OGM: ¿PORQUE NO?
¿Y si
los Ogm eran un importante elemento de solución para resolver los enormes
problemas que tendrá que resolver la humanidad para poder alimentarse en los
siglos venideros?
La
pregunta puede molestar, lo acepto, dada la virulencia del debate actual, pero
creo que merece la pena hacerla, y me parece imprescindible estudiar el problema con una mirada differente.
Antes
de entrar en el corazón del tema, quiero hacerte la pregunta: ¿sabes que es un
Ogm? La respuesta, en principio, es sencilla, se trata de un organismo que ha
sido modificado mediante biotecnologías. Vale. ¿Y? En realidad, las
biotecnologías intentan añadir o eliminar una característica bien determinada
del organismo al que se interesan. Un ejemplo sencillo de entender: para
mejorar los ingresos de los ganaderos (una idea de una actualidad brutal), un
científico podría decidir que las vacas, también deben producir lana. En la naturaleza,
esta característica sería muy difícil y muy lenta de conseguir. Podría coger el
gen de la lana dela oveja para introducirlo en el genoma de la vaca. Dicho así
es súper fácil, pero es probablemente mucho más complicado de lo que parece. Al
final, tendríamos una vaca, exactamente igual que la vaca inicial, pero con el
pelo largo y rizado, que tendría que ser esquilado periódicamente. Ninguna otra
característica habría sido modificada. Seguiría paciendo hierba para rumiarla,
a mugir, a producir la misma leche que antes, con las mismas características de
sabor y nutricionales, y a producir la misma carne, igual de tierna y sabrosa.
Se
podría imaginar un gato sin garras, para que no pueda dañar tus muebles. Del
mismo modo, y para terminar sobre un ejemplo tonto, se podría hacer ronronear
un caballo, cosa que tendría un interés muy limitado, hay que decirlo. Pero
tendríamos un caballo exactamente idéntico, pero que, como único punto
diferente, empezaría a ronronear de rascarle el cuello.
Cuando
hablamos de plantas Ogm, es exactamente lo mismo.
Foto extraída de http://www.firerank.com/liste/ces-animaux-auxquels-on-aimerait-faire-un-gros-calin/135
Foto extraída de http://www.firerank.com/liste/ces-animaux-auxquels-on-aimerait-faire-un-gros-calin/135
Después
de estas explicaciones previas, primero hay que intentar comprender porque el
debate sobre los Ogm ha tomado esta virulencia, este aspecto de combate a
muerte. Si no se analiza este punto, el debate nunca podrá avanzar.
Al
inicio del rechazo masivo al que asistimos, encontramos dos hechos que no
tienen nada que ver el uno con el otro, y de los cuales uno, ni siquiera tiene
algo que ver con los Ogm.
El
primer punto, que ha cristalizado la opinión pública contra Monsanto, es la
creación de Ogm resistentes a un herbicida específico, el glifosato, del que
Monsanto es el creador, y del que posee la patente. Es cierto que a nivel
comercial, la idea era genial. Vendo semillas exclusivas, de cultivos en los
que el único herbicida aplicable, también me pertenece. Beneficio doble. Sin
hablar de ética, por lo menos cuestionable, el aspecto simplemente agronómico y
fisiológico le daba error a Monsanto antes incluso de la salida de la primera
semilla resistente: el glifosato siempre ha tenido lagunas de eficacia, con lo
que el uso de este producto como única solución tendría como consecuencia,
tarde o temprano, un fenómeno de inversión de flora (una planta, resistente al
herbicida, se encuentra con campo abierto por la desaparición de su
competencia, por la acción del herbicida, y se multiplica de manera totalmente
descontrolada). El otro punto, consecuencia directa del anterior, es que
algunas hierbas sensibles tienden a convertirse en tolerantes o resistentes al
producto. Este fenómeno es muy conocido, ya que desde el lanzamiento del
producto, hace más de 30 años, Monsanto repartía un catálogo de reconocimiento
de hierbas muy sensibles, poco sensibles o resistentes, con las dosis de
producto a utilizar en cada caso. Este catálogo, que sigue existiendo, ha
evolucionado poco a poco con las apariciones de resistencias y de pérdidas de
eficacia. La consecuencia es que el agricultor, para conseguir el mismo
resultado aunque observe, con el paso del tiempo, pérdidas de eficacia, debe
poco a poco aumentar las dosis de herbicida. Casos muy llamativos se han
observado, especialmente en Sudamérica, con dosificaciones de 3 a 5 veces la
dosis normal, y con consecuencias medioambientales nefastas.
