéticamente manipulados no son catalogados como héroes. Ni siquiera aunque aspiren a un mundo mejor. Por ejemplo, el biólogo alemán Ingo Potrycus, que tuvo que investigar en un invernadero a prueba de bombas para desarrollar un arroz que erradicase la deficiencia de vitamina A en los niños. Según la Organización Mundial de la Salud, 124 millones de menores no reciben cantidades suficientes de esta vitamina y cada año fallecen uno o dos millones por eso. Y precisamente ahí intervendría su producto Arroz Dorado.

Imagen: http://www.goldenrice.org/image/how_GR2.jpg

Un camino largo y duro
En Occidente, la vitamina A se consume a través de lácteos o beta-carotina. El arroz carece de este pigmento amarillo, pero sí está presente en las hojas de la planta. Por eso Ingo Potrycus buscó la forma de producir arroz rico en beta-carotina modificando la genética de la planta y, en 1999, tras años de duro trabajo, nacieron por fin los granos de arroz amarillos ricos en vitamina A. Parecía la solución perfecta y se quiso distribuir las semillas entre países en vías de desarrollo. Sin embargo, por disputas legales de patentes y protestas de activistas, el Arroz Dorado sigue sin entrar al mercado.
Greenpeace alegó que el producto no estaba terminado y podría contaminar a otros tipos de arroz, afectar a campos vecinos y que, posiblemente, ni siquiera era apto para el consumo. Según la organización ecologista, era un “Caballo de Troya” para abrir la puerta y permitir la entrada de otros organismos modificados genéticamente. Greenpeace defendió que, en lugar de esa acción de promoción, se debería luchar por el acceso a los alimentos y la agricultura ecológica. Pero hasta su mismo ex director, Stephen Tindale, declaró que había cambiado de opinión sobre plantas modificadas genéticamente. Para él, el rechazo era moralmente inaceptable, ya que prima la ideología sobre el hambre de los pobres: “Creo necesario decir que las cosas han cambiado”, sentenció.

La esperanza de la banana
En Uganda, la opinión sobre plantas genéticamente modificadas está muy dividida. En este país del este de África, la banana es un alimento básico y una fuente de hidratos de carbono. Pero una enfermedad bacteriana llamada BXW (Banana Xanthomonas Wilt) infectó los campos de bananas haciéndolas incomibles en agosto de 2001. Se extendió rápidamente y, en algunas regiones, se perdió el 100% de la cosecha, provocando deficiencias alimentarias a 14 millones de ugandeses.

Imagen: https://cabiplantwise.files.wordpress.com/2013/05/xanthomonas-fruit-symptoms.jpg

Los científicos quisieron crear bananas resistentes e inmunes a las bacterias BXW injertando proteínas del pimiento verde, pero la ley y el miedo a los peligros de la tecnología genética lo impidieron. La oficina de Uganda de la ONG Action Aid se postuló en contra de este nuevo tipo de banana porque podría provocar cáncer y advertía a la población con anuncios de radio. Action Aid retiró después sus afirmaciones e incluso niega haberlas hecho, pero aun así, el proyecto de investigación sigue detenido y los campesinos confían que antes de 2020 se hayan superado las barreras legales para producir este tipo de banana.

Papayas modificadas
Cuando el virus Ringspot afectó a la región frutícola de Puna, en Hawái, fue una pesadilla para los campesinos filipinos de la región. Su mercado cayó y el virus se extendió, obligando a muchos a abandonar las tierras. Los expertos comenzaron a investigar para crear un nuevo tipo de papaya y “vacunarla” contra el virus. Esta Papaya Arcoíris podría ser la salvación para muchos campesinos al límite de su existencia. Y otros científicos de Tailandia, Venezuela y otros países quisieron adaptar la tecnología a sus mercados.

Imagen: http://67.media.tumblr.com/8924690e92ebe188075a56e28a2ac976/tumblr_nkjfebml7V1t15h2ho1_1280.jpg

Sin embargo, en Venezuela no solo se protestó en contra, sino que también se destruyeron proyectos y se incineró la cosecha de prueba. “El material genético de la papaya queda clausurado en espera de mejores tiempos”, declaró Guido Núñez, del equipo de investigación. Nuñez pretende ahora hacer un documental a través de una plataforma de Crowdfunding, para contar su experiencia y los problemas que sufrieron: “En Venezuela, no solo se detuvo la investigación sobre la papaya, sino todos los laboratorios de alimentos genéticamente modificados”.



