LA
MATERIA ORGÁNICA (complemento)
Después de mi artículo
nº 54 sobre la materia orgánica http://culturagriculture.blogspot.com.es/2015/10/54-la-materia-organica-del-suelo.html , Luc Opdecamp, uno de
mis fieles lectores belgas, agrónomo filósofo, como se auto-define (puedes
acceder a su blog, en francés, con el link “L’agronome philosophe” en la
columna de la izquierda de este blog), me ha hecho un interesante comentario. Me
ha parecido importante hacer un complemento al artículo inicial, y de
traducirlo, ya que es un complemento a lo que escribí, y además atenúa mi
opinión sobre el tema.
Me gustan los
cuestionamientos y los puntos de reflexión, así que te lo entrego tal cual, con
algunas explicaciones y comentarios para los que no son especialistas.
“Si la siembra directa reduce la liberación de CO2 a la atmosfera, la
aumenta en el suelo. El CO2 producido por la respiración microbiana y radicular
se disuelve en el agua para formar el ácido carbónico H2CO3. Este es activo en
las alteraciones y en la evolución mineralógica de los suelos por acidólisis.
Los elementos minerales tales como Calcio, Magnesio, Potasio, Sodio, Aluminio,
etc. Pasan a la solución del suelo y son absorbidos en parte por las plantas, y
en parte arrastrados hacia las aguas subterráneas. El aluminio, él, sustituye
poco a poco lo cationes de base en el complejo adsorbante donde puede llegar a
alcanzar concentraciones tóxicas para numerosas especies. Es un fenómeno muy
lento pero continuo que caracteriza la pedogénesis ácida de los suelos bien
drenados en clima húmedo (y cálido). A la larga, lleva a una erosión química
acentuada tal como se observa en los bosques tropicales o templados en relieves
ya antiguos”.
La pedogénesis es el
proceso de formación de los suelos.
Esta evolución no es
notable en los suelos agrícolas, como lo dice Luc en un segundo comentario del
mismo artículo, ya que la agricultura, gracias a sus prácticas, permite
compensar y ralentizar el fenómeno. Pero es importante notar que el CO2 no
soltado en la atmosfera no se queda quieto en el suelo, sino que pasa por una
transformación química totalmente natural, cuyos efectos pueden ser
problemáticos.
“En cuanto a la incineración de la materia orgánica, provoca
una pérdida seca del nitrógeno y del carbono que son evacuados con los gases de
combustión. Sin embargo, los elementos como el Calcio, Magnesio o Potasio se quedan
en las cenizas en forma de óxidos y pueden entonces neutralizar la acidez del
suelo en superficie durante algunos años. Es lo que justifica y explica la
agricultura itinerante sobre chamicado en zona tropical húmeda, así como la
práctica de la técnica de corte y quema en praderas naturales”.
Imagen extraida de http://www.pateo.ird.fr
El corte y quema es un
modo de preparación de un terreno de pradera, que consiste a arrancar, dejar
secar, luego quemar las matas de hierba, con el fin de liberar tierras para
agricultura, y de fertilizarlas con las cenizas.
Otra atenuación de lo
que escribí un mi artículo. Hay que notar que los efectos benéficos de la
técnica de quema son interesantes especialmente en las regiones donde la acidificación
de los suelos es sensible.
Total, quedo convencido
que la preservación de la materia orgánica en los suelos agrícolas, así como su
enriquecimiento si es necesario, es globalmente una cosa positiva y aporta
grandes beneficios potenciales a la agricultura y al medio ambiente.
Pero es una técnica que
hay que manejar con precauciones, especialmente en regiones tropicales húmedas.
En los climas templados
al menos, se considera que un suelo tiene un buen nivel de materia orgánica si
tiene al menos un 2%. Este nivel es indicativo, y existen suelos muy activos
con niveles claramente más bajos, y otros casi muertos a pesar de tener niveles
muy superiores.
Dicho esto, es más
importante preocuparse por la vida del suelo en sí que de su porcentaje de
contenido en materia orgánica. En el caso de árboles, además de la restitución
de la leña de poda, la cubierta vegetal juega un papel esencial en la aireación
del suelo y en su capacidad a favorecer la dinamización de la vida microbiana.
Total, el agricultor
tiene que preocuparse por el suelo, ya que es el fundamento de su actividad
agrícola. La fertilización química no es un problema en sí, si la dosificación,
los métodos de aportes y el conjunto de las acciones que la acompañan toman en
cuenta las consecuencias sobre la vida del suelo.
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