jeudi 14 janvier 2016

65- Intemperies -4- La falta de frío

LA FALTA DE FRÍO

Las plantas perennes de los climas templados o fríos tienen una peculiaridad. Necesitan frío en el invierno para completar su ciclo anual. Algunos científicos han estudiado el problema, a partir del final de los años 40, dando lugar a varios métodos de cálculo. Se trataba entonces de intentar entender la fisiología de las plantas cultivadas, especialmente las leñosas, que viven varios años, y cuyo arranque de ciclo en primavera (el desborre), es muy influenciado por las condiciones del invierno.
El método el más habitualmente utilizado es el elaborado por el americano Weinberger y publicado en 1950. Se basa en un cálculo simple de acumulación de las horas de temperatura inferior a 45ºF (7,2ºC), considerado el umbral de temperatura por debajo del cual la planta es receptiva al frío para sus necesidades fisiológicas. Más tarde, otros métodos propusieron combinar las horas de frío con las horas de calor, al considerar que el efecto de una temperatura mínima es parcialmente compensada si la temperatura máxima del mismo día es elevada. Fueron elaborados otros varios modelos (Utah, Crossa-Reynaud, Erez, Bidabe, etc.)
Sea cual sea el modelo utilizado, es la comparación con referencias que permite una interpretación aceptable. Pero esa no es la cuestión. La utilización de esos datos permite clasificar las variedades de una misma especie según su adaptación al clima. Permite al agricultor elegir los cultivos y las variedades las más adecuadas para su área de producción.

Tomemos un ejemplo que conozco muy bien, el melocotonero.
El comportamiento frente al frío de los frutales ha sido muy estudiado, principalmente en Estados-Unidos, lo que hace que las palabras usadas proceden a menudo del americano.
Se clasifican usualmente las variedades de melocotonero, muy numerosas (que incluyen nectarinas, bruñones, pavías, paraguayos, carne blanca, carne amarilla, etc.), en 3 categorías de necesidad de frío (chill), las variedades high-chill, de elevada necesidad de frío, que necesitan más de 650/700 horas, las low-chill, de baja necesidad, que requieren menos de 350/400 horas para cumplir con su ciclo, y las médium-chill, entre medio.
Este abanico de necesidades es totalmente natural, y refleja una pequeña parte de la enorme diversidad genética de la especia. Esas características, observadas en las zonas nativas de la especie (China), han sido aprovechadas por los genetistas en sus programas de hibridación (ver sobre este punto mi artículo http://culturagriculture.blogspot.com.es/2014/01/3-seleccion-mutacion-hibridacion-ogm.html), con el fin de crear variedades comerciales adaptadas à distintos tipos de climas.

¿Qué pasa si a una planta le falta frío?
En pleno invierno, cuando una planta está en “reposo vegetativo” (dormancia), tiene en realidad una actividad fisiológica, muy discreta, pero fundamental. Los órganos vegetativos (yemas de madera y yemas de flor) terminan su desarrollo interno gracias al frío.
Una falta de frío perturba esta fase. La planta es incapaz de terminar su desarrollo interno. Teóricamente, no puede despertar de su dormancia invernal. Sin embargo, la planta no solo reacciona al frío, sino también al fotoperiodo, es decir a la duración del día y de la noche.
Cuando los días vuelven a alargarse, lo que nos lleva a finales de Diciembre en el hemisferio norte, las plantas “saben” que la primavera se acerca, y que llega el momento de despertar. Pero han dormido muy mal, por la falta de frío, y el despertar será caótico.

En regiones como aquí, en Andalucía, donde el problema de la falta de frío es habitual, la elección de cultivos y de variedades adaptadas es generalmente bien asumida por los agricultores. Es incluso en general una condición sine qua non para poder producir todos los años y garantizar la perennidad de la explotación agrícola.
Pero este año, con el invierno especialmente suave que vive el hemisferio norte, muchos agricultores de zonas donde este fenómeno habitualmente no se produce, podrían encontrarse con sorpresas en primavera.

En Marruecos, donde la falta de frío es muy habitual, es muy común ver una gran disparidad en la floración.

Los agricultores tendrán que vigilar muy bien el desborre de los cultivos perennes, ya que es muy probable que algunas yemas empiecen su ciclo de manera excepcionalmente precoz. En cultivos muy sensibles a algunas enfermedades, como es el caso, precisamente del melocotonero, del que una de las principales enfermedades, la lepra, se instala desde el hinchamiento de yemas, será probablemente necesario anticipar la protección para evitar malas sorpresas más adelante. Hay que recordar también que los insectos, animales, hongos y bacterias responden a las mismas estimulaciones de temporada que las plantas. Entonces si una planta tiene un desborre muy precoz, sus enfermedades y plagas habituales lo harán también.

La falta de frío hace que los árboles tienen un gran desfase entre la presencia de frutas, y el desarrollo de hojas.

Además, es probable que hasta la recolección (especialmente escalona en esas circunstancias), los agricultores observen anomalías fisiológicas variadas. En concreto la floración que habitualmente, en el caso del melocotonero, dura de 10 a 15 días, puede alargarse mucho hasta durar más de un mes, las disformidades florales pueden ser numerosas (flores sin ovario, flores con pistilo abortado, caída de yemas antes de su apertura, etc.). Las yemas de madera encontraran muchas dificultades para arrancar, y lo harán con un gran desfase en el tiempo, haciendo que las frutas jóvenes no sean adecuadamente alimentadas por falta de fotosíntesis. Las perdidas agrícolas también se pueden situar en una falta de calibre de la fruta y una falta de calidad.
Por otra parte, este desborre anárquico pero muy precoz, podría aumentar notablemente la sensibilidad a las heladas de primavera, si se producen. “Navidad al balcón, en Pascua al tizón”, la sabiduría popular lo sabe perfectamente.

Se pueden encontrar frutas casi maduras y otras recién salidas de la flor, con varias semanas de desfase de maduración.

Y para terminar, un punto importante para los productores de frutas, es frecuente, en esas circunstancias, que las primeras frutas, claramente más adelantadas que las más tardías, provoquen una caída fisiológica importante, por acentuación de los efectos de competencia entre las frutas más grande y las más pequeñas. Pues es recomendable aplazar las decisiones de aclareo, y de hacerlo con cierta prudencia.
Con el tiempo, la planta terminara equilibrándose, pero el agricultor soportara graves consecuencias por falta de producción y falta de calidad.

Total, un invierno excesivamente suave puede ser un serio problema, tanto en agricultura que en los jardines. Las plantas pueden ser bastante trastornadas, y los riesgos de frío de primavera serán elevados, con consecuencias potencialmente graves.

La ola de frío que está llegando debería volver a poner las cosas en su sitio, excepto para las plantas que ya han iniciado su proceso de desborre, lo que les hace más sensibles al frío.

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