Este artículo procede de una revista digital alemana, en su edición en español.

Lo encontré interesante en la medida en que aporta información de tres situaciones reales que pretendían resolver problemas muy serios que no tienen nada que ver con multinacionales, sino con el acceso a alimentos de las poblaciones locales, ante un peligro de falta de alimentos.
Debemos cuestionar la situación actual del bloqueo de las modificaciones genéticas, a la vista de la realidad de la humanidad y de las poblaciones más pobres.

Una ideología, supuestamente humanista y ecologista,
¿Es compatible con la muerte diaria de miles de niños?,
¿Es compatible con la puesta en peligro de hambruna de poblaciones enteras?
¿Hay derecho moral de dejar morir tantas personas inocentes solo para defender un dogma?
¿Quiénes son los buenos?, ¿los ecologistas que defienden una ideología?, ¿o los científicos que buscan soluciones al hambre, a la muerte y al cambio climático?
¿Qué ocultan los que pretenden elevarse contra las multinacionales?

Los lobbies ecologistas son, al día de hoy, mucho más peligrosos, dañinos y mortíferos que la industria de las semillas.
¿En nombre de qué?

Para ir más allá, varios artículos de este blog, en los que podrá encontrar muchas informaciones y referencias:

La revuelta de la ciencia

La conspiración del farol

OGM, ¿y porque no?


2 commentaires:

  1. Creo que este tema de los tránsgenicos no debería verse como una lucha entre buenos y malos, los ecologistas y las grandes empresas (ambos son vistos como las dos cosas por el contrario). Estoy trabajando sobre ello para mi próxima entrada sobre ellos en el blog y por lo que voy leyendo de distintas fuentes ni los unos ni los otros son tan buenos o malos, hay intereses creados por todos lados.

    De momento, comparto dos conclusiones que he sacado durante mi investigación:
    - Una cosa es el uso de los OGM en países desarrollados y otra muy distinta en los países en vias de desarrollo. Tanto desde los tipos y fines para los que se cultivan como las medidas de seguridad que se toman.
    - Me temo que todos esos organismos transgénicos que podrían ayudar a agricultores de zonas desfavorecidas: resistencia a sequías, a salinidad, etc, dependen para su desarrollo de la iniciativa pública e inversiones públicas (o al menos cooperación público-privada), y de un apoyo dedicido de las instituciones de los países de destino. No nos engañemos, ni las grandes empresas van a invertir la barbaridad de tiempo y dinero que cuesta desarrollar un org. transgénico por motivos filantrópicos ni muchos países están preparados para ello.
    - Y por si fuera poco, a estos cultivos modificados "buenos" se les mete en el mismo saco que los "industriales". Sufren la misma oposición feroz, que en muchos casos implica el destrozo de campos de experimentación, lo cual desanima a cualquiera a investigar e invertir en ellos. Al final, son una víctima colateral tanto de la mala fama del resto de OGMs como de los propios ecologistas.

    Un saludo a todos

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  2. Tiene razón, no debería verse como una lucha entre buenos y malos. Por desgracia lo es. En realidad, existen 2 polos opuestos que luchan por un sistema de lobbying muy activo y elaborado. Las personas como yo, que ven un gran interés a la técnica y una posibilidad de resolver graves problemas de la humanidad somos minoría. Y los afectados, los que pasan hambre o se mueren, ellos están muy alejados de estas luchas de poder ideológicas.
    Estoy de acuerdo que hay 2 situaciones distintas. Nunca he sido un fanático de los OGM resistentes, especialmente a los herbicidas, pero la realidad es que en países ricos, la situación no tiene nada que ver con lo que es el los países pobres. Visto desde la perspectiva de los países ricos, y de activistas que no saben lo que es pasar hambre, no se considera la problemática del mismo modo. Un agricultor de África, o una aldea del sureste asiático no tienen el mismo punto de mirada.
    Pero no se les da el derecho a opinar.
    La ideología anti-OGM, y todos los grupos e individuos que la apoyan son, al día de hoy, directamente responsable de millones de muertos cada año. En mi cultura, se llama crimen contra la humanidad.

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