LAS HELADAS DE PRIMAVERA
Es probablemente uno de los problemas climáticos más
temidos por los agricultores.
De una región a la otra, de un cultivo al otro, el riesgo
es extremadamente variable. Aquí por ejemplo, en la zona suroeste de Andalucía,
no hay heladas cada año, y las heladas graves, estadísticamente, solo se
producen de media cada 5 años. En el último cuarto de siglo, fueron los años
1993, 1999, 2005, 2012 y 2016. A veces se producen algunas alertas en el
intervalo, pero sin mayor importancia.
Este año, otra vez, estamos en un año problemático. En
concreto el 17 de febrero, un episodio corto ya que de una sola noche, ha
provocado daños muy severos en todas las zonas tempranas de España, en numerosas
producciones, tales como el melocotonero, el albaricoquero, el almendro, los
cítricos, las patatas, etc.
No es tanto la intensidad de la helada que es responsable
de los daños, sino más bien la gran precocidad de la vegetación. El invierno
muy suave (ya he comentado el tema hace poco, hablando de la falta de frío https://culturagriculture.blogspot.com.es/2016/01/65-intemperies-4-la-falta-de-frio.html)
a provocado un arranque vegetativo anárquico pero extremadamente precoz. Esos
cultivos se han puesto más sensibles que en años normales, para una misma
helada.
Pero el mes de febrero no está terminado, et aquí,
históricamente, los riesgos existen hasta el 10 de marzo, con lo que es todavía
posible que se produzcan más noches de heladas.
Por otra parte, cada helada tiene características específicas.
En concreto, el 17 de febrero, era una masa de aire polar, acompañada de viento
del norte, frío y muy seco.
Existen tres tipos principales de heladas.
La
helada por radiación nocturna.
Este fenómeno se produce frecuentemente en los climas
templados. La pérdida, normal y permanente de energía por el suelo, es
contrarrestada por la radiación atmosférica.
Las condiciones de cubierta de nubes y de higrometría del
aire serán cruciales en esas situaciones.
Cuando más despejado sea el cielo, y seco el aire, mayor
es el riesgo de heladas.
En esas situaciones, un techo de inversión térmica se
forma a unos doce metros sobre el suelo. El aire frio es más denso, con lo que
se concentra cerca del suelo, provocando daños a los cultivos bajos y, en
frutales, daños más importantes en la parte baja que en la parte alta de los
árboles.
La
helada por evaporación.
Este fenómeno se produce si el cielo se descubre a final
de la tarde después de lluvia, dejando el vegetal mojado, y que el aire es frio
y seco durante la noche. El aire provoca una evaporación intensa del agua que
se acompaña de una bajada de temperatura. El agua contenida en los tejidos
vegetales también se evapora, provocando un enfriamiento interno. Se puede
entonces medir la temperatura interna de las plantas, inferior a la temperatura
del aire.
La
helada por advección.
Este tipo de heladas es provocado por la llegada de una
masa de aire frio y seco, de un espesor de varios cientos de metros. Provoca la
evaporación del agua contenida en los tejidos vegetales. La temperatura interna
de las plantas es muy baja. El cielo es casi siempre despejado, con lo que
provoca un aumento de la radiación.
Total, es una combinación de los distintos tipos de
heladas, lo que incrementa sus efectos dañinos.
El
punto de rocío se calcula por comparación entre la
temperatura seca y la temperatura húmeda. Mientras la temperatura seca es más
alta que la temperatura húmeda, el aire sigue enfriándose. Esta bajada se
estabiliza cuando el aire se satura de humedad.
Es un dato muy importante para la protección anti-helada,
ya que permite conocer la intensidad del riesgo y la temperatura de arranque de
la protección, según el tipo de sistema empleado y el estado de sensibilidad de
los cultivos.
Se habla a menudo de helada blanca y de helada negra. Una
helada blanca se caracteriza por la formación de hielo (escarcha o la famosa
cencellada de Zamora) en los vegetales, y demuestra que el aire está saturado
de agua.
Por oposición, se habla de helada negra si no se forma la
escarcha, demostrando que el aire no está saturado de agua. Las heladas negras
son potencialmente más peligrosas ya que el aire provoca un mayor enfriamiento
interno de las plantas, y un mayor daño.
Total, las heladas de primavera son un grave problema
para la agricultura, pero existen medios de protección.
Hay que decir primero que, sea cual sea el tipo de
protección, representa una gran inversión que muchos no hacen. Los que eligen
realizarla, lo calculan como una inversión de competitividad. Lógicamente, los
años de heladas, la producción global se reduce, el mercado se suelta y los
precios suben, cubriendo la inversión realizada.
Aspersión.
Es el medio más empleado en el mundo. Es también el medio
que permite luchar contra las heladas más intensas.
Se trata de saturar el aire de humedad, y de cubrir el
vegetal de una capa protectora de hielo humedecido de manera permanente. Su
temperatura se estabiliza y evita que la temperatura interna de la planta baje
más. Se mantiene a la temperatura del hielo.
El arranque de la protección se hace en general antes del
estado de sensibilidad de la planta ya que la puesta en marcha va provocar una
bajada generalizada de temperatura (de ahí la importancia de vigilar el punto
de rocío).