Nunca
me he opuesto a las Ogm, considerando que no disponía de información
suficientemente fiable para poder forjar mi propia opinión. Sin embargo,
siempre me ha parecido aberrante esta orientación elegida por Monsanto, y otras
empresas.
Sin
embargo, hay que pensar que los
agricultores le han visto el beneficio, ya que han aceptado pagar las semillas
al precio máximo. Sino, los agricultores de los algunos países que han decidido
autorizar los cultivos Ogm, no habrían aumentado progresivamente las
superficies, hasta llegar a los actuales más de 180 millones de hectáreas. Es
que la mejora del control de las malas hierbas les permitió, al menos durante
los primeros años, de aumentar sus rendimientos por hectárea de manera
importante. Puedes volver a leer, sobre este tema, mi artículo sobre herbicidas
http://culturagriculture.blogspot.com.es/2015/08/50-proteccion-de-las-plantas-3.html
El
segundo punto, que no tiene nada que ver con los Ogm, es la obligación de
comprar las semillas en centros especializados, sin poder reutilizar las
semillas de un año al otro. Eso es otra cosa. La selección de variedades nuevas
es un trabajo largo y costoso, que los gobiernos nacionales, en general han
abandonado, dejándola en mano de empresas privadas. Estas, deseando (¡vaya
sorpresa!) rentabilizar el costos trabajo de investigación realizado, usan una
técnica muy conocida de los genetistas, el híbrido F1. Es un invento muy
anterior a los Ogm, ya que data de 1908, por Schull. Se trata de controlar la
polinización de un cultivo para que la descendencia tenga unas características
conocidas. ¿Cuántos estudiantes, durante sus vacaciones de verano, han ido al
campo para castrar el maíz? Muchísimos, y desde décadas. ¿Y porque se castra el
maíz? Para impedir que el polen de una variedad pueda polinizar la misma
variedad, de manera que la polinización se haga de una forma controlada con una
variedad escogida. ¿El interés de la técnica? El maíz producido será un maíz de
semilla, totalmente normal, produciendo granos amarillos. Pero si quieres
sembrar los granos producidos por el cultivo, y auto-polinizados durante el
ciclo normal del cultivo, pues de segunda generación, entonces solo el 25% producirán
la misma variedad, el 75% serán diferentes. Por ejemplo, si el polinizador del
maíz de semilla es un maíz de grano negro, solo 25% de los granos de la segunda
generación serán amarillos, 25% serán negros, y los 50% restantes se
encontraran en un término medio.
Foto extraída de http://www.gnis-pedagogie.org/mais-importance-economique-de-la-production.html
Foto extraída de http://www.gnis-pedagogie.org/mais-importance-economique-de-la-production.html
Pues
sí, querido lector, si has trabajado en el campo, en la castración del maíz, no
estabas preparando campos para la producción de alimentos, pero para la
multiplicación de semillas. Es una manera de protegerse contra el pirateo de
variedades, y de rentabilizar la inversión en investigación. Y todos los que
han ido a castrar maíz antes del año 1996, lo han hecho con plantas clásicas,
no-Ogm. Es el año de las primeras siembras comerciales de plantas Ogm.
Por
supuesto, es discutible que algunos países prohíban la recuperación de semillas
de un año al otro, o la venta de semillas no certificadas, con lo que no
procedentes de un productor de semillas. Estamos hablando en este caso de
semillas ordinarias, no de híbridos F1. Aunque la intención sea teóricamente
buena, de querer garantizar una calidad constante de semillas (cosa que puede
perderse con el tiempo), es difícil evitar preguntarse cuál es la parte de
mercantilismo disimulada detrás de una decisión de este tipo. Tiende a provocar
la desaparición de variedades antiguas, comercialmente menos interesantes, y
cuyo mercado de huertas y pequeños agricultores es limitado, a favor de
variedades más recientes, protegidas, cuyos derechos son de pago, y más
rentables. Es una pérdida de diversidad biológica en el seno de un mismo grupo
de plantas. También es el riesgo de desaparición de caracteres, también en el seno de un grupo
de plantas, que actualmente se consideran poco interesantes.
Este
punto ha sido recuperado por los oponentes a los Ogm porque, por supuesto, los
productores de semillas Ogm, Monsanto entre otros, utilizan esta técnica para
proteger los derechos de sus semillas. Y es un argumento más contra los Ogm,
aunque, una vez más, no tiene nada que ver.
