lundi 2 novembre 2015

57- Venerables ancestros

VENERABLES ANCESTROS

En dos rincones de España, uno en el punto de coincidencia de tres comunidades autónomas (Aragón, Cataluña y Comunidad Valenciana), el otro en los confines de las provincias de Castellón y de Teruel, existen dos áreas, la primera denominada Territorio del Senia, el otro denominado Maestrazgo (Teruel) o Baix Maestrat (Castellón), cuya riqueza es excepcional. Son sus olivos, sus viejos olivos milenarios de la variedad autóctona y tradicional llamada Farga.


Sin embargo, esta riqueza fue a punto de desaparecer, en los años 2000, ya que el mercado del aceite de oliva siendo cada vez más difícil los agricultores, propietarios de estos verdaderos monumentos históricos, tuvieron la tentación de arrancarlos para convertir su producción en variedades y técnicas más modernas y más productivas, o incluso de reconvertir a otras producciones.

Por suerte, antes de que se haya arrancado todo, se crearon dos colectivos para salvar todo lo posible.
Los árboles que tiene una circunferencia de al menos 3m50 medida a 1m30 del suelo tienen una edad aproximada de 1000 años, los que tienen una circunferencia de 6m o más tienen aproximadamente 2000 años. Algunos alcanzan circunferencias superiores a 9 metros. Total, estas arboles han conocido toda la historia de España.
El número de árboles catalogados es de un poco más de 4000 ejemplares en cada una de las dos áreas. Es mucho, y muy poco.


Para preservarlos, y para que los agricultores puedan vivir dignamente, unos protocolos de producción estrictos han sido elaborados, con el fin de hacer del aceite producido un producto excepcional, tal como se lo merecen esos árboles excepcionales. El trabajo es totalmente manual, para cuidar lo mejor posible de esos venerables ancianos, antepasados de nuestra agricultura moderna.

Puedes ver (aquí encontraras además varios testimonios de cocineros famosos sobre la calidad del aceite)
O también
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Obviamente, varias marcas han iniciado un marketing oportunista, proponiendo aceite de árboles de 500 años, de 1000 años o de 2000 años. Pero vamos, no se les puede reprochar. Si los protocolos se cumplen y que es una manera de conservar, tanto este excepcional patrimonio como una agricultura tradicional en zonas rurales más bien desfavorecidas, enhorabuena.

La idea es buena, la protección esta iniciada.
También es un homenaje a todas esas generaciones de agricultores que han sabido mantener, cuidar y transmitir este patrimonio durante siglos.
El aceite es caro, obviamente, pero está producida de manera muy tradicional, y sobre todo tiene un pequeño sabor histórico que le da un carácter único.
Por cierto, no es publicidad, solo es que encuentro esta iniciativa muy interesante, y que se merecer ser más conocida. Y si, gracias a este post, les ayudo a mejorar un poco sus ventas, tendré la satisfacción de haber participado, un poquito, a este bonito proyecto.

España es uno de los países europeos a haber sido relativamente preservado por la gran ola de frío de 1956, que mató la casi totalidad de los olivos, especialmente en Francia y en el Norte de Italia. Quedan muchos árboles milenarios en todo el país, pero en ninguna otra parte alcanzan el número y la concentración que tienen en el Senia y el Maestrazgo.


Pero estos árboles milenarios aislados han encontrado otro destino en los últimos años, mucho menos romántico. La burbuja inmobiliaria de los años 2000 en España ha ocasionado arranques masivos de olivos que se encontraban en zonas recalificadas en urbanizables. Muchos han sido simplemente quemados, a veces troceados para leña de chimenea.

Pero una moda se impuso entonces: la venta de grandes árboles enteros para los jardines, en el mundo entero. El olivo es un árbol que soporta bastante bien al trasplante, si el trabajo se hace bien. Y el olivo milenario se ha convertido en un objeto de especulación. Por desgracia, la naturaleza humana siendo lo que es, la justificación urbanística ya no fue suficiente, y esos árboles se han convertido en una mera mercancía destinada a satisfacer los caprichos de gente adinerada. La burbuja inmobiliaria exploto, España se hundió en una crisis profunda y duradera, pero los árboles milenarios siguen teniendo un mercado muy lucrativo. Un millonario francés se ha gastado 64.000€ en un olivo milenario de Portugal.
Las páginas de venta de olivos milenarios o varias veces centenarios son numerosas en Internet.