Este sistema es costoso en instalación, en energía y
requiere una estructura importante en bombeo, en tuberías, y sobre todo una
elevada disponibilidad de agua, total e instantánea.
Los sistemas clásicos gastan unos 40 m3 de agua por
hectárea y hora. Una noche de helada puede necesitar una duración de 12 a 16
horas de aspersión, a veces más, o sea un volumen de 500 a 650 m3 de agua por hectárea.
Para evitar este tipo de inconvenientes, muchos trabajan
para poner a punto sistemas que consumen menos agua, pero menos efectivos, de
12 a 15 m3 por hectárea y hora. Se trata de una microaspersión, a base de gotas
mucho más pequeñas. Es efectivo, pero presenta algunos inconvenientes. Por ejemplo,
esta famosa noche del 17 de febrero 2016, la helada venía acompañada con viento
helado, provocando la deriva de las gotas y una mala calidad de la protección.
Los años 2005 y 2012, aquí, necesitaron unas 20 noches de
protección.
En esas condiciones, un importante riesgo de la
aspersión, es la asfixia provocada a los cultivos. De hecho, en 2012, una finca
vecina protegía sus clementinas por aspersión. Pero el agricultor tuvo que abandonar
la protección, frente a la duración del periodo de riesgo, para no perder la
plantación.
Otro inconveniente es el riesgo de rotura de ramas o de
árboles bajo el peso del hielo.
Las torres
de viento
El principio es de remover el aire para que el aire más
caliente situado en altura (los 12 metros del techo de inversión térmica) sea
mezclado con el aire más frío situado cerca del suelo. En caso de necesidad,
este sistema puede ser combinado con quemadores. Una variante es de usar
helicópteros, volando a baja altitud.
Este sistema solo es efectivo si existe inversión
térmica.
Aquí en Andalucía, las heladas habitualmente peligrosas
son heladas por advección, contra las que este sistema no funciona, ya que no
hay techo de inversión térmica.
Este sistema solo funciona si las condiciones son las
adecuadas. También supone un fuerte consumo energético.
La calefacción
Es el primer sistema anti-heladas jamás utilizado en
agricultura, con calderas de gasóleo. Este sistema se abandonó por su coste y
por la contaminación que provoca.
Ahora se utilizan sistemas a base de parafina, cuyo poder
calorífico es conocido y la producción de humo reducida. Siendo la parafina un
sub-producto de refinería, su coste es razonable.
Se trata simplemente de producir calorías para compensar
el enfriamiento.
Es el sistema que usamos aquí. La efectividad depende del
número de botes encendidos. Cuanto más frio hace, más botes hay que encender.
Este sistema tiene dos inconveniente, la necesidad de
mano de obra de noche, y el riesgo de producción de humo. El encendido es
manual. Es necesario tener el personal disponible en cualquier hora de la noche
durante la época de riesgo.
En cuanto al riesgo de humo, depende principalmente del
tipo de parafina, pero también de las condiciones de la noche de helada. El viento
reduce la eficacia de la protección mientras aumenta la producción de humo, lo
que es ante todo una señal de mala combustión.
Estos sistemas representan lo que se llama la protección activa, es decir la intervención
del agricultor.
Pero existen
también medios de protección que llamamos pasiva, es
decir medios técnicos que permiten reducir el riesgo de daño.
Cada parcela, según su configuración o su entorno, va ser
más o menos sensible. Por ejemplo:
- Una pendiente
marcada reduce el riesgo en la parte alta pero puede aumentarla en la parte
baja.
- Para evitar
la acumulación del frío en las zonas bajas, evitar la implantación de setos, de
bosques, de matorrales o la construcción de edificios, total de cualquier obstáculo
que puede impedir que el frío no se acumule.
- La proximidad
de láminas de agua (lagos, estanques, ríos) reduce el riesgo, especialmente si están
situados del lado de la llegada habitual del frío.
- La cubierta
vegetal del suelo. Esta técnica, muy benéfica en los aspectos agronómicos,
aumenta el riesgo de helada. Será necesario, como mínimo, segarlo corto en los
días previos a la llegada del frío.
- El estado
de humedad del suelo. Un suelo seco libera menos energía que un suelo húmedo,
aumentando el riesgo.
- La elección
de los cultivos. Las zonas sensibles se reservaran a cultivos poco sensibles o
tardíos, de manera de reducir el riesgo de daños provocados por el frío.
Y para terminar, en algunos países como en España, los
agricultores tienen la posibilidad de contratar un seguro contra las heladas,
lo que les permite soportar esos accidentes climáticos que puede aniquilar
totalmente la cosecha, y por consecuencia los ingresos del agricultor. Pero no
existe en todos los países.
Además, hay que decir que solo es una solución de supervivencia, ya que
los contratos no cubren la totalidad de las necesidades. Pero permiten reducir
la deuda necesaria, en caso de helada, para poder llegar hasta la campaña
siguiente.
Si quieres saber más sobre las heladas de primavera,
puedes consultar el documento de la Universidad de Navarra
O el excelente y muy bien ilustrado documento (en
francés), de la Cámara de Agricultura de Nimes, en Francia, uno de los mejores
documentos disponibles sobre este tema http://www.gard.chambagri.fr/fileadmin/Pub/CA30/Internet_CA30/Documents_Internet_CA30/Arbo/BrochureGel-basse_def.pdf
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