Ahora
veamos los tipos de Ogm. Porque se trata
de una tecnología cuyas posibilidades son infinitamente más amplias que una
discutible resistencia a los herbicidas. Es muy lastimoso que un amalgama haya
sido hecho entre la tecnología y su ética, bajo el impulso de grupos y lobbies
deshonestos, cuyas intenciones son ante todo ideológicas.
El futuro de la humanidad, a más o menos
largo plazo, pasa por un acceso fácil a una alimentación de calidad y
equilibrada para todas las poblaciones, en cualquier rincón del mundo, con un
impacto ambiental lo más reducido posible.
Pasa
más que nunca por una mejora de las capacidades a producir alimentos de
calidad, nutritivos, poco exigentes en agua o resistentes a sequías, poco
exigentes en plaguicidas porque tolerantes o resistentes a uno o varios
bioagresores (enfermedades y plagas), y muy productivos, con el fin de producir
más sin necesidad de más tierras agrícolas.
Las
biotecnologías aplicadas a la agricultura, o sea los Ogm, pueden aportar
soluciones a todos esos problemas, pero la ideología esta dominando el
humanismo, la intolerancia esta dominando la inteligencia. Da igual que miles
de personas estén muriendo, si se respeta la ideología. En la actualidad
estamos en este punto: mejor vale dejar morir miles de personas, o que sean
gravemente enfermas, con el pretexto de un ecologismo extremista, antes que de
admitir que no todo es tan malo en las biotecnologías.
¿Te
parece realmente que estoy exagerando?
Pues
pregunta a las poblaciones del sureste asiático o de África si no les gustaría
que por fin se autorice, después de 15 años de experimentación exitosa, el
arroz dorado, arroz Ogm enriquecido con beta-caroteno, precursor de la vitamina
A, susceptible de evitar las graves deficiencias en esta vitamina indispensable
al organismo humano, que provoca que 1 millón de niños se vuelvan ciegos
anualmente, de los que 250.000 morirán (cifras de la FAO). ¿No te parece que
merece la pena?
Pregunta
también a las poblaciones del Sahél lo que opinan de los cultivos Ogm
resistentes a la sequía, y que podrían, tan solamente, evitarles morir de
hambruna.
¿O de
los Ogm resistentes a las inundaciones, especialmente pensados para las
poblaciones de las zonas sensibles a los monzones, que se encuentran
periódicamente con sus cosechas destruidas por diluvios?
¿O
también del arroz Ogm que puede crecer sin fase de inundación, y que produce
40% más de grano, mientras, gracias a la desaparición de la fase de inundación,
produce 30 veces menos metano, un potente gas de efecto invernadero?
¿Y
qué pensar de los Ogm resistentes a determinados insectos o virus, capaces de
producir con mucho menos pesticidas?
¿O de
los Ogm capaces de producir una cantidad de bioetanol mucho más elevada,
permitiendo ver llegar la era del post-petróleo con cierta serenidad?
Los
ejemplos son numerosos, que no tienen nada que ver con los herbicidas, y que
son producciones agrícolas que pueden resolver los graves problemas
alimentarios que viven a diario numerosas áreas del planeta, y que ofrecen
soluciones sostenibles para el futuro de la humanidad.
Foto extraída de http://www.goldenrice.org/
Foto extraída de http://www.goldenrice.org/
Es
fácil criticar y oponerse, cuando uno vive cómodamente en un país rico, y en
excelentes condiciones de confort y de seguridad alimentaria. Pero intenta, solo
por un momento, ponerte en el sitio de los que realmente lo necesitan. No creo
que el gobierno de Cuba pueda ser sospechado de querer hacer la fortuna de las
grandes multinacionales occidentales. Sin embargo, está apostando sobre los
Ogm, con un programa de investigaciones científicas extremadamente avanzadas,
con financiación por el estado, a punto de desembocar sobre cultivos Ogm
disponibles sin derechos. Otros países, grandes o pequeños, ha elegido invertir
en las biotecnologías con fondos públicos, para intentar resolver los problemas
específicos de sus propias regiones. Podemos hablar, por ejemplo, de China, India,
Brasil, Estados Unidos, Indonesia, Filipinas, o también de Bangladesh. Esas
investigaciones se realizan por universidades, centros públicos de
investigación, u organismos y empresas privadas en cofinanciación.
¿De
verdad, los cultivos Ogm son insultos a la Naturaleza?
¿Quién
insulta a la Naturaleza en este caso? Todos los grupos anti-Ogm que destruyen
sistemáticamente los campos experimentales, los que permiten saber, en
condiciones reales, si los resultados de laboratorio se confirman en el campo.
