dimanche 30 juillet 2017

110- El espíritu de las plantas -9- Equilibrio

EL ESPIRITU DE LAS PLANTAS – EQUILIBRIO

Encontré el articulo siguiente en un blog francés muy interesante, que tendré ocasión de usar más veces, “Graines de Mane” (Semillas de Mane), dedicado, como lo dice su subtítulo a la vulgarización y al debate sobre agricultura (https://www.grainesdemane.fr/2017/02/08/plantes-nont-tete-tourne/).

En este caso, se trata de un tema curioso, en la medida en la que no se plantea habitualmente esta cuestión.
Sin embargo, como lo vas a poder verificar, es una cuestión importante, y las similitudes con el mundo animal son sorprendentes.


A las plantas, la cabeza no les da vueltas

A menudo meneadas por el viento, las plantas de mantienen de pie. ¿Cómo lo hacen? Investigadores del INRA [Instituto Nacional francés de Investigación Agronómica] han puesto de evidencia mecanismos que permiten a las plantas guardar el equilibrio.

El viento es uno de los (numerosos) enemigos naturales del agricultor. En caso de fuertes temporales o de tormentas, las plantas se pueden volcar al suelo, haciéndolas finalmente difíciles de cosechar. Las pérdidas mundiales de rendimiento de cereales se estiman a un 10% por culpa de las tormentas. Sin embargo, las plantas tienen una notable capacidad para mantener se en pie, ¡mucho más que nosotros!
Agitado por el viento, el junco se encorva pero no rompe. Charles y Francis Darwin ya habían puesto de evidencia en su época, la capacidad de las plantas a crecer en una dirección determinada. Es así como una planta siempre va crecer hacia la luz (fototropismo) o según la gravedad (gravitropismo), haciendo que sus raíces crezcan hacia abajo, y que su germinación se haga hacia arriba.


Las plantas también tienen un oído interno
Para comprender el funcionamiento de los mecanismos de equilibrio de las plantas, parémonos un momento en el nuestro, mandado por el oído interno. En esta, nuestro equilibrio se hace mediante un sistema llamado otolítico, es decir un conjunto de piedrecitas situadas en un gel sensible. La deformación de las pestañas, debida a la acción de la gravedad sobre las piedras, permite a nuestro oído interno detectar la verticalidad. Sin embargo, cuando estamos por ejemplo en un tiovivo, perdemos el sentido de la gravedad. Nuestro oído interno es entonces incapaz de distinguir la aceleración de la gravedad, de otras fuerzas, como por ejemplo la fuerza centrífuga.
Las plantas tienen también un equivalente del oído interno: los estatocitos. Los estatocitos son células repartidas a lo largo del tallo de la planta, que albergan en su interior pequeños granos de almidón llamados estatolitos. Hasta la fecha, las investigaciones habían puesto de evidencia un funcionamiento similar de los estatocitos al del oído interno: la sedimentación de los estatolitos ejerce una presión sobre la pared de los estatocitos lo que le permite a la planta identificar la gravedad. Esta idea sugiere que las plantas tienen un sentido del equilibrio que se puede comparar con el de los humanos y por consecuencia que son capaces de distinguir la gravedad de otra fuerza, como por ejemplo el viento. La presión que se ejerce sobre los estatolitos seria el resultado de todas las fuerzas sin distinción.



¿Un sentido del equilibrio más agudo que los humanos?
Otra hipótesis sugiere que no es la presión ejercitada por los estatolitos, la que les permite a las plantas “notar” la gravedad, pero unos sistemas de sensores que detectan la posición de los granitos de almidón. Esta idea procede de nuevas investigaciones llevadas conjuntamente por el INRA, CNRS [Centro Nacional francés de Investigación Científica] y por la Universidad Blaise Pascal. Los investigadores han fabricado un tiovivo para plantas, compuesto de centrifugadoras con dos ejes de rotación, del mismo tipo que existe para el entrenamiento de los astronautas. Han sometido a las fuerzas centrifugas, cientos de plantas, entre las que se encuentran muchas plantas cultivadas como el trigo, la lenteja o el girasol. Han estudiado, durante muchos años, el crecimiento de las plantas en esas condiciones, con un ángulo diferente con respecto a la gravedad real.
La historia no cuenta si las plantas han disfrutado con el tiovivo, demuestra que han conseguido crecer rectas, de manera independiente a la intensidad de la fuerza centrífuga que tenían que soportar. Las plantas lograr notar la verticalidad independientemente de las otras fuerzas a las que están sometidas, y eso, de manera permanente. La posición de los estatolitos, y no solamente la presión que ejercen, permitirían a las plantas recuperar su verticalidad. Incluso sacudidas por el viento, las plantas parecen capaces de mantener su verticalidad.
Al contrario de los humanos, la cabeza no les da vueltas.


Esos recientes descubrimientos de los mecanismos de equilibrio de las plantas podrían tener aplicaciones muy importantes en las próximas décadas, especialmente en la mejora varietal para concebir cultivos menos sensibles al volcado. Si esta pista no debe hacer olvidar que el volcado de plantas también puede ser debido a otros factores agrícolas (exceso de nitrógeno por ejemplo), puede representar una de las numerosas pistas para asegurar los rendimientos frente a los accidentes climáticos.

Para ir más lejos : (referencias en francés)

La proeza perceptiva de las plantas para mantenerse en posición vertical (INRA) http://presse.inra.fr/Communiques-de-presse/Le-tour-de-force-perceptif-des-plantes-pour-se-maintenir-a-la-verticale



Aquí tenemos otra característica sorprendente que demuestra que cuanto más se estudian las plantas, menos se encuentran diferencias entre el mundo vegetal y el mundo animal.

¿Una señal para llamar a los veganos a más razón?
Es que finalmente, la ciencia nos demuestra que la mayoría de las características animales son igualmente presentes en las plantas, aunque de un modo diferente, ya que están adaptadas a su condición particular.

Imagen: https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/originals/54/6a/a5/546aa54c590add3d9ff95fd2ca663d14.jpg

2 commentaires:

  1. Asi es...En el proceso evolutivo las plantas destinan un gasto de energia a adpatarse al medio ambiente seco, desarrollando celulas que almacenan agua y en ambientes humedos desgastan su energia en la competencia biologica con otras plantas, insectos y microorganismos fitopatogenos.

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