El pasado 21 de Noviembre, fui invitado a asistir a un interesante
simposio organizado por Bayer CropScience (la división agrícola de Bayer), en
Bonn, en Alemania, sobre el problema de la conservación de los alimentos.
Entre las conferencias, he elegido comentar, como primera
publicación de mi blog, la de Jorge M. Fonseca, de la FAO (Organización de
Alimentación y Agricultura de Naciones Unidas).
Esta organización publicó, en 2011, “Pérdidas y desperdicio
de alimentos en el Mundo. Alcance, causas y prevención”. Son los resultados de
un trabajo del Instituto Sueco de Alimentación y Biotecnología, sobre las
pérdidas de alimentos a todo lo largo de la cadena de producción-distribución,
desde el campo hasta el hogar del consumidor.
Los resultados son bastante sorprendentes, y sobre todo dan
la medida de la posible progresión para la puesta a disposición de alimentos a
las personas que más lo necesitan.
Este informe habla de
pérdidas anuales globales de 1/3 (33%) de la totalidad de los alimentos
producidos a escala planetaria, o sea un total de 1.300 millones de toneladas
de alimentos perdidos o desperdiciados.
En Octubre de cada año, la FAO publica la cifra actualizada
del hambre en el mundo, en otro informe llamado “El estado de la inseguridad
alimentaria en el Mundo” http://www.fao.org/publications/SOFI/es/
. En su edición de 2012, la FAO habla de 870 millones de personas en situación
de malnutrición.
Si ponemos en relación la cifra del hambre con la cifra del
desperdicio alimentario, llegamos al resultado siguiente: se pierden, cada año,
1500 kg de alimentos por cada persona pasando hambre. Dicho de otra manera, si
fuésemos capaces de evitar estos desperdicios, se podrían repartir más de 4 kg
de alimentos a cada persona pasando hambre, ¡todos los días del año!
Volviendo al informe, la proporción del desperdicio se
dispara del 33% al 45% si limitamos el estudio solo a las frutas y hortalizas
frescas, es decir sin integrar carne, pescado, cereales, tubérculos, la leche,
etc.
Varias fases están distinguidas en el estudio, desde la
finca de producción hasta la nevera doméstica (cuando existe).
Estas pérdidas anuales se pueden valorar entre 120 y 170 kg
por habitante en el Sureste asiático y en África Subsahariana, y en 300 kg por
habitante en Europa, Norteamérica y Oceanía.
Las pérdidas en finca son debidas principalmente a problemas
fitosanitarios (plagas y enfermedades), a problemas climáticos (granizo,
heladas, inundaciones, sequías, etc.) y a problemas de gestión de ganaderías y
de cultivos.
Los países industrializados tienen más pérdidas en ese nivel
porque, en general, se realiza una primera selección importante en las fincas.
Después de la recolección (conservación, envasado y
transporte), los países industrializados toman ventaja debido a las numerosas
y modernas estructuras de conservación (cámaras frigoríficas) de las que disponen, aunque
sus exigencias en términos de normalización sean superiores y provoquen importantes destríos por defectos de aspecto.
Por otra parte, en países en desarrollo, la falta de preselección en finca, se
traduce por unas mermas importantes en las fases siguientes.
También encontramos importantes diferencias a nivel del
consumidor. El porcentaje de pérdida en los hogares es muy inferior a 10% en África
Subsahariana (o sea aproximadamente 10 kg por persona y año), y de cerca del
40% en Norteamérica, o sea en torno a 120 kg por persona y año. Son pérdidas
especialmente debidas a la manera de gestionar las compras, y al valor relativo
de los alimentos con respecto al presupuesto doméstico total. Es evidente que, en zonas pobres, la comida es
un bien de primera necesidad, y se calcula de manera muy exacta la necesidad
antes de comprar, y después, todo se aprovecha. No es posible desperdiciar
alimentos. En zonas ricas, las compras se hacen de una manera más compulsiva,
poco calculada, o en formato pre-envasado que no permite ajustar la compra a la
cantidad exacta necesaria, y a menudo para un periodo relativamente largo de 1
o 2 semanas, lo que también provoca pérdidas por podredumbres.
Se puede también sacar la asombrosa conclusión que
actualmente, los circuitos de producción y de distribución pierden mucho más
alimentos que las cantidades necesarias para resolver el problema del hambre en
el mundo. Hoy, el planeta esta teóricamente en situación de sobreproducción de
alimentos.
Sin esperar poder consumir el 100% de lo que se produce (las
causas de las pérdidas son numerosas, y no siempre controlables), se puede
razonablemente pensar que este despilfarro alimentario debería poder ser
reducido entre un 25 y un 50%.
Pero en el futuro, para poder alcanzar este objetivo, habrá que aprender a resolver varios
problemas :
-Mejorar la formación de los distintos actores de los
sectores afectados, especialmente en las zonas en las que el nivel educativo es el mas bajo.
-Conservar los alimentos producidos de manera adecuada (sin
interrupción de la cadena de frío) desde el lugar de producción hasta él de su
consumo. Eso requiere inversiones en locales de almacenamiento y en cámaras
frigoríficas, así como en medios de transporte adecuados (camiones
refrigerados, por ejemplo). También requiere el establecimiento de
procedimientos que permitan evitar las roturas en la cadena de frío para los
alimentos frescos.
-Modificar algunos criterios de puesta en el marcado,
especialmente los sistemas de normalización, origen de mucho destrío.
-Formar e informar a los consumidores de los paises ricos, para que aprendan a reducir la importancia de la estética del producto en su decisión de compra.
-Formar e informar a los consumidores de los paises ricos, para que aprendan a reducir la importancia de la estética del producto en su decisión de compra.
-Crear los medios políticos, económicos y logísticos para transportar
estos alimentos y ponerlos a disposición de los que los necesitan, cuando se
encuentran fuera de los circuitos comerciales habituales y económicamente
rentables.
-Tomar decisiones, probablemente políticas, para reducir el
mercantilismo que rige totalmente los circuitos de puesta en venta de los
alimentos.
Os dejo sobre estas reflexiones. Volveré a comentarlas, de
otra forma.
Mientras tanto, os animo a echarle un vistazo al este
interesante informe.
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