Esos ensayos son fundamentales ya que permiten medir, ya no en teoría sino en
realidad, cuales son las posibilidades reales de esas variedades, cuáles son
los riesgos medioambientales y cuáles son las ventajas reales en cada caso. Es
por este método que numerosas variedades Ogm han sido descartadas por sus
autores, por resultados insuficientes o malos, a pesar de haber tenido
anteriormente resultados de laboratorio muy esperanzadores.
Los
Ogm son los organismos vivos más estudiados en la historia de la humanidad. Los
riesgo son extremadamente bajos, mucho más bajo de todas maneras que los
riesgos contra los que aportan soluciones. El riesgo cero no existe en la
naturaleza.
Los
híbridos y las mutaciones naturales, que se han producido desde siempre en la naturaleza,
han hecho evolucionar el medio ambiente y la alimentación de todos los seres
vivos, de manera mucho más seria y profunda que lo que un Ogm podría provocar.
¿Por qué? Simplemente porque cuando se crea una variedad Ogm, solo se modifica
un gen, pero cuando se produce un cruce o una mutación, es un conjunto de genes
que resultan afectados, pudiendo provocar grandes cambios con consecuencias
medioambientales difíciles de medir.
Reitero
mi fuerte reticencia ética frente a los Ogm resistentes a los herbicidas, no
tanto por el interés que presentan, sino por los abusos que ocasionan y, en
consecuencia (y no directamente), por los riesgos para la salud y el
medioambiente que esos abusos provocan.
Incluso
puedo añadir que dudo del interés a largo plazo de los Ogm resistentes a
insectos y enfermedades, por culpa del riesgo de aparición de resistencias por
parte de los insectos y enfermedades contra las que se quiere luchar.
Pero de
igual modo, reitero mi total apoyo al principio de los Ogm cuyo su objetivo es
aportar soluciones a los grandes problemas nutricionales de la humanidad.
Reflexionemos
un momento. Volvamos sobre el arroz dorado. Las poblaciones a las que se
destina esta posibilidad, son poblaciones pobres, que viven en zonas sensibles
con un clima difícil, et que tienen poca posibilidad de diversificación
alimentaria, al menos a corto plazo. El arroz es la base absoluta de su
alimentación. Si se les niega el acceso a este arroz dorado, que corrige
diariamente su deficiencia en vitamina A, ¿que deberían hacer para evitar que
sus niños se vuelvan ciegos? Diversificar sus cultivos, variar su alimentación,
o enriquecerla con complementos alimenticios. ¿Cómo, y con qué recursos? Son
poblaciones entre las más pobres, las menos educadas y las más olvidadas del
planeta. Son incapaces de dar solas este paso. Gracias al arroz dorado, se
podría resolver este problema de manera casi inmediata y sencilla.
Foto extraída de http://biotechnologygoldenrice.weebly.com/
Foto extraída de http://biotechnologygoldenrice.weebly.com/
Pero
las reticencias son tan fuertes, y los adversarios, Greenpeace o la famosa
activista india Vandana Shiva a la cabeza, son tan radicalizados, que condenan
por sus acciones, millones de niños a una ceguedad o a una muerte segura. Desde
el inicio del bloqueo, los ciegos y muertos se cuentan por millones. En mi cultura, con mi educación, se llama
omisión del deber de socorro, abandono de responsabilidad, e incluso crimen
contra la humanidad. Salvo que este crimen se comete en nombre del bien
común y de un ecologismo de salón, que lucha para un medioambiente debilitado,
pero no para las poblaciones que sufren. ¿Del bien de quién estamos hablando?
No de los que lo necesitan, por lo menos. Ellos son víctimas de una ideología
que no conocen, promovida por personas de las que ni siquiera sospechan que
existen, que viven a miles de kilómetros y en condiciones de vida a las que ni
se permiten soñar.
Tal vez sería útil que nos acordemos de vez
en cuando que el ser humano, también forma parte del medioambiente, es un ser
natural, que hay que preservar cuando se encuentra en situación precaria.
Cuando
hubo que luchar contra el virus Ebola, todo el mundo se movilizó. Más de 11.000
personas murieron en menos de dos años (según la OMS). Casi 500.000 personas
han muerto (y dos millones de niños han perdido la vista) en el mismo periodo
de tiempo, por culpa de la deficiencia en vitamina A. Pero no hacemos nada. ¿Por
qué? Porque no es contagioso et no hay riesgo de que llegue hasta nosotros. La
televisión no habla de ello, ya que no le interesa a nadie. Y podemos seguir
oponiéndonos muy tranquilamente a los Ogm, calentitos y seguros delante nuestro
plato bien llenito, bajo el pretexto de una ideología de salones, una ideología
de gente bien alimentada.