Pero trasplantar un árbol milenario no se hace tan fácilmente como un árbol de algunas decenas de años. Y muchos de esos venerables vestigios vivos no sobreviven a la operación. Este patrimonio histórico, cultural y agrícola está siendo en gran parte destruido por esas prácticas lucrativas.
Una petición circula actualmente. Es que en España, solo la Comunidad Valenciana tiene una legislación para preservarlos. Te propongo firmarla si piensas, como yo que este patrimonio es excepcional y merece ser protegido.


Por cierto, ¿cómo es un cultivo moderno del olivo?
Uno de los grandes problemas del olivo es el coste de recolección. La fruta es pequeña, los árboles voluminosos, y es necesario trabajar con escaleras, y con el precio de la hora de mano de obra, el kilo de aceitunas es muy elevado. Pero cuando además sabes que son necesarios 5 kilos de aceitunas, de media, para extraer 1 litro de aceite, es siempre una producción cara, que no siempre se paga al agricultor a un precio suficiente. Tiene que buscar medios para reducir sus costes, para tener mayor posibilidad de vivir de su cultivo.

A continuación, una serie de 4 vídeos cortos, sacados de Internet, que ilustran las técnicas de recolección actualmente practicadas por los agricultores.

Primero, le recolección manual tradicional, tal como se sigue practicando (aunque cada vez menos) aquí, en la zona de Sevilla. Esta técnica sigue siendo muy usada para la aceituna de mesa, que soporta mal los golpes. También es la técnica elegida por las dos zonas de producción de aceite de olivos milenarios.


Lógicamente, desde varias décadas, mucha gente trabaja en la posibilidad de mecanizar la recolección. A groso modo, se puede decir que existen tres vías de evolución.

La primera vía, solo ha sustituido la mano por un vibrador manual. El suelo se cubre con una malla, el trabajador vibra las ramas una tras la otra, las aceitunas caen en la malla que se recoge después. Esta técnica tiene la ventaja de adaptarse a cualquier tipo de árbol, sean jóvenes o viejos, con troncos gordos o deformes. Además, no produce casi más daño a la copa que la recolección manual.


La segunda vía, desarrollada desde varias décadas, es el vibrador de tractor que provoca la caída, o en el suelo sobre una malla, o en un gran embudo, suerte de paraguas invertido, instalado debajo del árbol. Los árboles se llevan de manera tradicional. La técnica se adapta bien a troncos de hasta 40 cm de diámetro aproximadamente.


La tercera vía, más reciente, se adapta a árboles plantados con un marco mucho más estrecho, cuyo desarrollo se controla mecánicamente de manera de formar un seto. La cosechadora circula por encima del árbol, y la cosecha se hace por unas varas que vibran y sacuden toda su copa. Las plantaciones más antiguas de este tipo tienen unos 20 años.


Para mi gusto personal, la mecanización, sea como sea, siempre representa un trauma para el árbol. Pero puesto a elegir, prefiero la primera y la segunda solución, que permiten respetar a la planta en su formación y su desarrollo.
Las realizaciones tecnológicas necesarias para concebir y realizar las máquinas son notables, y admirables. Pero tengo un gran respeto para las plantas, y tengo siempre la sensación que la maquinaria pesada es como un tipo de malos tratos. Sera mi lado romántico.

Pero la democratización de un producto como el aceite de oliva, cuyos beneficios están reconocidos, y las mejoras en las condiciones sociales, y de los sueldos, lleva inevitablemente hacia esas técnicas.
Y la atracción por el dinero fácil destruye una gran parte de este patrimonio histórico.

La preservación de esos venerables olivos milenarios tiene más mérito aún. Esos árboles son la memoria viva de 2000 años de evolución del Sur de Europa. Si pudieran hablar, o si supiéramos escucharlos, tendrían muchas cosas que enseñarnos.


Un poco de romanticismo nunca viene mal, en este mundo tan brutal.

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