Y
solo es un ejemplo. Muchos otros Ogm se están estudiando o están en desarrollo,
que podrían aportar soluciones sostenibles a graves problemas de alimentación.
Pero los movimientos ecologistas prefieren ver morir personas (es muy lejos, y
no es que se vea tanto…), antes que de cambiar, incluso poco, sus postura
ideológica.
Cuidado,
estoy de acuerdo con muchas acciones de los movimientos ecologistas, que han
permitido evoluciones muy positivas en los últimos años. La revolución
industrial del siglo XIX había provocado muchos abusos, muchas derivas, y era
importante que alguien provoque una concienciación
del conjunto de la sociedad del muro hacia el que se estaba precipitando. Pero
en este caso, es ideología pura y dura, ciega y cerrada. Es el rechazo a
reconocer que la ciencia tiene razón, y que la ideología, en este caso por lo
menos, se ha equivocado.
No,
créeme, los Ogm son una vía de futuro extremadamente prometedora, probablemente
la vía de investigación que puede aportar más soluciones sostenibles y
“elegantes” para resolver todos los graves problemas alimentarios y
medioambientales a los que el mundo tendrá que enfrentarse en las décadas que
vienen.
¿Quién
es el más ecologista? El que quiere utilizar semillas que limitarán el uso de
pesticidas, de fertilizantes, de recursos de suelo o de agua, o el que se
obstina, por motivos puramente ideológicos, a querer prohibirlos, con la
consecuencia de un aumento de la contaminación y una sobre-explotación de los
recursos?
Todo
por unas ideas supuestamente sociales, supuestamente igualitarias,
supuestamente ecologistas. Es la mejor manera de hacerse un sitio en el
panorama político, abusando de la credulidad de la opinión publica en nombre de
un ideal falsificado.
Monsanto
sirve de pantalla y de cabeza de turco para disimular una realidad que no tiene
nada que ver con el discurso oficial. Monsanto esta elevada en símbolo de los
Ogm, diabolizada y presentada como que tiene un casi monopolio sobre las
biotecnologías, cuando en realidad, solo representa el 7% de las actividades de
investigación en este campo. Solo es la primera empresa en haber creído en las biotecnologías
y en haber hecho un desarrollo comercial, con la bendición de las autoridades
nacionales.
Seamos
serios. Una vez más nos cuentan cualquier cosa. Y por desgracia lo creemos y
nuestros queridos políticos se preocupan más por conservar sus muy cómodos y
muy rentables sillones, que del futuro de la humanidad.
¿Cuánto
tiempo será necesario para lamentarlo? No lo sé, pero las próximas generaciones
tendrán muchas dificultades para resolver los problemas alimentarios, y los
problemas sociales y políticos que serán sus inevitables consecuencias, si las
cosas no cambian rápidamente.
Los Ogm no son un peligro para el planeta. La
ciencia lo demuestra cada día un poco más. Solo los charlatanes dicen lo
contrario.
Pueden aportar soluciones casi inmediatas a
problemas alimentarios urgentes.
Pueden aportar soluciones ecológicas y sostenibles
a graves problemas medioambientales.
Pueden resolver graves crisis alimentarias.
Los Ogm son una necesidad para el futuro de
la humanidad. Seamos lo bastante inteligentes para darnos cuenta que los
intereses políticos de los adversarios son más grandes que los riesgos que
blanden como un escudo.
Si
compartes mi opinión, o si he conseguido hacerte reflexionar sobre los lados
más positivos de las biotecnologías, si tu oposición a los Ogm ya no es tan
radical como era antes de empezar a leer este artículo, si tu humanidad es todavía más fuerte que tus convicciones
políticas, entonces te invito a firmar la petición de Avaaz, que me llego
recientemente, y que firme.
Se trata de hacer presión sobre Greenpeace
para que afloje su posición tan radical anti-Ogm, et deje, por fin, que se
autorice el arroz dorado para las zonas que lo necesitan.
Hazlo,
y comparte la petición, será igual de efectivo, sino más, que de dar dinero
para buenas causas. Tu simple participación puede salvar muchas vidas, y evitar
que muchos niños se vuelvan ciegos.
También,
puedes visitar dos páginas web, una que defiende el arroz dorado
http://www.allowgoldenricenow.org/
la otra que habla del arroz dorado, y de las personas que lo defienden y porque
http://www.goldenrice.org/
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